Propiedades “protegidas”: entre las dudas y un estado de abandono
Edición Impresa | 6 de Marzo de 2022 | 02:17

El catálogo de inmuebles que integran el patrimonio arquitectónico platense se mantiene, teóricamente, tal cual se definió hace casi 16 años atrás: unas 1.800 propiedades con diversos grados de protección, que no siempre se respetaron. Pertenecer a esa lista implicó para una vivienda o un edificio, ya sea público o privado, ser alcanzado por el decreto municipal N°1579 dictado en 2006 promulgando la ordenanza 9231 que impuso restricciones tanto para una demolición como para una remodelación, mientras que para los dueños de esas construcciones significó la obligación de tener que pedir autorización en el caso de querer llevar a cabo cualquier tipo de reforma, interna o externa, con costos muy altos porque la mano de obra debe ser especializada para respetar estructuras originales.
Muchas de ellas, en la actualidad, están en ruinas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, tal como ocurre con la Casa Arana, construida en 1883. Esa propiedad es el fiel reflejo de que la legislación por sí sola no logró salvar al patio Nazarí que replicaba al que se encuentra en la Alhambra y con el que el gobernador Dardo Rocha quiso homenajear a su suegro. Mientras, desde la Municipalidad dicen que se avanza en la elaboración de un proyecto de ordenanza que promueva la protección de ese tipo de bienes, pero permitiendo a sus dueños alternativas con ellos para evitar pérdidas económicas.
Además, aseguran, que por estos días se trabaja -junto a profesionales y universidades- en un nuevo índice para los bienes, públicos y privados, catalogados.
Se sabe que hay muchas casonas en situación parecida a la Casa Arana, con propietarios que no disponen de los recursos para mantenerlas en buen estado. Sin embargo, especialistas remarcan que las intervenciones que deben hacerse en ese tipo de propiedades presentan muchas limitaciones -junto a altos costos- porque se requiere de gente especializada que esté en condiciones, por ejemplo, de recuperar fachadas y ornamentos que responden a estilos precisos. Un problema pueden ser las estructuras de balcones, algunos con 60 ó 70 años de antigüedad, que necesitan reparaciones con las técnicas necesarias, que suelen ser muy costosas en un presupuesto hogareño.
POR categorías
Esas propiedades incluidas entre aquellos bienes considerados “patrimonio” de la Ciudad están clasificadas en categorías, según el nivel de intervención que pueden sufrir.
De acuerdo a la norma, se consideró “intocables” a unas 30 de “protección integral” y en ellas no se pueden introducir cambios en el exterior ni en su volumen, mientras que en el interior se deben mantener la disposición y el aspecto de los espacios principales y conservar hasta la ornamentación original. En esta parte del catálogo figuran los grandes edificios públicos como la Gobernación, la Legislatura; el Palacio de Tribunales y el Banco Nación, entre otros; la Catedral, la Curia y varias iglesias; las sedes de algunas facultades, - como Ingeniería -, y de establecimientos educativos -como el Liceo Víctor Mercante y el Colegio Nacional -. También contempla construcciones emblemáticas de la historia fundacional de La Plata, como la casa de madera del Parque Saavedra que perteneció a Pedro Benoit y donde, se cree, se dibujaron los planos de la Ciudad. No obstante, el año pasado se hizo una restauración para convertirla en un “hospital de esculturas”.
Incluye también algunos edificios de propiedad privada, como la Casa Curutchet, el ex Jockey Club, el Automóvil Club Argentino y la casa que fuera de Ricardo Balbín.
A ese casi medio centenar de edificios que no se pueden tocar le siguen, en grado de protección, unos 159 de “protección estructural”, los que apenas pueden ser reformados. En ellos se deben conservar intactos su composición, volumen y fachada y sólo se pueden realizar modificaciones en el interior siempre que “se mantenga el orden arquitectónico original”, según se aclara en la normativa. Figuran en esa lista el Registro de las Personas - 1 y 60 - y los hospitales Gutiérrez -diagonal 114 e/ 39 y 40 - y el y San Martín - 1 y 71 -, pero la mitad de los edificios así clasificados pertenecen también a particulares y corresponden a viviendas, comercios, hoteles, instituciones y clubes.
