Para su presente y su futuro, la Ciudad necesita crear más empleos genuinos
Edición Impresa | 19 de Noviembre de 2022 | 04:07

Al cumplirse en 1982 el centenario de La Plata, se dijo en esta columna que la definición de metas económicas y de crecimiento para la Ciudad no podía sino pasar por áreas clave como las del desarrollo industrial y tecnológico de avanzada. Se afirmó entonces que, para ello, nuestra ciudad contaba “con recursos humanos altamente calificados y con la apoyatura de un sistema universitario que debe ser integrado en un plan ambicioso de desarrollo”.
Cuarenta años después y a pesar de los avances registrados en ese lapso en materia urbanística, de los cuales se ofrece en esta edición un suplemento especial dedicado a esos logros, tales como la Autopista o la electrificación del ferrocarril -ambas conquistas reclamadas desde hacía muchas décadas- la Ciudad no ha podido, en cambio, plasmar un pleno desarrollo de sus posibilidades industriales y comerciales, en el sentido de poder ofrecer más y mejores empleos genuinos a la población.
Un trabajo genuino es aquel que proporciona para sí mismo y a los demás algún tipo de beneficio y que, además de ventajas monetarias, otorga otras conquistas a la persona que lo ejerce. Por el contrario, un trabajo no genuino es aquel en el cual el supuesto trabajador recibe una compensación económica, pero que realiza tareas improductivas o no hace ninguna. El caso más extremo se da con aquellos que reciben planes del Estado para ocultar la falta de trabajo real, o precisamente “genuino” que es el que dignifica al ser humano.
El empleo surgido de sectores privados, ya sea que provenga de distintos tipos de actividades económicas productivas, del despegue de las obras privadas, del desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, de los polos industrial y científico que la Ciudad se sigue debiendo, no ha crecido comparativamente en la Ciudad.
Por el contrario, si se mira el incremento demográfico de estas cuatro últimas décadas en nuestra zona, las fuentes de trabajo genuino disminuyeron.
La construcción privada es otro motor que debiera intensificar su potencialidad. Bien se conoce que asociado a ella se encuentra también en juego el mejor desarrollo de otras industrias anexas y de diversos emprendimientos comerciales, que incluyen la prestación de numerosos servicios.
Está claro que la construcción irradia beneficios y riquezas hacia múltiples direcciones, sin perjuicio de señalar que esencialmente apunta a resolver el cada día más crítico problema de la vivienda.
Así también en los últimos tiempos se han acelerado en nuestra región los cambios socioeconómicos y culturales, viéndose condicionada la sociedad por demandas imperativas como, por ejemplo, la de una reactivación industrial, y comercial, así como la de un mejor aprovechamiento de sus potencialidades científicas y culturales, que la pongan al tono de los desafíos de la época.
Existen próximos al distrito platense algunos municipios que, aun careciendo de la diversidad de posibilidades de La Plata, han tenido la capacidad de contar con polos industriales aptos para absorber fuertes demandas de trabajo. Al mismo tiempo, esas comunas supieron proteger al comercio local, no dejándolo expuesto insólitamente a la competencia desleal de una venta ambulante que no dejó de crecer, como vino ocurriendo en nuestra ciudad.
También se ha solido argumentar que la cercanía de la Ciudad de Buenos Aires ha sido un factor negativo para la economía platense cuando, en realidad, el despegue y la pujanza de la economía porteña puede convertirse en un estímulo, para estrechar positivos vínculos comerciales, industriales, turísticos y de distinta índole desde el universo platense.
A medida que avanza el siglo XXI, nuestra ciudad se encuentra otra vez frente a grandes desafíos. Se ha dicho ahora, con razón, que los empresarios y comerciantes platenses, los profesionales y sus colegios representativos, la Universidad y las numerosas y muy activas entidades de bien público, deben aunar esfuerzos y concertar estrategias que hagan superar la actual crisis y abrir las puertas hacia el progreso general.
Junto a ello es preciso que las autoridades de los distintos niveles institucionales despejen aquellos obstáculos y trabas que impiden o demoran el mejor desarrollo económico de La Plata. Está probado -y la catástrofe originada por la pandemia ha sido el último examen- que el sector privado siempre estará dispuesto a resurgir, a superar los escollos, a generar riqueza, a crear fuentes de trabajo, a abrir las puertas del presente y del futuro.
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