Miedo en dos barrios cercanos: motochorros tienen en jaque a los vecinos

Dos barrios pertenecientes a una misma localidad, la de Altos de San Lorenzo, están distantes unas 10 cuadras, pero conviven con un idéntico flagelo: el de la inseguridad.

Además, de acuerdo al relato de sus pobladores, todos con reserva de identidad por temor a sufrir represalias, hay otro elemento que las vincula. Se trata nada más y nada menos que los motochorros, que ya forman parte de su geografía cotidiana y no paran de infundir temor.

Como si fuera poco, los residentes consultados por este diario coincidieron en manifestar que no alientan perspectivas de que “las cosas cambien” y en reprochar que “casi no se ven patrullajes”.

Adriana (52) vive cerca de la esquina de 23 y 79, donde, al comenzar la noche del domingo pasado, dos jóvenes hermanos fueron interceptados por otros tantos que circulaban en una moto.

Al igual que otros habitantes del lugar, quedó conmocionada al enterarse sobre lo sucedido.

Y, al respecto, le contó en la tarde de ayer a EL DIA que “fue a las 8 de la noche del domingo, cuando a los chicos se les cruzaron dos delincuentes también jóvenes, que iban en una moto color negra”.

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Por lo que se supo en el barrio “uno de los hermanos suplicaba a uno de los asaltantes `por favor, no me hagas nada’. Y como hubo vecinos que los escucharon, se activó el sistema de la alarma vecinal. Por eso, le sacaron rápido la bicicleta y escaparon enseguida”, reflejó.

Pero varios frentistas del lugar expusieron que “hace años que pasan estas cosas”, aunque a su vez subrayaron que “últimamente se puso un poco más brava la inseguridad”.

Al momento de trazar un imaginario mapa de acción sobre el radio por donde se mueven los motochorros, Adriana precisó que “diría que es en calle 22 desde 73 a 80, lo mismo que desde calle 23 desde 70 a 80”.

“NO SE PUEDE SALIR A LA CALLE”

Es tan fuerte el temor existente entre quienes viven en esa zona de Altos de San Lorenzo, que según lo reflejado por esta vecina “entre las siete y media y las ocho de la noche, no se puede salir a la calle. Te exponés a que te roben en la calle”.

“Lo que pasa es que, por un lado, estamos rodeados por algunos asentamientos cercanos”, señaló después preocupada.

“Tampoco ayuda que estamos en un lugar de fácil escape para quienes roban en moto, porque ni siquiera hay semáforos”, añadió.

“Y encima -completó- faltan luminarias y hay pastizales muy altos”.

Otra vecina del barrio, Noemí (70), aportó por su parte ante este diario que ladrones en moto también suelen asaltar a sus víctimas “a las siete u ocho de la mañana, cuando hay gente que sale a trabajar o estudiar”.

Tras exponer que “los patrulleros casi no se ven por acá”, reveló que por tal razón “hubo vecinos que cruzaron en la calle sogas grandes, para que los motochorros no circulen a toda velocidad”.

“No nos queda otra que tratar de defendernos de los robos con la alarma vecinal o, como estamos, con un grupo de WhatsApp que permite comentarnos cualquier movimiento sospechoso”, consignó.

CAYERON TRAS HERIR A UN CICLISTA

Por otra parte, se supo que tres delincuentes de 21, 25 y 26 años fueron arrestados en las últimas horas, acusados de ser quienes el miércoles pasado, mientras se movilizaban en dos motos, asaltaron e hirieron de un puntazo en una pierna a un ciclista y se dieron a la fuga.

Fue a través de una rápida investigación encarada por oficiales de la comisaría octava, lo que posibilitó finalmente dar con el paradero de los sospechosos, que fueron y aprehendidos en la tarde del lunes en 81 entre 15 y 16.

Se informó que durante el procedimientos, los policías les incautaron “una mochila donde había un cuchillo y una PlayStation 3, de la que no pudieron justificar su procedencia”.

Los detenidos, creen los pesquisas, serían los mismos que el 2 de enero atacaron a otro ciclista, de 49 años. Pero como se resistió, lo hirieron con un arma blanca en una pierna.

Este diario estuvo ayer en esa cuadra y hubo quienes, a cambio de mantener en reserva sus identidades, denunciaron que en ese barrio “tenemos robos, lugares que tienen una fachada, pero donde también funcionan como desarmaderos de motos y ni hablar de los puestos de venta de droga. Están por todas partes”.