"Realidad virtual": un sangriento ejercicio lúdico en el que el slasher se vuelve "meta"

“Me gusta el cine de género desde que tengo memoria, crecí con las películas de fines de los 70, los 80 y los 90, y quería darme el gusto de poder hacer ese estilo de películas”, cuenta Hernán Findling, que empapa “Realidad virtual”, su nuevo filme que se estrena hoy en Cine.Ar TV y en nuestro Cine Select (se verá hasta el miércoles, a las 18) con homenajes y referencias a “Halloween”, “Scream”, “El exorcista” y otros clásicos de la juventud del realizador como horizonte: con estos referentes, el cineasta y productor se lanza a un juego desquiciado cuando coloca a un elenco a ver la película que ellos han filmado, pero de repente lo que ocurre en el filme dentro del filme comienza a traspasar la pantalla. Y comienzan las muertes.

La premisa es la siguiente: Guadalupe (Vanesa González) acaba de terminar de filmar una película de terror dirigida por Matías (Guillermo Berthold), un arrogante director que busca junto a su productor (César Bordón) el éxito a toda costa; cuando convoca al equipo a ver el primer corte del film en su casa, aparecen imágenes que no habían sido filmadas, mientras, fuera de la pantalla, uno a uno comienzan a morir.

Que la película dentro de la película se rebele y los espectadores dentro de la película mueran, claro, genera no solo el lógico suspenso (¿sobrevivirá alguien?) sino una pizca de inquietud en nosotros, los espectadores, que vemos ese contrato entre los límites de la ficción y la realidad disolverse. Pero esta, dice Findling, no era su misión primordial: “Me interesaba que fuera una película entretenida, que tuviera ritmo, queríamos que no parara”, explica, en diálogo con EL DIA. “Y después tiene un subtexto que tiene un poco que ver con lo que yo pienso, que es que nada está escrito, ni siquiera si estás adentro de una película, aunque hayan escrito un guión para vos: todos te pueden ver para algo, los amigos, la sociedad, el director, pero eso no te tiene que marcar. Podés cambiar la historia cuando quieras. Se lo hago decir a la actriz: ‘Nada está preescrito’”.

Lo cierto es que en la vorágine que propone el director, tras una breve introducción, realidad y ficción se empiezan a disolver mientras la audiencia busca explicaciones. Pero para Findling, los límites entre un plano y otro estaban claros, lo que permite manipular la película, y manipularnos, a su placer. Y jugar. “Tenía muy claro el guión, lo que quería contar: creo que uno puede jugar con las cosas cuando tiene un dominio sobre lo que quiere, que le permite jugar relajado”, afirma el director.

Y la película transpira esa energía hedónica y lúdica: “Tiene mucho de juego, incluso en las actuaciones”, accede Findling. Un tono que establece un giro respecto a su última película, “Crimenes imposibles”, también una película de género pero “más solemne, donde todo era más en serio. Ahora quería probar otro tipo de género, quería entrar al género más duro, con elementos del slasher, con un poco de comedia a lo ‘Scream’. Es otro tipo de terror, por el que tenía muchas ganas de pasar”.

“Realidad virtual” se terminó “hace bastante”, confiesa, pero el cierre de salas provocado por la pandemia llevó a Findling a querer esperar. “Llevo casi 25 años produciendo, siempre para cine, y pensaba ‘justo esta va a tener que salir en pantalla chica…’ No estaba mal, pero realmente quería el cine, así que estiramos el estreno lo más posible”, cuenta el cineasta.

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Y “agradezco al cielo” haber estrenado ahora, con salas abiertas como el Select. “Verla en cine es otra cosa: en una pantalla más chica no llegás a ver un montón de cositas… Preferentemente, el cine de terror tiene que verse en pantalla grande. Pero uno se tiene que adaptar: yo tengo 50 años, y no se si los jóvenes van a valorar el cine como nosotros… Y si no lo valoran, habrá que adaptarse. Pero el cine es otra cosa, eso lo voy a defender siempre”.

En esos 50 años, Findling ha construido una carrera como productor de varios de los referentes del cine de género en el país (Nicanor Loreti, Daniel De La Vega, Demian Rugna), y afirma que “el cine de género nacional tiene un gran potencial. Sobre todo afuera. Acá en Argentina, para variar, quizás no se valora como se debería valorar… Cosas que pasan”.

Por estas cuestiones, el cine de género permanece en un margen en la industria nacional, y es habitualmente hecho por cofradías en nuestro país, entre seguidores del género y con el dinero que se consigue, algo que habitualmente contagia a las películas de ese clima de juego y algarabía que se palpa en “Realidad virtual”. Pero, dice el director, a la vez es un género que como pocos “permite recuperar en ventas” en el exterior, porque “un susto es un susto, acá, en Japón o en Rusia”.