Pedido desesperado para garantizar la cobertura médica de una nena con espectro autista
Edición Impresa | 19 de Agosto de 2021 | 02:26

Los padres de Megan -3 años y 5 meses- llevan adelante un sacrificio enorme para que la nena, diagnosticada después de largos meses con un espectro autista, pueda continuar con los tratamientos que acompañan su desarrollo. Libran una batalla mediada por cartas documentos e intimaciones con la empresa de medicina prepaga a la que se habían asociado y no consiguen la cobertura de los servicios de la batería de profesionales que requiere el caso. Lo peor es que hay prácticas necesarias que no se están realizando porque la familia no puede afrontarlas.
Romina Raffetto y Diego Matcovich son los padres de la pequeña Megan, que nació prematura pero que hasta los dos años de edad pareció responder a los patrones de desarrollo esperables. Se empezó a inquietar la pareja cuando la pequeña, a los dos años y medio, todavía no hablaba. Comenzó entonces un recorrido laberíntico entre toda clase de especialistas, quienes luego de realizar los estudios pertinentes fueron descartando problemas fonoaudilógicos, neurolingüísticos u otras posibles causas de su falta de habla.
En tanto, en octubre de 2019 la familia Matcovich Raffetto decidió salirse de la obra social en la que estaba porque el grupo de medicina privada Sancor Salud, según remarcó Romina, le ofrecía una mayor cobertura para la familia y acceso a las sesiones de estimulación que precisaba Megan. “La suscripción final terminó siendo por WhatsApp el día 11 de noviembre de 2019; lo único que me preguntaron era si había alguna enfermedad preexistente en alguno de nosotros, a lo cual respondí que no, porque Megan no tenía diagnóstico que haga referencia a alguna patología”, contó la mamá de la nena.
Finalmente, en abril de este año, y ya con la intervención de un neurólogo, se le diagnosticó a Megan un espectro autista. Para empezar con la estimulación temprana que le permite a la chiquita ir ganando en aprendizaje y autonomía se le prescribió una serie de estrategias terapéuticas, al tiempo que se iniciaba en la educación formal, ingresando a la primera sala del Jardín de Infantes.
De acuerdo a lo señalado por Romina, durante unos meses la familia tuvo la cobertura del plan y entonces se presentó toda la documentación de las terapias para solicitar los reintegros. “Como no respondían, mi esposo fue a la sucursal de La Plata, y le comunicaron que habíamos quedado fuera del plan por falsear la declaración jurada y le informaron que nos iba a llegar una carta documento y que si queríamos mantener el plan que teníamos debíamos pagar un adicional de 96.000 pesos mensuales durante el período de un año (exigencia que expresaron solo de manera verbal, teniendo como testigos a los empleados de la sucursal)”, relató la joven.
Después de varias marchas y contramarchas, la firma prepaga les otorgó un servicio básico que, según indicó Romina, “no tiene cobertura para las especialidades que necesita Megan”.
Los padres de la nena están pagando desde entonces unos 25.000 pesos, lo que les cuesta las terapias con psicólogo, psicopedagogo, fonoaudiólogo, y un terapista ocupacional que asiste tres horas semanales al hogar de los Matcovich Raffetto. “Para llegar a ese dinero tenemos que hacer un esfuerzo enorme; yo tengo ingresos fijos, pero mi marido no. Y Megan necesitaría acompañamiento terapéutico en el jardín, pero eso ya no podemos pagarlo”, dijo Romina, que es empleada en una oficina mientras que Diego trabaja con mensajería y para sumar un poco más vende miel a domicilio.
Una de las principales consecuencias de la falta de acompañamiento terapéutico en el jardín es el desconcierto por parte de los padres de Megan respecto a cómo se desenvuelve en el salón, con las maestras y sus compañeros. “Es una nena no verbal; así que no sabemos si se angustia, si necesita algo, cómo le fue en la jornada escolar. Ese problema lo resolvería un acompañante terapéutico, pero ya no podemos pagarlo”, concluyó la joven.
Cabe indicar que este diario intentó dialogar con la compañía de salud prepaga, pero hasta el cierre de esta edición no dieron respuesta sobre el caso planteado.
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