Xi Jinping: perpetuarse en el poder, disciplinar y mostrar al mundo una China próspera

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Raúl Kraiselburd

Roma, Italia

Mañana Xi Jinping será elegido secretario del Partido Comunista Chino el escalón anterior a la cúspide que está representada por la presidencia de la República que ocupará por tercera vez consecutiva. Para ello logró reformar la constitución que ahora lo habilita a ser reelegido indefinidamente. El partido ha sido siempre todo para él que está convencido de que en la práctica sea la única agrupación política especialmente en estos tiempos cuando el vertiginoso crecimiento de la clase media urbana genera nuevos desafíos por su afán consumista y la aspiración de tener alguna libertad. Desde su nacimiento pertenece a la elite que conduce el país, como su padre, que si bien fue encarcelado al igual que muchos otros funcionarios durante la salvaje Revolución Cultural, fue liberado y volvió a ser parte de la dirección del partido y el Estado. Los más viejos integrantes de la elite sienten que es hijo de uno de ellos y que hizo toda su carrera respetando las jerarquías propias del sistema, y por supuesto también llevó a cabo purgas y envió a prisión a otros líderes que habían logrado cierta popularidad en las filas del partido, como es usual que hagan los jerarcas que llegan al poder.

Xi ha demostrado que no tiene dudas de la necesidad de que el partido sea la garantía de la estabilidad y el progreso de China sin que se produzcan alteraciones. Nada mejor que una burocracia disciplinada que alinee a todo un enorme país con etnias muy diversas y diferentes creencias religiosas que subsisten, con modos y hábitos que no se corresponden con la organización social que el partido debe imponer “por el bien del país”.

Los dirigentes están convencidos, siguiendo la postura de Xi  que las minorías étnicas, religiosas o políticas deben integrarse a la mayoría que se comporta de acuerdo a las normas del Estado y las aspiraciones del partido. Para ello existen campos de reeducación en los que se interna a quienes  no han cometido delitos pero que no se incorporan con entusiasmo al proyecto social del partido.  Se los interna para que asistan a clases, desarrollen los trabajos que les sean asignados y vivan con sus familias bajo un control absoluto de las autoridades de dichos campos que en realidad podrían ser llamados  de concentración.

Una deuda muy abultada

Hace dos años estalló la segunda empresa de construcción de viviendas con una deuda de más de 300.000 millones de dólares, alrededor de cinco veces la deuda argentina con el FMI, y comenzó a arrastrar a otras. El Estado debió intervenir para terminar los edificios en construcción, en los que había una importante cantidad de departamentos vendidos, y garantizar y refinanciar el pasivo.

Esa actividad era aparentemente exitosa y representa el treinta por ciento del empleo total. Las unidades se comienzan a pagar desde el pozo. El sistema posibilita que el Estado pueda informar que más del 75 por ciento (cifra récord en el mundo) de las familias que habitan en las zonas urbanas son propietarias. Los ahorros de los chinos son las sumas que van pagando por la adquisición de dichas viviendas.

Algo parecido ocurrió con las industrias tecnológicas, y se manifestó cuando -también hace dos años- las autoridades chinas impidieron que el brazo financiero del gigante Alibaba saliera a vender al mercado acciones por 34.000.000 de dólares. Fue un paso en falso que afectó y sigue incidiendo en todo el sector.

La política frente al Covid

El mayor problema se planteó a partir de la enérgica política de Jinping frente al Covid. Para evitar la propagación confinó a habitantes de edificios, barrios y ciudades enteras. Mantiene esa actitud que produjo una caída importante en el crecimiento de la economía y se agudiza por la crisis en el mercado internacional que reduce las exportaciones.

Será un mal año para un país acostumbrado a altas tasas de crecimiento. Hubo algunas pequeñas manifestaciones de descontento por los confinamientos y por la crisis de la construcción especialmente. Pero el régimen tiene un férreo control sobre los habitantes e inmediatamente después de que se pega un cartel, el mismo desaparece. Las escasas manifestaciones de protesta son reprimidas rápidamente y tienen mayor repercusión en el exterior que en la propia China. El disenso público no está permitido.

El envejecimiento de la población

Durante muchos años los matrimonios por decisión del Estado   podían   solamente tener un hijo, lo que en en el futuro próximo va a provocar  que por cada persona activa laboralmente habrá que cubrir los retiros o jubilaciones de 1.7 habitantes.

En muchos países europeos y en Japón la población ha envejecido gradualmente, sin que haya habido la prohibición de tener dos hijos por matrimonio y aun así las cajas de jubilación de esos países están en crisis. Es predecible entonces que en China, producto  de la excesiva planificación que promovió el control de natalidad promoverá el envejecimiento de la población  de forma brusca 

Hasta ahora no hay obstáculos para que Xi Jinping sea después de Mao el hombre que ejercerá el poder por más tiempo en China, en este comienzo de siglo cuando se ha reconocido que es nada menos que una de las dos súper potencias del mundo.

La política decidida en Pekín es naturalmente expansionista, como en todo país con pasado imperial, pero en la actualidad esta sometida a la necesidad de ganar mercados para colocar sus productos y a la vez aprovisionarse de alimentos y energía. Como EE UU y Europa son dos de sus principales compradores, se ha mantenido fríamente neutral ante la invasión rusa a Ucrania, a pesar de los pedidos de Putin que fue hasta China para entrevistarse con Xi Jinping. Pero la complejidad de la relación de China con el mundo merecería un análisis en otra nota.

Xi Jinping China

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