Ricardo Osvaldo Larroza
Edición Impresa | 11 de Junio de 2021 | 01:19

El Derecho fue su pasión y esa fuerte vocación quedó reflejada en las más de cuatro décadas que integró el Poder Judicial, en las cátedras universitarias que dictó y en el entusiasmo con el que escribió y publicó textos de la materia y comentó reformas del Código Procesal Civil y Comercial. Falleció Ricardo Osvaldo Larroza, a los 65 años, y para quienes lo rodearon en los distintos momentos de su vida significa una pérdida por demás dolorosa.
“Tato”, como se lo conocía, era oriundo de Junín –provincia de Buenos Aires-. Hijo de Osvaldo Larroza e Inocencia Mangini, había nacido el 2 de agosto de 1955. Fue el menor de tres hermanos (las mayores son Graciela y Silvia). Completó el nivel primario en la Escuela 2 de la ciudad del noroeste bonaerense y a los 13 años se trasladó La Plata para cursar en el Liceo Naval. Estudió Abogacía en la UNLP y se graduó.
No bien egresó se incorporó al mundo de la Justicia, donde hizo carrera. Se inició en el Registro Público de Comercio; luego cumplió funciones en juzgados de San Martín y fue prosecretario de la Cámara Civil y Comercial 1, Sala II de La Plata.
A los 37 años fue designado titular del juzgado local Civil y Comercial N° 20. Se desempeñó en el cargo hasta 2015.
La docencia la ejerció en las aulas de la UNLP con la materia “Contratos”. También enseñó en otros espacios académicos.
Fue una persona de variadas inquietudes artísticas e intelectuales. Además de su labor como magistrado se volcó a la música; tocaba el charango, la guitarra, el bombo, y cuanto instrumento de percusión se le presentara. Fundó, justamente para que la Ciudad sumara un espacio dedicado al arte, el centro cultural La Casa de la Trova. Sus interpretaciones se conocieron en distintos escenarios locales, nacionales y en giras al exterior.
Con un gusto particular por la escritura, fue autor de cuentos y novelas. E insaciable a la hora de nutrirse de conocimientos, cursaba en estos últimos años el profesorado de Historia.
Tuvo tres hijos: Agustina y Álvaro, ambos abogados, fruto de su matrimonio con Alicia Fernández; y Milagros, estudiante de Actuación en la Universidad Nacional de las Artes, que nació de su unión con Miriam Mangas. Disfrutó intensamente, con Simón, de su rol de abuelo.
Hincha de Sarmiento de Junín, tuvo el placer de volver a ver jugar al club de sus amores en primera división.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE