Rusia, errores militares y una crisis puertas adentro
Edición Impresa | 29 de Abril de 2022 | 01:28

La invasión a Ucrania ha dejado al descubierto, en sus más de dos meses de duración, que las operaciones militares casi siempre son más complicadas y exigentes de lo previsto. Rusia está enfrentando una serie de dificultades que han retrasado lo que el gobierno de Vladimir Putin planeaba que durase a lo sumo tres o cuatro días, con una victoria rápida y contundente.
Pero eso no ocurrió. A diferencia de la invasión del este de Ucrania en 2014 y la anexión ese mismo año de la península de Crimea, cuando decenas de tanques rusos entraron sin resistencia en este territorio que tiene la principal base naval rusa en Sebastopol, esta vez hubo varios errores que los expertos se han encargado de señalar en la estrategia rusa.
DESORGANIZACIÓN Y OTROS ERRORES
Los problemas de Rusia en Ucrania, según analistas, surgen de su propia desorganización, una industria caracterizada por la ineficiencia y la corrupción, del bajo rendimiento de sus tropas, armamento obsoleto y de inteligencia militar errónea la cual decía que los ucranianos no iban a resistir. Rusia, creia tener el segundo ejército más poderoso del mundo después del de EE UU, ha dejado al descubierto numerosos baches.
Una mala logística que dejó a soldados sin comida, a tanques militares sin combustible y sin piezas de recambio ante eventuales desperfectos. En las redes sociales han aparecido imágenes de blindados rusos y vehículos abandonados en las calles o remolcados por tractores ucranianos.
Otro elemento importante es la aparente escasez de armamento para una guerra de larga duración. La eficacia de los ucranianos, que volaron varios puentes de acceso a la capital, entorpeció el objetivo de los mandos militares rusos.
SITUACIÓN INTERNA
Con un PBI similar al de Brasil, Rusia está lejos de ser una potencia, sostienen los especialistas. El país tiene un alto nivel de corrupción con un Estado ineficiente y funcionarios que han amasado fortunas incalculables, empezando por Putin y su círculo cercano. Además, la crisis de la economía rusa, altamente dependiente de las importaciones, tiene acorralado al jefe del Kremlin. Tras la batería de sanciones aplicadas por Occidente como castigo por la invasión a Ucrania, en Rusia faltan desde medicamentos hasta alimentos para mascotas.
En 2020, las importaciones representaron el 75 por ciento de las ventas de bienes de consumo no alimentarios en el mercado minorista ruso, según un estudio de la Escuela Superior de Economía de Moscú. En algunos sectores, la proporción era incluso mayor, llegando al 86 por ciento en el caso de los equipos de telecomunicaciones, de acuerdo al análisis. Las importaciones equivalían a una quinta parte del PBI en 2020, frente al 16 por ciento de China y más que otras grandes economías como India y Brasil.
Que Rusia siga con la guerra en Ucrania a pesar de su fallida estrategia militar y del grave panorama económico que enfrenta puertas adentro es algo que sorprende a Occidente, que está buscando una salida diplomática al conflicto cuanto antes.
Es oportuno recordar aquí el número de bajas de altos mandos militares rusos en los primeros veinte días de guerra: cuatro generales resultaron abatidos, más que en toda la guerra rusa en Afganistán, además de varios altos comandantes.
Por su parte, Ucrania ha sabido aprovechar la ventaja del terreno. Las tácticas de sus comandantes los ha llevado a tomar posiciones en bosques y pueblos cerca de las rutas de transporte utilizadas por los rusos desde donde han podido lanzar ataques y generar emboscadas.
A esto se suma que muchos soldados rusos se vieron lanzados a una invasión después de pasar varias semanas bajo la nieve en Bielorrusia, adonde se desplazaron inicialmente para llevar a cabo maniobras militares conjuntas. Según testimonios de prisioneros rusos, éstos no habían sido informados de que la “operación especial militar” supondría entregarse a fondo con el objetivo de matar a soldados y población civil ucraniana.
Además, la visión geopolítica de Putin y de su círculo más cercano sobre “la amenaza existencial” que a su juicio supone una Ucrania entregada a Occidente no es compartida necesariamente por los soldados, que ya no quieren seguir luchando. Para muchos de ellos, la guerra contra sus vecinos no tiene justificación ni supone una amenaza para la seguridad de Rusia.
Putin parecio desconocer las condiciones climáticas y geográficas de la región, sumándose al grupo de los vencidos por el general Invierno, Bonaparte y Hitler. Los Ucranianos, mientras, abrieron represas para inundar y empantanar aún más la tierra aprovechando el deshielo por el inicio de la primavera.
Los costos ocultos de la corrupción sin duda hicieron sentirse a la hora de mantener el armamento y la infraestructura militar, una tarea ya de por si difícil con un PBI tan pequeño.
El lunes, el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, afirmó que Rusia está fracasando en sus objetivos bélicos, y que Ucrania está venciendo. Mientras tanto, la guerra en Europa del Este tiene, por ahora, un final abierto.
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