Miradas positivas para los kilos ganados en pandemia

De acuerdo a un estudio de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), seis de cada diez argentinos subieron de peso durante la pandemia, y esos registros resultan coincidentes con los percibidos en otras partes del mundo. Pero más allá de los efectos negativos que en la salud representa el sobrepeso, influyó también en las emociones de muchas personas, generalmente de manera negativa.

David Frederick, profesor adjunto de psicología de la salud en la Universidad de Chapman, en Estados Unidos, pidió a voluntarios que describieran cómo influyó la pandemia en su imagen corporal, y el 48% de las mujeres encuestadas dijo que la pandemia había contribuido a generar sentimientos negativos sobre su peso, mientras que cuando se les preguntó cómo se sentían en general en cuanto a su atractivo, el 43% de las mujeres y el 26% de los hombres afirmaron que el Covid-19 influyó en su percepción de manera negativa.

También, investigadores en Gran Bretaña, en un estudio publicado en la revista “Personality and Individual Differences”, concluyeron que la pandemia contribuyó especialmente a desencadenar conductas dañinas, como los atracones en quienes lidian con un trastorno alimentario o con antecedentes de ellos. Es que el coronavirus cambió muchas cosas en la vida de las personas, lo que incluye, para muchas de ellas, su cuerpo. Sin embargo, distintos especialistas señalan que esto no debiera ser así, y que hay otras maneras, más positivas, de comprender la situación.

Joy Cox, quien estudia en la Universidad de Rutgers, Estados Unidos, el estigma que existe en torno al peso, señala que “en lugar de pensar en las imperfecciones del cuerpo, habría que concentrarse en el hecho de que nuestro cuerpo nos sostuvo mientras atravesamos una pandemia mundial y nos permitió llegar hasta este momento y ser un superviviente, eso es extraordinario y vale la pena celebrarlo”.

El mismo Cox aconseja autopercibir que nuestro cuerpo está bien, y que eso es algo que no se señala con la frecuencia suficiente, y recomienda cómo acallar esa crítica interior.

“Tómate un momento para pensar en la parte de tu cuerpo que te molesta -dice- y luego piensa en el origen de esa ansiedad. Lo más probable es que alguien te haya dicho que esa parte de tu cuerpo era un problema. Si fue un miembro de la familia quien dijo ‘ay, mira esa gordura’, esa persona podría estar cargando con la percepción que otros tienen de su propio cuerpo, y no necesariamente con lo que esta piensa de sí misma. Lo que importa es lo que vos pensás de tu cuerpo porque, sencillamente, vos sos quien vive en él. Hay que despojarse de la negatividad que otros han implantado y empezar a enfrentarse al cuerpo con hechos. ¿Esos muslos? Son fuertes y te han cargado durante kilómetros; ¿tus brazos?, pueden cargar las bolsas de la compra en un solo viaje; ¿tu cuello?, sostiene un cerebro lleno de información importante. Si tu propia mente escupe pensamientos negativos, intenta practicar detener el pensamiento, una técnica que se utiliza con frecuencia en la terapia cognitiva conductual. Cuando un pensamiento negativo sobre tu cuerpo aparezca en tu cerebro, di “detente”, y a continuación sustituye ese pensamiento por otro positivo”.

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Escapar de las dietas

Connie Sobczak, cofundadora y directora ejecutiva de “Body Positive”, una organización sin fines de lucro que lidera la capacitación respecto a la positividad corporal, señala que “la cultura de la dieta está en todas partes, por ejemplo, en los términos “los 15 de la cuarentena” o “los 19 del covid” o los “coronakilos”. Estas frases que hacen referencia al aumento de peso impulsaron la idea en las redes sociales y en los sitios de cultura popular de que, en medio de las enfermedades masivas, el desempleo y otros males pandémicos, un aspecto que merecía energía emocional era mantenerse lo suficientemente delgado como para entrar en los pantalones de mezclilla. Y aunque nadie haya encontrado nunca ningún defecto en tu cuerpo, lo más probable es que hayas asimilado ideas sobre cómo deben ser los cuerpos. Pero es muy posible que esas ideas estén muy apartadas de nuestra salud real. Estas ideas están relacionadas con la necesidad incesante de vender productos dietéticos. La creación de una jerarquía de cuerpos buenos, mejores y superiores genera oportunidades de mercado para vender lo que necesitamos para conseguir esos cuerpos”.

Frente a esto, desde esa organización recomiendan “analizar bien los consumos de medios de comunicación y redes sociales, y considerar la posibilidad de dejar de seguir o silenciar a amigos, influencers o celebridades que promueven la delgadez, y denunciar los ejemplos de “gordofobia”. Cuando empieces a señalar de manera intencional la cultura de la dieta cada vez que la veas, te sorprenderá cómo ha impregnado nuestro discurso diario”.

“Necesitar ropa nueva porque la vieja ya no queda no es una señal de fracaso personal -asegura Cox - en especial durante una pandemia”.

LOS KILOS DE MAS

En nuestro país, un relevamiento de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), que consultó a más de 5.600 argentinos, concluyó que algunas de las razones del aumento de peso durante la pandemia obedecen a “comer en respuesta a emociones, la falta de actividad física, las elecciones y porciones de alimentos, y picotear entre comidas”.

“Si bien 6 de cada 10 argentinos subieron de peso durante la pandemia, entre quienes manifestaron no haber tenido sobrepeso antes, el 58,3% engordó, mientras que entre los que reconocieron tener sobrepeso u obesidad desde antes de la pandemia, el 66,5% ganó más kilos. En ese sentido, haber tenido sobrepeso u obesidad representó entonces un 42% más de riesgo de engordar que haber tenido peso normal al inicio de la pandemia”, indicaron los profesionales de la entidad, que alertaron que “en medio de la pandemia de obesidad, la enfermedad por Covid-19 ha creado una crisis sobre otra crisis”.

Otra de las conclusiones que arrojó el trabajo fue que 8 de cada 10 personas cambiaron sus hábitos alimentarios en pandemia, tanto los horarios como el tipo de alimentos.

“Investigamos los cambios más frecuentes y 4 de cada 10 refirieron ‘picotear’ entre comidas y haber aumentado el tamaño de las porciones -señaló Ana Cappelletti, médica integrante del Grupo de Obesidad de la SAN - y estos cambios, junto con los mayores niveles de sedentarismo y el impacto emocional del confinamiento, fueron factores clave para la ganancia de peso”.

Por su parte, la médica especialista en nutrición y ex presidente de la SAN, Mónica Katz, manifestó que “el 69,2% de los encuestados asumió haber comido no por hambre real, sino como respuesta a emociones, sobre todo ansiedad o aburrimiento, y engordó el 73,7% de los integrantes de ese grupo, mucho más que los del grupo sin ingesta emocional, donde subió de peso el 42,6%”.

“La nutrición y el cerebro están sumamente relacionados, y hay que saber por qué uno come”

Agustina Murcho, Nutricionista