Dos perros, cuatro ladrones a los tiros y un asalto frustrado en San Carlos

El episodio delictivo bien podría ser parte de una película dirigida por el británico Guy Ritchie, en la que las situaciones extrañas y los personajes imprevistos son el núcleo de la historia. Incluso todo podría quedar en una anécdota, si no fuera por la gravedad del hecho y el miedo que dejó arraigado en las víctimas. Todo envuelto en el marco de la serie de asaltos violentos que se suceden en la extensa franja que une a la zonas oeste y norte de la Ciudad, donde la inseguridad se volvió una epidemia incontrolable.

Sorprende también la libertad con la que se manejaron los delincuentes, quienes intentaron dar un golpe a media mañana en una casa del barrio San Carlos, tras arribar en un Volkswagen Vento de color negro, con los vidrios polarizados, la parrilla gris y las llantas con rayos. Es que, al momento del robo, ya estaba en vigencia el nuevo DNU presidencial que restringe la circulación en la vía pública.

Decreto en marcha, poco les importó a los cuatro sujetos que en pocos segundos aterrorizaron a una pareja de adolescentes y dejaron tras de sí el humo del caño de una 45 y el olor acre de la pólvora, pero que debieron fugar con las manos vacías por la reacción de dos canes.

DOS BALAZOS Y FUGA

Jonatan Martire (30), hermano de la damnificada, contó en diálogo con este diario que el atraco tuvo lugar cerca de las 9.40, en 142 entre 528 y 529. En un terreno de esa cuadra viven el joven y la chica de 18 años: él en un inmueble situado al fondo, ella con su pareja en una construcción que da a hacia la calle.

“Mi hermana Aylén acababa de entrar con mi cuñado y estos tipos ingresaron detrás de ellos”, refirió. Primero lo hizo la mujer, que se quedó observando por las cámaras cómo su novio cerraba el portón de doble hoja. Así fue como advirtió a los cuatro extraños -todos con tapabocas y uno con capucha- que, tras descender de un auto, se dirigían hacia su propiedad. El primero en colarse tenía guantes de látex oscuros y fue el encargado de romper una de las cámaras instaladas en el interior. Su compinche, en tanto, de una patada abrió la puerta de la edificación delantera.

Ante la mirada entre sorprendida y asustada de la víctima, los otros dos intrusos comenzaron a observar el dominio en busca del mejor sector para llevar a cabo el ataque. En ese instante, “mi hermana soltó a los perros (dos american bully llamados Thanos e India), que los salieron a correr y los tipos se escaparon disparando”, detalló Martire.

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Jonatan Martire,
Hermano de la víctima

Él, por su parte, estaba solo en su hogar y recién tomó conocimiento de lo que sucedía cuando escuchó las detonaciones. Casi al unísono le sonó el celular: era Aylén que lo llamaba llorando para avisarle que les querían robar.

“La verdad es que cuando me incorporé y salí a ver qué pasaba, los chorros ya se habían subido de nuevo al auto para escapar”, señaló.

El frustrado intento de atraco duró apenas unos segundos. Martire agradeció “a Dios” que los proyectiles no dieran en sus familiares ni en los perros. “Adentro del domicilio llegaron a impactar dos balas que no mataron a nadie de milagro”, sintetizó.

Sin perder tiempo llamaron al 911 para denunciar lo ocurrido. La Policía -un móvil del Comando- “llegó rápido y la verdad es que los oficiales que vinieron fueron muy buena gente”, sostuvo Jonatan.

La casa se llenó enseguida de uniformados de la Científica que inspeccionaron la escena. En el piso hallaron dos casquillos de una pistola calibre 45. “Menos mal que acá no hay armas, porque esto podría haber sido un desastre”, manifestó.