Hugo Marcelo Brolese

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Fue un entusiasta de la vida que siguió su instinto aunque se le presentaran obstáculos; un padre, abuelo y amigo incondicional con cada vínculo que construyó; un apasionado del rugby, el fútbol y los viajes. Distintos círculos de la Ciudad, sobre todo los dedicados al mundo deportivo como La Plata Rugby y Gimnasia y Esgrima, lamentaron la muerte de Hugo Marcelo Brolese, ocurrida a los 63 años.

“Taska”, como lo llamaban sus allegados, había nacido en esta ciudad el 23 de septiembre de 1957. Fue el hijo único de la docente María Rosa Corporaal y el empleado bancario Hugo Omar Brolese. Completó toda la educación, primaria y secundaria, en el Colegio San Luis.

Muy joven, apenas recibido de bachiller, se puso a trabajar. Después de probar suerte con diversos oficios ingresó al Banco Platense y allí comenzó una carrera que siguió en el Banco Municipal y que culminó en la entidad oficial como gerente, cargo con el que se jubiló.

Militante del peronismo local, convencido del valor de participar desde lo político en el quehacer laboral, integró la conducción gremial de la Asociación Bancaria regional La Plata.

Más allá de que se comprometió con cada actividad que encaró, volcó casi toda su energía en La Plata Rugby Club, donde fue jugador, entrenador y parte de la cd, y en el Club Gimnasia, que lo tuvo también como socio y dirigente. Como “tripero y canario” solía definirse con un orgullo que supo inculcar primero a sus hijos y luego a sus nietos, tercera y cuarta generación de rugbiers en la institución de Gonnet.

Tal fue su entrega a la vida institucional que ambas entidades reflejaron el pesar que causó su fallecimiento.

Entre sus rasgos, se destacó por un carácter alegre, festivo y por demás sociable; siempre con ocurrencias o salidas ingeniosas la importancia de relacionarse y hacer amigos fue otro de los legados que dejó entre los suyos. Conoció distintas partes del mundo, por giras con los equipos de rugby o por iniciativas personales o familiares, y de todos los lugares volvía con alguna amistad que incorporaba entre sus afectos.

Con sólidas relaciones surgidas también en el trabajo, las instituciones y todo aquel espacio en el que actuó, fue de esos platenses amantes del encuentro con amigos, café mediante, en el Costa Azul.

Se había casado con Estela Mantz y con ella tuvo a Germán y a Emiliano, quienes le dieron una satisfacción única con la llegada de los nietos: Josefina, Pedro, Lucio y Tomás.

 

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