“Porno y helado”: cómo (no) conseguir chicas

La nueva serie de Martín Piroyansky, que llega el viernes a Amazon Prime Video y marca el regreso de Susana Giménez a la actuación, relata la historia de un trío de perdedores que finge tener una banda de rock sin saber nada de música para conseguir el éxito que les es esquivo en su vida

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Pedro Garay

pgaray@eldia.com

La historia del rock nacional no se hubiera escrito de no haber sido por el deseo de jóvenes adolescentes de conquistar al sujeto deseado a través del sex appeal de una guitarra, y esa noción es la que dispara a tres jóvenes a inventar que son parte de una banda en “Porno y helado”, serie creada por Martín Piroyansky que llega el viernes a Amazon Prime Video y que es, dice el actor y director, la historia de “tres parias que quieren pertenecer al mundo”.

Pero que, claro, son tres perdedores: Pablo (Piroyansky) y Ramón (el platense Nacho Saralegui) son dos amigos que se juntan a comer helado y mirar porno (Ramón es fanático de las maduras), atrapados en trabajos sin horizonte (Pablo, que ya pasó los 30, ni siquiera trabaja y vive con sus padres) y anclados en los años de secundaria. Pero un día aparece Nacho (Eliseo Barrionuevo), compañero de Pablo de la escuela al que el personaje de Piroyansky le hacía bullying: Nacho es ahora una estrellita de rock indie, canchero y seductor, y el encuentro lleva a Pablo a inventar que tiene una banda de rock.

“Pablo es un tipo horrible”, se ríe Barrionuevo; pero es el héroe de esta ficción de ocho episodios que desde ese momento verá cómo Pablo, Ramón y Ceci, una estafadora que también anda sin rumbo por la vida (Sofi Morandi), intentan convertir esa mentira, esa banda ficticia, en realidad, aunque no saben absolutamente nada de música. Por supuesto, todo se les saldrá de las manos.

“La idea era contar a dos personajes tan fracasados que su actividad preferida sea juntarse a ver porno y tomar helado desde un lugar muy naif, para nada sexual, miran porno y toman helado literal. Lo hacen desde un ritual de una amistad de muchos años que no se modificó y ellos no hicieron nada de sus vidas. Un poco la idea de Pablo es que se quedó en el secundario, tiene el look del secundario -que en ese momento era cool tener- y un poco bien le iba; si bien no era el popular le hacía bullying a otros, y con los años esos pibes como él terminan siendo los más losers en el mundo real”, cuenta Piroyansky, en diálogo con EL DIA.

Piroyansky se define como “lo contrario a Pablo, por eso es divertido interpretado: es divertido hacer maldades”; y lo mismo dice Morandi, que tiene algo “de lo desfachatada” de Ceci (“y también la heladera, su heladera vacía podría ser la mía”) pero que se divirtió particularmente con su personaje manipulador y traicionero. De Ramón, Saralegui dice tener “esa ingenuidad, aniñada, eso me vino por defecto instalado” pero no la honestidad brutal de su personaje, “yo soy lo opuesto… así que eso fue divertido, jugar a tener impunidad”.

La historia de este trío de perdedores, ilusos y egomaníacos intentando formar una banda de rock para conseguir chicas y algo de dinero se entrelaza con historias de la noche, cargadas de cocaína, personajes turbios y bajos fondos, e incluye una trama conspirativa para colocar al próximo presidente del país: como siempre en las propuestas de Piroyansky, y en las de buena parte de su generación, se trata de “una propuesta de humor distinta”, que camina por la cornisa entre lo risible y lo bizarro con comodidad. Un tipo de humor inspirado en ciertas sitcoms de la década que se fue (desde “Curb your enthusiasm” a “Louie”) pero con sello local.

“Me importa mucho la idea de hacer cosas locales y que uno vea lo que hago y diga ‘esto es argentino’”, dice al respecto Piroyansky, creador de “No me ama”, “Abril en Nueva York” y “Famoso”. “Me crié viendo muchas series yanquis, con mucho humor yanqui, y si bien en mis cosas hay bastantes referencias a todo eso, mi idea es tomar de lo extranjero lo que me gusta sin quitarle la idiosincrasia argentina”.

Pero el humor de “Porno y helado” no solo transita el absurdo; también es picante, incómodo, juega con los límites de la corrección política llevando temas y discursos del momento lleva al ridículo, incluyendo, por ejemplo, una pelea entre taxistas de masculinidades frágiles.

“Quería que la serie hable un poco de lo que está pasando, tocar ciertos temas que están dando vueltas, pero desde el humor y con amor. Me interesa la incomodidad, pero no me interesa ofender. Uno juega con unos límites, pero para mi es importante jugar dentro de esos bordes”, afirma al respecto Piroyansky.

