Una casa de madera, la trampa mortal para 5 nenes y sus madres

Habrá que buscar mucho en la historia de la Región para encontrar un antecedente que genere tanto dolor: siete personas, entre ellas cinco chicos de entre 1 y 9 años, murieron en una trampa de fuego al incendiarse una precaria vivienda de Punta Lara donde descansaban en la madrugada de este domingo.

Según los primeros reportes de los bomberos y la Policía, ni los menores, ni sus madres, dos hermanas de 24 y 26 años, tuvieron la posibilidad de ponerse a resguardo. Todos murieron dentro de la pequeña vivienda. Sus cuerpos aparecieron calcinados, en casos, sobre las camas en las que quizás dormían a la hora en que se desató el infierno.

Según informaron fuentes de la Policía y el municipio de Ensenada, la tragedia cruza datos del primer peritaje con la situación de precariedad que campeaba bajo el techo de chapas y las paredes de madera de la casilla situada en inmediaciones de 9 y 16. Unos pocos días atrás, un electricista del barrio le habría indicado a la dueña de casa que debía encarar la renovación de la instalación eléctrica porque el cableado era peligroso. La obra no se hizo por falta de plata.

El mismo técnico, indicó una de las fuentes consultadas, colaboró con los bomberos en la realización del primer estudio sobre las causas del siniestro. Se concluyó en que fueron esos cables los que iniciaron la chispa que en minutos hizo arder todo. Casi pared de por medio, un vecino escuchó voces que llegaban desde la casa de Camila Cáceres (24). Se había acostado y no le llamó la atención porque su vecina solía quedarse hasta tarde y esta vez tenía visita familiar.

Al rato, sintió explosiones y salió a la calle. Corrió e intentó parar las llamas. Para entonces, quizás, la tragedia estaba consumada.

Un vecino le contó a la Policía que Camila y su medio hermana Evelyn Cáceres (26) se veían en forma esporádica. Por la tarde, otros frentistas de la cuadra que hablaron con este diario, indicaron que, al menos en la última época, eso no era así. El vínculo se había fortalecido porque estaban compartiendo la casa de Camila, indicaron.

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Así las cosas, Thiago, de 2 años, estaba junto a sus cuatro primos: los mellizos Ramón y Elena Tobes, de un año; Eneas Cáceres de 7 y Sandro Cáceres, de 9 años. Los cuatro habían sido fruto de dos relaciones de pareja de Evelyn, su mamá.

El incendio puso en estado de emergencia a todo el barrio. Debieron intervenir cinco dotaciones de bomberos para apagar las llamas e evitar así que se extienda a otras viviendas.

No bien finalizada la tarea, en la causa con instrucción de la fiscal penal en turno (UFI Nº 1) Ana Medina, comenzaron las tareas dedicadas a establecer las causas del siniestro.

En las primeras actuaciones se descartó la posibilidad de un incendio intencional.

En otro orden, en las entrevistas con vecinos, los investigadores indagaron sobre el espectro de relaciones de la dueña de casa, quien estaba separada de su última pareja.

Una vecina indicó que Camila tenía “muy buena relación con su ex pareja”, quien la visitaba y le traía mercadería. La mujer apuntó que durante la noche se “escuchó una discusión pero en otro domicilio, una casilla que se encuentra detrás y no tiene nada que ver con la familia” de Cáceres.

A la vez, al lado de la casa de Camila, donde habían escuchado una charla animada, no percibieron voces masculinas.

Camila y Evelín Cáceres se veían seguido últimamente / Facebook

En la entrevista con los policías, el electricista del barrio contó que había hablado con Camila sobre los problemas en los cables y “le recomendó a la dueña de la casa, que debían cambiar cierta parte de la instalación, dado que contaban con una instalación del tipo trifásica con cables muy delgados”. Según informó la Policía, “no contaban con el dinero suficiente” para solucionar el problema.

Los cables finos iban pegados a la madera hasta una llave que conducía a una estufa eléctrica en el dormitorio.

Los bomberos detectaron una garrafa de la cocina “actuando como si fuera un lanza llamas”, lo que hizo suponer que podría estar abierta en el momento del inicio del fuego y “encendió ese sector, impidiendo que la familia pudiera salir por ese sector. Era la única opción, ya que hacia el fondo solo había una ventana con rejas.