“Zew”: hacer memoria para hablarle al presente

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“Más que los detalles atroces de la historia de mi padre me impulsa la amenaza de la repetición”, afirma Irene Kuten, directora de “Zew”, un documental que desde una historia del pasado, la épica huída de su padre y su familia antes de la invasión nazi de Polonia, le habla al presente.

El documental, que se verá esta noche, a las 20.30, en el Cine EcoSelect del Centro Cultural Islas Malvinas, en el marco del ciclo DOCA, tiene en el centro a Zew, quien relata su historia a sus nietos: Zew, padre de Irene, nació en un campo de prisioneros de la Isla de Rodas en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial. Allí, habían llegado sus padres luego de un periplo extraordinario, escapando de un pueblo polaco antes de la invasión nazi. La huida comenzó en 1939, cuando Jaime y Ruth cruzaron las montaña a pie para llegar al Pentcho, el barco que los llevaría a Palestina, junto a otros 500 refugiados judíos. Después de múltiples peligros, el barco naufragó frente a una isla rocosa y desierta. Todos los pasajeros lograron salvarse y con las ropas escribieron en el suelo “SOS”.

Zew, que llegó finalmente a Argentina en 1949, reflexiona en la película sobre esta historia de desventuras, pero allí la película adquiere capas, matices: no es solo la historia de un recuerdo, en encuentros y diálogos con otros migrantes se convierte en la historia de la migración.

Y en el encuentro de Zew con sus nietos, se convierte también en una historia que mira al presente cuando Gina, su nieta mayor, convierte aquel relato en una pequeña película animada realizada por la platense Vanina Bordón (gran parte del equipo técnico de la película también es platense).

Es, en ese sentido, dice Kuten, “una historia abordada desde la ternura, donde no se ostenta el drama, donde se conocen los desastres de la Guerra y el Holocausto, pero no se ostenta, al contrario: todos rescatan la idea de la vida en comunidad, la posibilidad de compartir las historias de los migrantes”. Una película con “un eje muy fuerte en la transmisión de la memoria”, afirma la cineasta porteña. “El abuelo le cuenta a los nietos, los nietos preguntan. Y los nietos vuelven a contar. La película trata un poco de eso; qué hace esa nieta con la historia que le cuenta su abuelo, cómo ella la vuelve a contar reflexionando sobre eso”.

Gina es así tan protagonista como Zew, porque, dice Kuten, “es una película que le habla a los jóvenes, que actualiza la situación de la migración”. Una película “sobre la memoria, pero que pretende no ser nostálgica”, que aborda la la memoria, pero mirando al presente, “como un relato que advierte, que reflexiona pero que advierte en relación a lo que hacemos con el otro distinto. Se cuentan historias del pasado, pero hay que pensar para que no se repitan historias tan dramáticas”.

Kuten explica que siempre quiso filmar esta historia pero que el proyecto se materializó cuando “empecé a darme cuenta que a través de esta historia yo podía abordar un tema de tantos otros: no solo hablar de una historia familiar, sino, a partir de una historia familiar, pensar la migración, pensar la discriminación que sufren. Llevar la historia familiar a lo colectivo”.

Esa es una de las posibilidades del cine. “El documental trabaja con la memoria”, define Kuten, que destaca como primer documentalista “a mi abuelo, que recopiló las historias, que sacó las fotos con las que trabajé”, y señala que “un país que no tiene esas fotos, que no hace algo con esas fotos, una comunidad que no hace algo con esa historia documentada, pierde ese álbum familiar que le permite reflexionar y construir identidad. Y ese es el rol del cine”.

Esto, afirma, lo dice en un momento complejo para la construcción de ese cine nacional, con el fondo de fomento al cine y la cultura a punto de caducar, algo que se suma a las complicaciones ya históricas para las películas nacionales, siempre mendigando salas, pantallas.

Y eso que, dice Kuten, las colas para “Argentina 1985” demuestran una vez más que no es como tantas veces se dice que no hay interés en el cine nacional: “Pero no tenemos pantallas. Y tenemos producción muy buena, de muchísima calidad y sobre muchísimos temas, que nos permite trabajar sobre nuestra historia y nuestra identidad”.

 

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