VUELVE SUSANA

En ese cóctel absurdo y paródico, aparece Susana Giménez, en su regreso a la ficción. “La serie es tan bizarra que la idea de que aparezca Susana es parte del mundo que se plantea”, se ríe Piroyansky, que confiesa que no fueron ellos quienes pensaron en Susana, sino Amazon.

“Yo escribí el personaje que ella interpreta sin pensar en nadie en particular, pero le dieron los guiones, la chance de que eligiera uno de los personajes, que tampoco había tantos para que interpretara, y eligió ese. Re mandada, haciendo eso, podría no haberle interesado y se re mandó, no tuvo inconveniente en hacer ningún chiste y fue muy fácil dirigirla, estaba súper entregada al laburo, me escuchaba mucho”, cuenta el creador de la serie.

Susana, la mujer de un candidato a presidente con un fetiche sexual por los artículos para el hogar, comparte mucha pantalla con Saralegui, especie de interés romántico (a él le gustan las “maduras”, y trabaja en una casa de artículos para el hogar).

Me interesa la incomodidad, pero no me interesa ofender. Uno juega con unos límites, pero para mí es importante jugar dentro de esos bordes”

Martín Piroyansky actor y director

“Ya estar en una serie en una plataforma era una locura. Y se agregó esta locura de trabajar con Susana”, se ríe el comediante platense. Y cuenta que laburar con la diva de los teléfonos “se hizo muy fácil. Quizás uno se imagina la figura de una diva con pretensiones, pero fue súper humilde a la hora de ensayar y filmar”.

“No era una más, claramente, era Susana. Entra y todo el mundo se da cuenta, tiene una presencia. Pero a la hora de filmar se sentía como una más”, agrega Morandi.

Susana es parte de un elenco que completan Martín Pavlovsky, Javier Niklison, Santiago Korovsky, Santiago Talledo y Favio Posca, un proyecto que a Piroyansky le llevó más de una década llevar a la pantalla: “Porno y helado” nació como una película, relata, pero el proyecto quedó en un cajón hasta que finalmente Amazon Prime Video se interesó por producirlo.

“La idea surgió hace muchísimos años y fue evolucionando. Fue cambiando el mundo, mi vida, fui envejeciendo y también empezaron a cambiar los problemas de los personajes. Y cuanto más grande me ponía, más patético y gracioso me parecía que un chico de 30 y pico tuviera las problemáticas que tiene Pablo”, relata el creador de la serie, que durante estos años encontró otras chances para rodarla, pero “de forma más chica: y me parecía que era un proyecto grande, que había que hacerlo con un buen presupuesto, hacerlo chico era matar la idea. Así que lo esperé. Hay que respetar la identidad de cada idea, hay que escuchar qué te pide cada idea”.

La idea se benefició de la actual guerra de plataformas, encontrando casa gracias al deseo de los servicios on demand de sumar contenido local, un impulso que comienza a brindar nuevas oportunidades a una alicaída industria nacional. “Es la oportunidad de hacer cosas más grandes con el espíritu con el que empezamos haciendo cosas”, opina al respecto Saralegui, que como Morandi y Piroyansky, lleva varios años trabajando de forma independiente en plataformas como YouTube y redes sociales, con proyectos como Jueves de Trapos que dio como fruto la película “En busca del muñeco perdido”. Él también, cuenta, encontró en su carrera muchos escollos para llevar a cabo sus ideas, pero “había llegado a un punto donde decidía hacerlo igual. Una vez tenía que hacer un sketch en un velorio: filmar en una casa funeraria era imposible, así que armé un cajón de papel madera”, se ríe.

Con más presupuesto, entonces, “Porno y helado” pudo tomar vuelo, un vuelo que implicó no solo un gran elenco o rodajes nocturnos en exteriores, sino también contratar a Martín “Tucán” Bossa, ex A77aque y Juana La Loca, y Diego Rodríguez, parte de Babasónicos, para componer los temas de la banda inventada por Ramón y Pablo.

“Quería músicos que hicieran hits instantáneos”, cuenta Piroyansky. Y los encargados cumplieron: el tema que da título a la serie es una pegadiza melodía pop con aroma a indie platense, aunque, claro, con una letra que Morandi describe como “estúpida”, surgida de la cabeza de estos dos sujetos que se juntan a ver porno y helado y que luego cantan sobre ver porno y comer helado. Algo que Saralegui cantó, cuenta “creyéndome que era John Lennon. Parte de lo gracioso es que canten semejante estupidez con tanta pasión”.

 

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