Un plan económico electoral para 150 días y el riesgo de otra explosión devaluatoria
Edición Impresa | 5 de Julio de 2021 | 03:36

Ricardo Rosales
prensa.rosalesr@gmail.com
Subir salarios, jubilaciones y las prestaciones sociales más que la inflación, aumentar el gasto público y despreocuparse del desequilibrio fiscal, anclando el dólar oficial. Ese sería el plan económico del Gobierno para afrontar las próximas elecciones legislativas de mediados de noviembre. Con un horizonte de unos pocos meses, el ministro de Economía, Martín Guzmán, dio otro giro al ritmo de la política electoral, posponiendo los acuerdos con el FMI y el Club de París para fines de marzo del 2022. Es la misma fórmula que se usó en el pasado para afrontar los comicios.
Suena atractivo para los candidatos que salen a la campaña electoral y deben defender la gestión oficial. Luego, con el resultado de las urnas en el bolsillo, los funcionarios vuelven a la política de ajustar las cuentas fiscales, el dólar, las jubilaciones y tratar de cerrar un programa que se acomode a lo que pide el FMI y el Club de París, para refinanciar otra vez los pagos de deuda vencidos y a vencer. Y así sigue la rueda… aunque la realidad puede ser distinta.
La deuda y el gasto público han llegado a niveles altos; la presión impositiva a valores que son récords en el mundo, con un sector privado que está exhausto por la crisis y la pandemia, el desempleo de dos dígitos y la mitad de la población sumergidos en la pobreza. ¿Ese es el resultado de años de las gestiones de distintos gobiernos? ¿Es posible que otro plan en clave electoral funcione? Las expectativas sociales siguen por el piso, pero las del mercado dieron otro giro. ¿Este es el puntapié a otra explosión devaluatoria, a una profundización de la crisis? Una parte del mercado piensa que quizás, al Gobierno le estalle una corrida en el dólar libre en plena campaña electoral; otra cree que cuenta con herramientas suficientes como para llegar a fines de año. Pero todos, en definitiva, coinciden que pasadas las elecciones, el presidente Alberto Fernández deberá afrontar un fuerte ajuste cambiario y otro fiscal, para detener la crisis económica que vive la Argentina.
El exministro Domingo Cavallo es uno de los que advirtió desde su blog sobre una “explosión devaluatoria” por el riesgo de echar mano a estas recetas electorales que definió como “muy peligrosas”. Estas predicciones tampoco son nuevas ni fuera de las probabilidades que sopesan los especialistas del mercado. “Ya sucedió en el pasado” y por lo tanto podrían repetirse. Joaquín Cottani redactó un “paper” el año pasado en donde advertía del peligro de una crisis financiera tipo “Rodrigazo” o una reprogramación compulsiva de las deudas, tipo Plan Bonex. Los pronósticos abundan sobre la fecha en que le estallaría la nueva crisis al ministro Guzmán, o si llegará a tiempo para arreglar con el FMI y el Club de París. El “puente de tiempo” que ganó el Presidente con estos organismos internacionales es una ventana de nueve meses, aunque en realidad es mucho menor, ya que en cinco de esos meses, están las elecciones.
El plazo obtenido por el Gobierno también es muy costoso: en su viaje europeo, Alberto F. pidió dos años de gracia y una refinanciación a más de 10 años con reducción de tasas al Club de París, casi lo mismo que al FMI en otras oportunidades. La respuesta que recibió de las potencias europeas, Japón y el Tesoro norteamericano fue muy distinta: aceptaron postergar los vencimientos de deuda hasta marzo del 2022, con la condición que en esa fecha tenga cerrado un acuerdo con el FMI. En el transcurso el país debe hacer dos pagos parciales por U$S 430 millones y el remanente se refinancia a una tasa del 9%. Una tasa que es de usura si se toma en cuenta que la Reserva Federal (FED) fijó tasas de referencia apenas por encima del 2%.
La fecha límite de marzo 2022, mete presión al Ejecutivo y al mercado. ¿Habrá tiempo para remontar el barrilete y ajustar las cuentas? ¿Cómo hará el Gobierno para presentar un programa fiscal y monetario de fuerte disciplina a semanas de una elección? ¿Qué expectativa de ajuste en el dólar habrá y a cuanto llegará la brecha?
Entre tanto, el nivel de actividad económica cayó y el rebote del primer trimestre empezó a entrar en duda. En abril, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) tuvo una merca de 1,2% con respecto a marzo pasado y de 1,4% respecto del primer trimestre del 2021. En síntesis, las restricciones por la pandemia cortaron la recuperación. Datos parciales de mayo y junio confirmaría que la desaceleración económica persiste, por lo que el nivel regresa a valores de depresión. Según un cálculo del IERAL, usando como referencia el mes de abril de 2019, la caída del EMAE sería de 4,4%. ¿Podrá recuperarse en los próximos meses la economía? El ministro Guzmán apuesta a que se note una mejora por la reapertura de actividades, con un programa de vacunación que ayude y que la inflación y el dólar no se escapen. En el mercado no existe esa confianza, creen poco en el ministro, e incluso algunos se atreven a desafiarlo en el mercado del dólar libre.
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