Cinco encapuchados armados coparon una casa en Arturo Seguí

Al acecho. La delincuencia está ahí, a la espera de oportunidades. Sucede en todos y cada uno de los rincones de la Ciudad. Como pasó en Arturo Seguí, en los primeros minutos de ayer, cuando una familia cayó en manos de cinco delincuentes encapuchados.

La zona del ataque, en 152 entre 419 y 426, es muy abierta, con predominio de calles de tierra y rodeada de lotes de importantes dimensiones.

Seguramente, los ladrones estaban ocultos al amparo de la oscuridad reinante. Por eso las víctimas no alcanzaron a percibir a tiempo su presencia. Mucho menos escapar.

De acuerdo al reporte oficial, todo se desencadenó cuando un hombre de 35 años llegaba en auto a la vivienda junto a su madre de 65.

Apenas intentó ingresar a la propiedad, los ladrones salieron de entre las sombras y, bajo amenazas, los obligaron a ingresar junto a ellos. También hubo al menos un culatazo.

Lo que siguió después fue todo miedo, tensión, angustia y desamparo.

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Los ladrones, que tenían armas de fuego y cuchillos, tomaron el absoluto control de la situación, sin que nadie pudiera ayudar a los damnificados.

Si bien no se indicó cuánto tiempo permanecieron dentro de la propiedad, se supo que los asaltantes escaparon con una suma de dinero -la cantidad no trascendió-, pertenencias varias, un teléfono celular, alhajas y un parlante.

Al parecer, la fuga fue a pie, pero no se descarta que haya abordado algún rodado en las inmediaciones.

El hombre de 35 años, por una herida cortante en el cuero cabelludo, y su madre, presa de los nervios, tuvieron que ser asistidos por una ambulancia del SAME en el lugar, aunque no hubo traslados a ningún centro médico.

Eso sucedió cuando las víctimas pudieron liberarse, ya que las habían atado de pies y manos, y llamar al 911.

En la investigación tomó parte personal de la seccional de Villa Elisa, donde se radicaron las actuaciones caratuladas como “robo calificado”.

RASTRILLAJES

Por las características del lugar, la obtención de imágenes de cámaras de seguridad representa una dificultad para los investigadores, que ya igualmente comenzaron a analizar lo sucedido y a buscar datos que les permitan descubrir quiénes son los autores del salvaje ataque.

Tal vez esos elementos surjan a partir de los peritajes que realizó personal de Policía Científica en la finca. De todas formas, los voceros no especificaron si se hallaron rastros dactilares aptos para cotejo.

En el barrio, a partir de lo sucedido, quedó flotando una sensación de preocupación y temor, ya que toda la zona norte de la Ciudad está siendo blanco de repetidas incursiones delictivas y con grupos numerosos de malvivientes.

La violencia desplegada en cada robo es otro de los sellos distintivos de muchos asaltos, lo que también provoca un fuerte temor.