No es a balazos la fórmula para dirimir conflictos internos, como el de la Uocra
Edición Impresa | 27 de Octubre de 2022 | 01:36

Hace ya mucho tiempo que la interna de la Uocra-La Plata decidió dirimir sus controversias internas a balazos, a palos o a trompadas, en distintos lugares públicos de la Región –aquí se habla, fundamentalmente de La Plata y Ensenada- con el saldo de personas muertas, otras muchas seriamente heridas y severos destrozos. Todo ello en algunos de los escenarios elegidos por los grupos enfrentados para “dialogar” y con el agravante del enorme riesgo que corren terceros indefensos, que tienen la mala suerte de encontrarse en medio de esas “cabildos abiertos”, cruentos e inexplicables.
Se necesitaría, ciertamente, mucho espacio para reseñar los numerosos encontronazos registrados en los últimos años entre las facciones enfrentadas que lideran el Pata Medina e Iván Tobar. Tal como se dijo ayer, se trata de una guerra sin cuartel, que no para de derramar sangre y de generar no sólo temor, sino justificada indignación en la inmensa mayoría de la población que quiere vivir pacíficamente, respetando a las leyes y no a los comportamientos matones.
Tal como se dijo ayer en este diario, con antecedentes como para hacer una enciclopedia de la violencia, en donde en primer término debieran figurar los muertos y heridos, nada parece detener a estos grupos. Por eso continúan ventilando su interna como si nada les pudiera suceder, cada vez con un mayor grado de salvajismo.
En este último caso, ocurrido en las últimas horas, los incidentes arrancaron en una parrilla muy concurrida del Parque Martín Rodríguez, en Ensenada. Se presume que la zona, que cuenta con una cantidad de empresas que funcionan junto al polo petroquímico, influyó para que hubiera más “contendientes” y que la disputa se convirtiera en más encarnizada. En esta oportunidad hubo gente herida y la Policía tuvo que recurrir a sus escopetas con postas de estruendo para dispersar la revuelta.
Si bien existieron versiones contrapuestas de cómo empezó todo, incluso videos con imágenes elocuentes, la Justicia investiga en detalle cómo se suscitaron los acontecimientos. Algunos dicen que, por esas cosas del destino, coincidieron los dos grupos antagónicos dentro del local comercial. Pero no se descarta que se haya tratado de una emboscada.
No corresponde, en realidad, detallar las causas, los alcances del episodio y sus secuelas, ya que ello forma parte de la investigación judicial en curso. Lo que sí debiera señalarse es que la Uocra platense en alguna ocasión tendrá que entender que hay que apelar a vías pacíficas para dirimir conflictos. Entre otras múltiples finalidades, para no convertir una institución tan objetivamente valiosa como es un gremio en una suerte de batallón prepotente.
Se ha dicho que el problema se arrastra desde hace mucho tiempo. Gravísimos enfrentamientos en las puertas de la Destilería YPF, atentados a balazos a casas de dirigentes, bataholas entre las dos facciones frente a la actual sede de la calle 50 de nuestra ciudad, en episodios que obligaron a intervenciones de la Policía y de guardias de Gendarmería obligadas a disparar balas de goma y gases lacrimógenos, la denominada “interna” de un gremio se viene librando en la Región en un contexto de inaudita violencia.
Precedida, claro está, por un largo período previo en el que la que una conducción originó incidentes, presiones y extorsiones muy graves en el rubro de la construcción, que derivaron en causas y condenas judiciales.
También se advirtió en esta columna que le costó mucho a nuestro país recuperar el sistema democrático y que fue compartido el esfuerzo que todos los sectores desplegaron desde 1983 para mantener abiertas las vías de la institucionalidad.
Es de esperar, entonces, que las autoridades policiales y judiciales le pongan un definitivo freno al accionar de quienes se apartan de las vías legales para dirimir sus conflictos. Y que además esclarezcan estos episodios, para sancionar a los autores de los delitos cometidos. No es a balazos ni a piedrazos como se dirimen los conflictos y es responsabilidad del Estado velar para que ello deje de ocurrir.
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