“Becoming Elizabeth”: la adolescencia de alto voltaje de un mito

La condesa Alicia von Rittberg creció en una familia de nobles en Munich. Muy joven, todavía adolescente, se convirtió en la revelación de la televisión alemana, y fue construyendo una carrera que incluso la depositó en Hollywood, donde actuó junto a Brad Pitt en “Fury”. Ahora, la intérprete teutona tiene la posibilidad de volver a explorar sus raíces: acaba de estrenar en la plataforma Starzplay “Becoming Elizabeth”, un drama de época sobre los años juveniles, plagados de intrigas, sangre, sexo y romance, de Isabel, la primera.

Pero la Condesa de la Casa Von Rittberg, cuyo poder se retrotrae hasta el siglo XVI, cuenta que para el papel, uno de los roles más importantes de su carrera y que marca su desembarco a nivel internacional, “la forma en que crecí no fue un factor”.

“Creo que lo único que tomé de mi vida es ser una mujer, intentar encontrar mi camino, mi voz…”, afirma Von Rittberg en diálogo con EL DIA. La vida de un noble hoy y de una princesa ayer, claro, son muy diferentes. En ese sentido, “lo más difícil”, agrega la actriz, “fue comprender cómo sería que la vida siempre estuviera en riesgo: podías tomar una decisión y tu cabeza terminaba clavada en un pincho. Pero el resto de los desafíos que enfrentó, enamorarse, navegar a su familia, crecer en soledad, porque quedó huérfana, y encontrar la forma de conseguir lo que quiere sin presionar, también aprendiendo a observar, a aprender y a ser sagaz respecto a lo que quiere, eso es algo con lo que yo podía relacionarme”.

La serie aterrizó en la plataforma Starzplay, donde se estrenará un episodio nuevo cada domingo, justo a tiempo para el Jubileo de Isabel II, que tomó su nombre de la Isabel explorada en esta ficción. Sin embargo, la serie creada y escrita por la premiada dramaturga y guionista de televisión Anya Reiss, aborda un período muy distinto al de la Isabel mítica, la de los libros: este nuevo drama en torno a los Tudor explora la desconocida historia de los primeros años de la reina más emblemática de Inglaterra, mucho antes de su ascenso al trono.

En ese entonces, la joven Isabel Tudor era una adolescente que acaba de quedar huérfana al momento de inicio de la serie: entonces, se ve envuelta en la política, y también en la exploración sexual, de la corte inglesa, en un drama que sigue el habitual camino de las intrigas palaciegas (la muerte del rey Enrique VIII hace que su hijo Eduardo, de nueve años, asuma el trono y pone en marcha una peligrosa lucha por el poder cuando Isabel, Eduardo y su hermana María se encuentran como peones en un juego entre las grandes familias de Inglaterra), pero agrega una dosis de romance de alto voltaje e historia de iniciación.

Es el retrato de una era poco visitada en el cada vez más explorado género de las ficciones de época en torno a la realeza, pero, afirma Von Rittberg, “que no hubiera demasiada investigación sobre ese período nos permitió sumergirnos en el costado humano, emocional” de la futura reina.

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“Siendo tan joven, solo estás intentando encontrar tu camino, conformar tu propia opinión ¡enamorarte y que no te casen por una alianza!… Concentrarnos en ese aspecto humano ayudó a no quedarnos atrapados por lo que cuentan los libros de historia”, explica al protagonista, para quien fue personalmente “liberador” encarnar un período de la vida de Isabel desconocido, porque, dice entre risas, “no me intimidó tanto poder ser comparada con todas las otras increíbles actrices que la han interpretado”.

Claro: desde Helen Mirren y Judi Dench a Cate Blanchett, desde Katherine Hepburn y Bette Davis a Margot Robbie, a la emblemática reina la han encarnado varias de las grandes divas de Hollywood. Von Rittberg estudió esos trabajos, confiesa, incluso si a ella le tocaba retratar otra Isabel: “Al ver estas otras películas y actrices que interpretaron a Isabel, fue interesante ver cómo se movían, cómo sonaban, cómo llevaban sus vestidos: fue una parte importante de mi investigación”, cuenta. “Miré otros proyectos, y es hermoso ver cómo han cambiado las interpretaciones según la época, como los dramas de época también han cambiado: quieres ser fiel a los hechos históricos, pero también quieres crear algo que se sienta moderna, que se sienta como algo que nunca se haya visto. Eso es lo que me fascinó de ‘Becoming Elizabeth’: no importaba la época en que transcurriera, se sentía moderno, se sentía habitado por gente que simplemente enfrenta los mismos desafíos que enfrentamos hoy”.