Pepe Cibrián Campoy: “Siento que el mundo está cambiando, pero aún hay que esperar”
Edición Impresa | 26 de Septiembre de 2021 | 03:19

Por PEDRO GARAY
Pepe Cibrián Campoy es un prócer del teatro musical argentino, autor de más de medio centenar de obras entre las que se cuentan “Calígula”, “El jorobado de París”, “El fantasma de Canterville” y, claro, “Drácula”. Sin embargo, él mismo reconoce que uno de los momentos de mayor orgullo de su carrera, y sin dudas uno de los momentos que ha quedado grabado en la retina de millones, no es sobre el escenario, sino en el Congreso de la Nación: en 2010, el nacido en La Habana, hijo de los reconocidos actores colombiano-españoles Pepe Cibrián y Ana María Campoy, defendió la Ley de Matrimonio Igualitario con la lectura de un emotivo texto de su obra “Marica”.
A los 73 años, Cibrián sale de gira por el país con “¡Habla, Marica!”, homenaje a García Lorca
Un diálogo entre Federico García Lorca y su asesino, que lo desafía a hablar, “¡habla, marica!”, y recibe como respuesta, antes de recibir el tiro de gracia: “Pelotones mariquitas que destrozan... ¡maricones! El corazón de este hombre con dignidad de marica”.
“Fue mi apogeo como ciudadano. También fue el apogeo de la obra”, revela Cibrián: “Marica” se paseó tras aquella lectura por Miami, por Cuba, por Fuerte Vaqueros, el pueblo de Lorca, por el mundo, mientras el dramaturgo era galardonado como ciudadano ilustre.
Cibrián en el escenario, representando “¡Habla, marica!”
El “¡Habla, Marica!” ya era parte del imaginario popular del teatrero, motivo por el cual Cibrián decidió cambiar el nombre del original “Marica” a “¡Habla, Marica!”, para una nueva puesta del unipersonal que lo llevará de gira por el país.
“‘¡Habla, Marica!’ es una apología para todos aquellos que pensamos o vivimos de una manera diferente siempre hemos sido perseguidos, atacados, minimizados”
En la obra que lo trae a La Plata el viernes (desde las 21, en la sala de 10 entre 46 y 47), Cibrián se pone en la piel de Lorca, pero también de su verdugo, y de otros personajes, como sus padres y hasta Dalí, otro artista de sensibilidad diferente. Una historia imaginada por Cibrián, que aprovecha el misterio que rodea a la muerte del poeta español para imaginar sus momentos finales, y que es ”una defensa para todo aquel que sea diferente: marica implica no sólo la condición de Lorca por lo cual fue asesinado sino del alma, la creatividad, el arte, la grandeza de todos aquellos que a través de sus obras y aún a costa de su propia vida modificaron la historia del hombre”.
- La obra parece no perder vigencia por una mala razón, que es que sigue habiendo prejuicios en torno a la homosexualidad, y al que es distinto en general. ¿También por eso la reestrena?
- Sí, absolutamente. La obra no es una apología de la sexualidad, necesariamente: es una apología para todos aquellos que pensamos o vivimos de una manera diferente siempre hemos sido perseguidos, atacados, minimizados. Yo siento que el mundo está cambiando, pero aún hay que esperar. Y como el país está creciendo en cuanto a leyes, en cuanto a identidades, es también un homenaje a las cosas que se han hecho, no a las que no se han hecho.
- La figura de García Lorca es trágica, ser distinto lo llevó a la muerte, aunque también construyó una sensibilidad distinta. ¿Como artista, se siente representado por esa figura?
- Estoy convencido de ello. Además, Lorca era muy amigo de mis abuelos (dueños de una reconocida compañía teatral en España), y cuando vino la Guerra Civil y finalmente se exiliaron en Argentina, en mi casa estaba Rafael Alberti, escenógrafo de Lorca, poeta y filósofo… Yo me escondía, porque a esa hora tenía que ir al colegio, para escucharlos, para escuchar las epopeyas que habían vivido. Y creo que eso me afectó de tal manera que incluso me generó una gramática española: no pretendo emular a Lorca, pero sé que tiene una cadencia que represento, lejanamente. Inclusive me han dicho “que bueno ese texto de Lorca”, pero no es de Lorca, es mío.
“No pienso frenar, mientras pueda, mientras me de la vida la posibilidad”
IMPARABLE
Con “¡Habla, Marica!” Cibrián, de 73 años, emprende una nueva gira tras el parate por COVID. Aunque el autor nunca parece detener su marcha: en medio de la pandemia, y tras superar una lucha contra una terrible enfermedad, fue jurado del “Cantando 2020”, mientras que este año estrenó una nueva obra, “Infierno Blanco”. Ahora saldrá de gira y prepara, además, una comedia para el verano, mientras se alista para la celebración sobre escena de los 30 años de “Drácula”.
