Los trapitos hasta indican dónde hay que estacionar

Un vecino llega con su auto a 46 entre 10 y 11, a las 7, y lo estaciona pudiendo elegir libremente donde hacerlo, ya que a esa hora (pero no por mucho tiempo más) hay espacio de sobra. Necesita el lugar solo por unos minutos porque nada más tiene que extraer efectivo de un cajero cercano y seguir con lo programado para el día. Al cerrar el coche, se acerca el “trapito” de la cuadra y le exige que lo adelante, a lo que el automovilista se niega. Y así progresa un intercambio de palabras que tensa el clima al punto que al irse el hombre le advierte al joven que espera que al regresar no haya daños en su auto. Es una escena cotidiana en las calles de la Ciudad, que puede llegar también a la violencia. La actividad de vigilar coches, acomodarlos y hasta lavarlos en la vía pública, se sabe, es ilegal desde hace dos décadas. Sin embargo, se mantiene “viva”.

Una situación, también muy frecuente, es cuando de la amenaza se pasa la acción. Eso le habría sucedido, un par de días atrás, al hijo de una vecina que denunció el ataque en Control Ciudadano. Según la mujer, el joven estacionó el auto en 5 entre 44 y 45, se acercó el cuidacoches y le preguntó si quería lavarlo. Le respondió que no, pero de todos modos se le ofreció una propina por la vigilancia. “Al volver, le había rayado todo el baúl”, contó la vecina, quien aseguró que “no sirvió de nada” lo expuesto en el organismo municipal, pues, afirmó, “lo sacan y reaparece como si nada”.

Este rebusque de los cuidacoches que en algunos casos se vuelve extorsivo, arrancó en contadas calles del centro platense hacia fines de los años 90. Hoy, transcurridas más de dos décadas, se los ve en cada una de las zonas de la Ciudad con expansión comercial o concentración de oficinas administrativas, es decir, en innumerables cuadras.

Años atrás, cuando se extendió el servicio de estacionamiento medido muchos pensaron que la medida iba a cortar la modalidad de cuidar autos a cambio de dinero, pero no fue más que una ilusión, pues lejos de retirarse de la vía pública la fueron tomaron casi por completo.

Es de todos los días ver cuidacoches en las cuadras céntricas como en los alrededores de Plaza Moreno, las adyacencias de las calles 8, 9 y 10 y diagonal 74.

En rigor, en la cuadrícula limitada por las avenidas 1 y 19 y 44 y 60 es fácil encontrarlos de lunes a viernes desde las 7 hasta las 3 de la tarde.

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Hace un par de años pusieron el grito en el cielo los comerciantes de la zona de 5 y 51. Ocurrió que, levantadas las medidas del aislamiento social declaradas por la irrupción del Covid-19, un grupo de ciudacoches se instaló en la zona atraído por el movimiento que generaban los locales gastronómicos y los negocios de indumentaria.

El hecho despertó numerosas quejas entre los dueños de esos emprendimientos, pero desde hace ya largos meses, curiosamente, en ese centro comercial ya no se ve la presencia de “trapitos”.

Fuentes municipales indicaron que “diariamente se dispone la presencia tanto de inspectores de la secretaría de Seguridad y Control Ciudadano como de agentes de la Guardia Urbana de Prevención (GUP) en las zonas neurálgicas del Partido”.

Asimismo, se remarcó que “más allá de la función preventiva de estos agentes, los mismos deben dar aviso e intervención a la Policía, que es la fuerza que tiene que actuar en situaciones de violencia, desmanes o delitos de este tipo”.