Dura reflexión de Marixa Balli: "En este país estamos acostumbrados a que nos garquen a cada rato"
| 14 de Octubre de 2022 | 13:47

Sabido es que está alejada desde hace tiempo de la primera plana mediática. Ahora, Marixa Balli continúa con su camino de emprendedora textil. Una aventura que inició de manera tímida allá por 2005 en el interior de la provincia de Buenos Aires, continuó con un puesto en la feria de La Salada y ahora luce orgullosa su local a la vista en el barrio de Flores.
Así, se expresó respecto de la realidad cotidiana: “Estoy muy dedicada a este laburo, como cuando estuve en La Salada”, explicó. Y se refirió a la batalla diaria que significa ser emprendedora en Argentina desde su experiencia en Xurama, el local que lleva adelante en la esquina de Bogotá y Nazca, en medio de la zona comercial conocida como avenida Avellaneda.
Vale destacar que, ella misma se encarga de comprar los materiales y hasta de realizar los bocetos de los diseños, un talento espontáneo que desarrolló entre bambalinas. “En el local soy una más, trabajamos todas a la par. Y en la fábrica me siento con el modelista, hago los dibujos y me súper interpretan sin haber estudiado diseño de calzado”, asegura.
Recordemos que, el don creció en aquellos tiempos de teatro, en los que le decían que tenían inventiva, que por qué no se animaba a ir más allá. Y ella dudaba. El empujón final se lo dieron su padre y su hermano y empezó en el 2005 en una biblioteca en desuso en un club social de Saladillo, la patria chica de su padre. 15 años después, se encontró con una situación que nadie imaginó ni en la peor de sus pesadillas: una pandemia.
“Fue terrible para todos hasta que pude conseguir el permiso para salir y vender online me fue genial. Todo el mundo compraba”, recordó. Aún así, Marixa se despachó con toda su bronca. “Mantuve todo, pero el que se quiso autodespedir obviamente me hizo juicio. Lo hicieron en muchos locales, la gente quiere que la contrates para cagarte, para hacerte juicio. Por eso no hay laburo en Argentina, porque las leyes están muy mal”, afirmó.
Asimismo, en tono enérgico, continuó relatando su cruda realidad en modo honestidad sin límites: “Si cambiaran las leyes, tendría todos los empleados en blanco”, aseguró. Y agregó que imagina un futuro lejos de Argentina. “Tengo nacionalidad italiana y tengo pensado irme. Mientras mi madre esté conmigo, y espero que sea por muchos años, es lo único que me retiene en este país. Después, no tengo más ganas”, señaló con tristeza, y aventuró un futuro en Italia o España: “Miami no es mi estilo”, descartó. Y profundizó los motivos por los que emigraría.
"Acá hay mucha falta de respeto, estamos acostumbrados a que te garquen constantemente. Quiero calidad de vida, salir a la calle y que no te afanen el celular”, reflexionó. Y cuestionó no poder usar algunos de sus bienes por temor a que la roben “Tengo un auto para la vida y otro para el trabajo. ¿Está bien tener alhajas y no poder usarlas?”, se quejó.
Finalmente, habló de otros problemas que enfrentan los comerciantes día a día, como la inseguridad y la inflación. “Este polo comercial tiene mucha seguridad y es maravilloso. Trabajamos tranquilos”, agradeció. Y respecto a lo económico, aseguró no estar tan pendiente de las fluctuaciones del dólar: “Le gravamos muy poco a los productos”, aseguró.
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