“Se va a representar el año que viene: Ángel, con quien hemos resuelto nuestros problemas, por suerte, decidió hacerlo con la cantidad de gente original, 63 actores, 40 músicos. Así que hay que esperar que el teatro esté al 100%, para poder realizar tamaña inversión. Y lo deseo con el alma, por el horror que hemos vivido y que mucha gente todavía está viviendo, porque nos hacen creer que está todo bien, y está mucho mejor, pero no está todo bien. Hay que cuidarse, vacunarse”, cuenta sobre la pieza estrenada un 29 de agosto de 1991 y que se convertiría en un hito del teatro nacional, “un clásico que me va a trascender y me sorprende. Fue un éxito inconmensurable, pero no económico, fue social y cultural”.
Un musical diferente, sin embargo, a lo que ahora quiere producir Cibrián, como demuestran tanto el regreso de “Marica” como “Infierno Blanco”, la obra que marcó su retorno frente al público presencial, “una obra muy atípica, lo que quiero volver a hacer, como había hecho en ‘Calígula’, que fue una obra muy comprometida, que escribí durante la dictadura, un canto a la libertad que como ellos entendieron que era un musical ni bola le dieron, porque pensaban que era con plumas”.
“‘Calígula’ resultó un gran éxito, pero luego me dediqué a hacer obras, junto a Ángel, sin un profundo análisis social: eran lindas obras, con hermosa música… pero me gusta hacer algo más. Por eso, ‘Infierno blanco’ habla de la droga, a través de un personaje, un narcotraficante, y un joven estudioso que se enamora de él a pesar de que odia lo que le hace a la sociedad. La verdad, tengo ganas de hacer esto, pero también tengo ganas de hacer comedia: tengo ganas de hacer todo”, explica Cibrián.
- Me dijo que siente que el mundo está cambiando, ¿piensa al escribir una obra como “Infierno Blanco” en que hay un nuevo público con nuevas preocupaciones?
Cibrián tuvo una pandemia activa: fue jurado del “Cantando” y acaba de estrenar “Infierno Blanco”
- Absolutamente. Estamos en una época donde la gente necesita ser movilizada para poder reaccionar, porque estamos todo el tiempo con el teléfono: entonces uno no se puede poner en contra de la realidad, tiene que aggiornarse a la realidad de hoy y trabajar sobre eso. Trato de hacer eso y de entender, no de quejarme: hoy la realidad está en los telefonitos, en el Instagram, y obviamente hay que sacar a la gente. En el teatro, hay gente de cierta edad que está todavía acostumbrada al teatro, pero los jóvenes necesitan algo más, porque el teatro los aburre. Y yo los entiendo, hay veces que el teatro es aburrido. Pero si uno puede generar que los atraiga, bienvenido sea.
- Dijo que el público joven se aburre del teatro…
- Es que si vos hacés Chejov, realmente es muy aburrida: es maravillosa para una época, para leerla, para que la haga el teatro nacional, pero comercialmente, el público joven va a ver Chejov y le crece una barba de metros. Hasta a mí me aburre, sinceramente: es maravilloso, genial, pero voy y lo leo, y me transporta más que verlo. Porque necesito algo más. Si yo que soy grande necesito algo más…
Cibrián y un momento muy recordado: leyendo su texto en defensa de la Ley de Matrimonio Igualitario
- Más allá del público joven, el teatro ya venía complicado antes de la pandemia con el tema de audiencia. ¿Cómo ve el futuro del teatro después de este 2020 tan complicado?
- Lo curioso es que ahora que se han abierto los teatros, van mejor que antes, van brutal de público. Ojalá siga. Es una necesidad primaria de ir a un espacio donde se sientan en paz, comunicados, contentos. Como para los chicos ir a un recital. Aunque para los jóvenes es difícil porque los precios son siderales, yo cuando leo los precios pienso que no va a ir nadie. Y se llena, de un público mayor, claro.
“Durante un tiempo me dediqué a hacer obras sin un profundo análisis social: eran lindas obras, con hermosa música… pero me gusta hacer algo más”
- ¿Y para usted cómo fueron estos años pandémicos? Venía de atravesar una enfermedad, un accidente, y luego la pandemia. Hasta leí que tuvo problemas con el Tinder...
- Sí, con el Tinder me fue mal… (risas) Durante la pandemia, la verdad, me tranquilizó mucho vivir en una casa muy linda, con patio, con perros, con mi hijo del corazón. Me dediqué a tener alumnos por Zoom, individuales, tenía seis o siete horas de Zoom diarias, y si bien el Zoom es agotador, me alegraba. Eso me ayudó muchísimo, porque no tuve fuerzas para escribir nada. Ni la tengo.
“Estamos en una época donde la gente necesita ser movilizada para poder reaccionar, porque estamos todo el tiempo con el teléfono”
- Dice que no tiene fuerzas para escribir, pero con “Infierno Blanco” son 60 las obras que ha escrito, además fue jurado del “Cantando”, sale de gira, en verano ya está planificando… ¿No piensa en frenar en algún momento?
- No pienso frenar, mientras pueda, mientras la vida me dé la posibilidad. Soy un hombre sano, tuvo dos cánceres pero eso le puede pasar a cualquiera, y sé de donde viene, son cosas psicosomáticas que nos destrozan. Así que quiero seguir, por eso esta gira me apasiona: siento que tengo 40 cuando salgo.
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