Atragantados por el delito: robo y “comilona” en una quinta de City Bell
Edición Impresa | 14 de Abril de 2022 | 02:13

Fueron 50 minutos de terror e incertidumbre los que padecieron un matrimonio de quinteros y su hijo, entre el final de la noche del lunes y los primeros minutos del martes, en su lote con vivienda en una zona de quintas hortícolas de la periferia de City Bell.
Según explicaron los damnificados a este diario, el ataque sobrevino a partir de una entradera que cuatro delincuentes fuertemente armados le hicieron al hijo de la pareja, de 22 años, en ese domicilio de 455 y 160, del barrio Las Banderitas.
Con dos de los maleantes apuntándole con sus armas de fuego, el muchacho fue obligado a entrar a la casa, donde lo esperaban sus padres, Pedro Príncipe (59), y Paola Roja (42).
“AHORA SOMOS LOS DUEÑOS”
Todavía sin lograr abstraerse de la angustia y el miedo que le provocó la banda, igualmente Pedro y Paola aceptaron relatar el duro trance que debieron soportar por el asalto.
“Nuestro hijo Matías llegó el lunes a las 11 y media de la noche, entró el auto los 50 metros que separan la tranquera de entrada con la casa y apenas se bajó, lo abordaron los cuatro ladrones que llegaron con zapatillas embarradas porque atravesaron a pie el sector de quintas”, reflejó.
Luego, indicó: “Nos ataron a los tres de pies y manos con alambres que trajeron”. Y mencionó que no fue el único aspecto de logística al que recurrieron. “Además usaban guantes de látex y cubrían sus cabezas con pasamontañas. Sólo se les veían los ojos”, puntualizó luego.
Como queriendo “marcarles la cancha”, Pedro reveló que los intrusos les dijeron “acá ahora somos los dueños”, y comenzaron a exigir que les entreguen todo el dinero en pesos, pero también los dólares.
“TENEMOS QUE EMPEZAR DE CERO”
Pedro y Paola después se encargaron de enumerar entre ambos la interminable cantidad de pertenencias que les quitaron los asaltantes.
Con un gran desánimo, el hombre informó que les robaron 300.000 pesos de ahorros “que con mucho sacrificio juntamos durante largos años”, resaltó. También tres celulares, un televisor, relojes, un microondas, una plancha, una pava eléctrica, un bolso con artículos de pesca, perfumes y sus autos, un Volkswagen Bora modelo 2004 y un Peugeot 206 modelo 2006, donde cargaron todo el botín.
La lista de todo lo sustraído fue engrosada por la banda con otros elementos de menor valor económico, en algunos casos hasta insignificantes.
En tal sentido, Paola señaló que robaron también “una caja con hamburguesas que estaba en el freezer, una linterna, el espejo con botiquín del baño, medias, aceite, galletitas, jugos y hasta el tachito de la basura del baño”.
A su vez, evidenciando sentirse con tiempo e impunidad, el grupo de delincuentes hasta se sentó a cenar.
Al respecto, Paola citó que “sacaron del microondas la carne que había dejado para mi hijo y la comieron, tomando además una gaseosa que sacaron de la heladera”.
Con su marido, instantes después reflexionaron: “Estos tipos nos arruinaron, nos desarmaron la casa en un rato y ahora tenemos que empezar de cero, porque se fueron hasta con el último pesos que teníamos”.
Como suele suceder en este tipo de hechos, Paola agradeció haber salido ilesa. “Si no fuera por la plata que encontraron, nos hubieran lastimado”, remarcó.
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