LA MÁS NUMEROSA
La categoría “protección contextual” es la más numerosa. Alcanza a unos 1.550 inmuebles, casi en su totalidad de propiedad privada y en su mayoría destinados a vivienda. Son definidos como unidades que no tienen valor de “patrimonio arquitectónico” por sí mismas sino por “su contribución a la identidad del área” en que se encuentran y, según las restricciones de obras, se deben conservar las fachadas pero se pueden introducir cambios en el resto del inmueble. Sin embargo, han habido, excepciones, como ocurrió con la sede del Colegio de Médicos de 51 entre 9 y 10 para la construcción de un edificio de altura, que hoy funciona como hotel.
Finalmente, hay un anexo a esta última categoría denominado “protección cautelar” para más de un centenar de inmuebles privados, en su mayoría utilizados como viviendas, que no tienen valor histórico ni arquitectónico ni aportan a la “identidad de un área”, pero que son linderos a edificios de las categorías “integrales” o “estructurales”. Esas unidades pueden ser pasibles de restricciones variables -que en muchos casos “ataron de manos” principalmente en costos a sus propietarios-, desde la exigencia de mantener toda la construcción hasta permitir que sólo quede en pie la fachada. Pero, según el caso, también es posible que se autorice su demolición para la construcción de un nuevo edificio siempre que no sobrepase determinada altura.
En todos los casos sólo existe la posibilidad de que se acepte una reforma e incluso una modificación estructural del edificio, previo paso por una serie de trámites, en los casos en que el inmueble está destruido, sin posibilidades de una puesta en valor que respete todos los aspectos originales.
Ahora, cabe marcar, por la inclusión del inmueble en el catálogo no hay para el propietario una compensación económica, como ocurre en otras ciudades del mundo con los bienes declarados “patrimonio” de la comunidad. Es más, tampoco el Estado destina fondos al mantenimiento de esas construcciones, las que por lo general, debido a su antigüedad, la preservación de las estructuras suele ser muy costosa.
PÉRDIDA DE VALOR
A lo largo décadas, la construcción de edificios y diversos emprendimientos comerciales hizo que la Ciudad perdiera su perfil fundacional, principalmente cuando se demolieron propiedades construidas antes de 1930 que formaban parte del patrimonio local. Eso le fue restando posibilidades para que fuera considerada como Patrimonio Mundial de la UNESCO, algo que se persiguió durante muchos años.
Señalan desde la Comuna que ahora se estudia la manera de que los numerosos bienes patrimoniales que aún se mantienen en pie en La Plata conserven su valor, eviten ser demolidos, pero permitiendo a su vez que los propietarios puedan usufructuar el potencial constructivo que tendrían si se los utilizara para otro fin. “Hay una especie de protección testimonial de las propiedades, pero después todo queda a mitad de camino, sin ver cómo se cuida o se efectiviza su mantenimiento; la idea es intervenir sin afectar el bien, evitar las demoliciones y que el propietario pueda usufructuar el potencial constructivo”, explicó la arquitecta María Botta, Secretaria de Planeamiento.
En busca de una solución, la funcionaria sostuvo que se trabaja en un proyecto de ordenanza que avanza en las “transferencias de indicadores”, o sea, si un predio tiene potencial para hacer un edificio de determinada cantidad de niveles, el dueño podrá vender esos indicadores para aplicarlos en otras parcelas. “Si tiene una superficie en la que no puede ejecutar esa obra, se le asignará otra en las áreas de desarrollo nuevas”, agregó.
También se estudia cómo lograr un fondo de mantenimiento porque una casa preservada no se puede modificar de cualquier manera y eso es costoso, admite. No obstante, se reconoció también que muchos propietarios se enfrentan a un camino sin salida. Asisten a la pérdida del valor de su patrimonio porque no tienen los recursos para mantenerlos, pero tampoco les permiten modificarlo para darle otros usos.
Como ejemplo de lo que podría hacerse en un futuro, el Municipio gestiona, a través de una convocatoria de la Red de Casas Antiguas, la puesta en valor de una casa patrimonial cercana a la Plaza Moreno a la que se mudaría el archivo de Obras Particulares. Además se destinaría un espacio para desarrollar alguna iniciativa privada, por ejemplo un café o una librería, una manera de obtener ingresos para mantener todo el inmueble.
Con relación a los listados en los que están registrados los inmuebles con valor histórico, se indicó que se está analizando el informe de patrimonio con las actualizaciones correspondientes, ya que muchos están tan deteriorados o directamente se demolieron y eso justificaría que se saquen del catálogo. A esa tarea se aboca el Consejo Único de Orden Territorial - CUOT- integrado por representantes de los bloques de concejales, profesionales y miembros de la UNLP y de la Universidad Católica.
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