En Berisso, “a la buena de Dios”: hubo dos robos cerca de una garita policial

En estos tiempos de inseguridad extrema, tener a una garita policial a menos de una cuadra, supone una tranquilidad para vecinos y comerciantes del lugar. Sin embargo, esa lógica no se aplica en un sector del barrio Villa Nueva de Berisso, por cuanto en los últimos cuatro meses ya hubo dos ataques contra un almacén.

Según lo informado ayer a este diario por Karina (47), propietaria del local, que está ubicado en 8 entre 143 y 144, el último hecho ocurrió el jueves pasado, aunque aún la persigue el traumático recuerdo del asalto que afrontó allí mismo en noviembre último.

“HAY GARITA, PERO NO PATRULLAN”

Sobre el robo sufrido hace seis días, contó que “los ladrones eran dos pibitos, que entraron tras romper la puerta de la cortina del frente. El domo de una cámara de seguridad, que está en 8 y 143, los filmó cuando huían caminando, a la una y cuarto de la mañana”.

Los intrusos, indicó, se apoderaron de unos 16.000 pesos que la comerciante había dejado para pagar al día siguiente algunas cuentas. “Si no, no dejamos plata”, aclaró. También le sustrajeron una computadora.

Karina mencionó que “un vecino que se iba a trabajar a esa hora le comentó a su mujer y esta señora le avisó a mi empleada. Fue muy feo después venir y encontrarme con la puerta de la cortina violentada, el candado tirado en el piso y los faltantes dentro del local”.

Pero además, la colmó de rabia e impotencia observar que “la grabación del domo muestra a los ladrones yéndose de mi negocio caminando muy tranquilamente”.

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Fue cuando aludió a que “en esa misma esquina hay una garita policial que no sé bien cuál es su función, porque no patrullan ni tienen siquiera un efectivo en la puerta”.

“Estos delincuentes escaparon como si nada, lo mismo que el que me asaltó en noviembre, a las 8 de la noche, cuando estaba acá con mi hija de 6 años”, reflejó.

Precisó que en ese atraco “el ladrón, también jovencito, se metió en el almacén apenas saló un cliente. A diferencia de los que vinieron el jueves, que estaban a cara descubierta, el delincuente tenía una gorrita con visera y el barbijo puesto”.

Y reveló que “me sacó unos 2.000 pesos que había en la caja registradora, distintas botellas con bebidas alcohólicas y varios atados de cigarrillos”.

En tanto, expuso que “siempre soñé con tener mi almacén, pero jamás imaginé trabajar con esta inseguridad”.

“EL BARRIO YA NO ES TRANQUILO”

La charla con la comerciante damnificada viró después hacia el panorama en ese barrio, en relación al accionar delictivo.

En tal sentido, Karina expresó con añoranza que “pensar que este fue siempre un barrio tranquilo, pero desde hace un año ya no lo es. Al contrario, siempre nos enteramos de algún robo, especialmente en la calle”.

Y en este contexto, señaló que la obra pública que consistió en abrir un tramo de la calle 8 en esa zona, en dirección a la avenida 122, por un lado fue un beneficio para muchos residentes del lugar. Pero la otra cara de la moneda es que “muchos delincuentes, sobre todo los que andan en moto, roban y después toman esa calle para llegar hasta la 122, para seguir la fuga en distintas direcciones”.