Un objetivo firme que, por ahora, está en suspenso

Tras ser confirmados en el cargo y dejar de ser interinos en la previa de la actual Copa de la Liga, la dupla técnica Mens Sana integrada por Mariano Messera y Leandro Martini junto al preparador físico Ignacio Dahul se pusieron objetivos. Luego de haber timoneado con gran muñeca y destreza al grupo en medio de la tormenta que fue el fallecimiento de Diego Maradona y la ida de Sebastián Méndez con el resto del cuerpo técnico, la dupla contuvo al grupo, lo llevó a navegar en aguas tranquilas y le empezó a meter su propia impronta. Sumaron los puntos necesarios y a fin de año clasificaron arriba en la “Copa Diego Armando Maradona”.

De pronto todo el mundo empezó a hablar del trabajo de Martini y Messera, y más se lo resaltó aún en la previa del actual certamen donde la dirigencia le sacó a cuatro futbolistas titulares (Jorge Broun, Paolo Goltz, Matías García y José Paradela), llegando solo Rodrigo Rey y Emanuel Cecchini. Por esos días el cuerpo técnico planificó objetivos en Estancia Chica...

El primero era mantener la forma de juego mostrada que entusiasmó después de mucho tiempo al Triperío, que se pudo identificar con la idea que proponían los técnicos y como la ejecutaban los futbolistas en el campo de juego.

La idea principal fue sumar la mayor cantidad de puntos posibles para engrosar el Promedio. Esto automáticamente llevaría a pelear por clasificar de nuevo, entre los mejores de arriba. Claro está, nadie pensó que un brote de Covid le daría semejante golpe al Lobo. Fueron 18 contagiados en solo 15 días. En ese lapso, perdió dos partidos seguidos mal (4-2 con Lanús y 4-1 ante Lanús) y arañando, como pudo, llegó a jugar el clásico y lo empató aún con los ecos del coronavirus en el grupo. A falta de dos fechas la luz de esperanza de estar entre los cuatro de arriba persiste pero no pueden fallar, como pasó ante Newell´s, deberán sumar de a tres frente a Sarmiento y Vélez.

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El objetivo que falta tiene que ver con la Copa Argentina y está vivo. Gimnasia semanas atrás dejó en el camino a Dock Sud con una goleada 5-0 por los 16Avos. de Final que lo colocó en Octavos, donde se medirá ante Argentinos Juniors, que por su lado eliminó a Colón de Santa Fe.

Y sin dudas que para el Lobo esta competencia nacional tiene un sabor especial por distintos motivos. Por un lado, por que ha sabido ser animador en distintas ediciones desde que comenzó a fines de 2011. Con Pedro Troglio llegó a Octavos, quedando eliminado ajustadamente al perder 1-0 con Vélez en 2015. Un año más tarde, a fines de 2016 con Gustavo Alfaro sentado en el banco, llegó a Semifinales y perdió 2-0 con River, que terminaría pasando a la final y consagrándose campeón. Y en diciembre de 2018 nuevamente con Troglio como DT llegó más lejos, nada más y nada menos que a la Final. La jugó ante Central y tras empatar 1-1, los rosarinos se impusieron por penales.

En la actual edición, el objetivo nuevamente es llegar a la final, con el plus emotivo que el técnico que arrancó la presente edición fue Maradona. Es que Diego estuvo en marzo del año pasado en el triunfo 2-0 con Sportivo Barracas, en los 32Avos. de Final. La posta la tomó la dupla que quiere hacer historia.

El objetivo está claro y hay mucha confianza, pero hay incertidumbre por que no hay ni siquiera una fecha tentativa para el juego ante el Bicho. Tiempo atrás se dijo que la organización quería terminar ante del inicio de la Copa América. Esto le vendría bárbaro al Lobo por que podría contar con el actual plantel. Pero, de jugarse después de junio, Martini y Messera tal vez puedan tener bajas. Tal vez emigren Brahian Alemán y Víctor Ayala a quienes le llegarán propuestas; o también a Marcelo Weigandt, si Boca decide que el Chelo regrese 6 meses antes del final de su préstamo.

Por es la dupla está expectante. Saben que deben vencer al Bicho de La Paternal y después esperar por el ganador de San Telmo y Banfield (que ayer eliminó a Deportivo Madryn) en Cuartos, pero también cuanto antes se juegue, mejor. Por ahora los dos objetivos planteados aún pueden cumplirse, y después de todo lo vivido, no es poca cosa.