El mundo íntimo de las “citas on line”

Estos sitios de interacciones crecieron significativamente en tiempos de pandemia y suman millones de usuarios. Una encuesta en nuestro país revela qué sucede antes de cada “match”

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Las interacciones por internet, a través de aplicaciones, redes sociales o servicios de mensajería, crecieron significativamente en todo el mundo desde el comienzo de la pandemia, pero muy especialmente las relacionadas con las “citas on line”, y las cifras hablan por si solas. El grupo Match, por ejemplo, propietario de marcas como Tinder, Hinge y Meetic, sumó más de un millón de suscripciones de pago en el último trimestre respecto al periodo anterior (+12%), alcanzando los 11 millones de usuarios en el mundo, siendo Tinder su aplicación “estrella”, con más de siete millones de abonados. Pero, ¿qué sucede en realidad entre los usuarios de nuestro país en el interior de ese mundo virtual?

Una encuesta realizada recientemente por la empresa Avast entre un grupo de usuarios argentinos, lo permite describir.

Por ejemplo, ante la pregunta para saber cómo se preparan los usuarios antes de un primer encuentro “cara a cara”, se confirmó que una de cada dos personas se tomó el trabajo de “espiar” antes a su “match”, y de este grupo el 23% canceló el encuentro por falta de datos o porque lo que halló no le gustó.

Según coincidieron las respuestas, además, existen distintas razones para rastrear, como detectives, las huellas digitales de alguien que interesa. Algunos quieren aprender más sobre su potencial pareja (el 57%), o verificar que sea real (52%), mientras que otros desean saber si lo que les contaron es cierto (27%) y, en todo caso, contrastarlo con el comportamiento en las redes sociales (16%).

Para esta tarea, la mayoría de los consultados recurrió a Facebook, Instagram y Tik Tok (72%); el 34% a buscadores como Google, Bing y otros similares, y muy pocos llegaron hasta LinkedIn (14%) o realizaron una búsqueda de imagen inversa utilizando la foto de perfil de la plataforma de la persona (17%).

En ese sentido, el 52% se asegura de juntarse en un lugar público; el 43% le cuenta a un amigo o familiar con quién se verá o comparte su ubicación en vivo con ellos; el 35% establece la ubicación de la reunión en un lugar con el que están familiarizados; y el 6% le pide a un amigo o familiar que esté en el mismo lugar y hora. Otros, piden a un amigo que los llame por teléfono, incluso como excusa para “salir corriendo” si es necesario.

“Tener citas en línea significa revelar mucha información personal a potenciales parejas y también a los proveedores de los servicios. Lo que decidimos compartir y cómo lo hacemos es clave para mantener nuestra seguridad”, señala Petra Moravcová , experta en Conocimiento del Consumidor en Avast.

“Lo mismo ocurre cuando conocemos a alguien en persona por primera vez -agrega - es genial ver como los usuarios en Argentina están poniendo en práctica medidas de seguridad como reunirse en espacios públicos o informar a un amigo o familiar antes de una cita”.

Los números de la encuesta arrojan también que si bien casi una de cada cuatro personas decidió suspender sus encuentros, otros se sintieron alentados por los hallazgos en línea, como que el 40% decidió seguir chateando, y el 22% seguir viendo a esa persona.

Seis de cada diez personas, en tanto, incluso terminaron en una relación más larga (2 meses o más) con la persona investigada, y el 12% se casó y tuvo hijos. A su vez, de los usuarios argentinos que optaron por no averiguar nada y correr el riesgo en el encuentro, el 49% consideró que no era necesario hacerlo; el 29% prefirió no juzgar por lo que podían encontrar y preferiría conocerlos en persona primero; y el 16% no creyó que fuera ético.

“No es de extrañar que la gente sienta curiosidad y busque detalles antes. Este es un recordatorio de que todo lo que compartimos en línea es un reflejo de nuestra identidad, y las personas deben pensar en cómo se presentan en el mundo online”, destaca la especialista de Avast.

LAS EXPERIENCIAS DE LOS USUARIOS

“Con la reducción drástica de nuestras interacciones sociales debido a la pandemia -señala el sociólogo Julian Bernard - millones de personas sufren trastornos afectivos, y por eso reaccionan tratando de hallar en estos espacios on line el lugar en donde poder encontrar una manera de aliviar e incluso de exteriorizar estos problemas”.

Es así que millones de personas frecuentan los sitios de citas on line, “y no necesariamente para ligar”, según confían muchos de los usuarios.

“Al principio uno se dice que la crisis por la pandemia pasará, que solo es cuestión de paciencia, pero cuando lo provisional se instala en la vida, hay que probar otras cosas”, explica Rodrigo, de 18 años, estudiante de derecho.

Frente a los cursos de su carrera en línea, las salidas reducidas a su mínima expresión y la impresión “de pasar su vida con sus padres”, Rodrigo decidió finalmente inscribirse en varios sitios de citas, que visita “cada día desde hace meses”. No es tanto un flechazo lo que busca, según asegura, sino intercambiar con jóvenes de su edad, mientras cuenta que hizo

cuatro nuevos amigos con los que habla todos los días como una forma de “evacuar el estrés y la frustración” provocados por la pandemia.

Sebastian, otro estudiante de 19 años, asegura que “las aplicaciones evitaron que me hundiera. Porque al principio, cuando dejé de ir a la universidad, y cerraban los bares, los restaurantes y los cines, me pasaba el día solo, rumiando. Pero desde entonces he tejido lazos, principalmente virtuales, con muchos jóvenes de mi edad, y no necesariamente para un encuentro amoroso”.

Ambar, de 32 años, en tanto, dice haber experimentado un sentimiento de soledad, y recurrió a los sitios de citas, a las que utiliza cuando está “desanimada” para poder intercambiar con otros usuarios, mientras que Ana, de 31 años, comenzó a usar Tinder “para probar durante unos días y dejarlo si no me sentía cómoda o si no coincidía con nadie que realmente me llamase la atención”. Sin embargo, reconoce que tuvo fortuna y que allí encontró a su pareja actual.

 

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