Niños con alta sensibilidad: luces y sombras
Edición Impresa | 16 de Junio de 2022 | 01:53

El término ‘persona con alta sensibilidad’ alude a un rasgo de la personalidad identificado y definido por la psicóloga estadounidense Elaine N. Aron en 1991, según explica la psicóloga infantil y docente universitaria Úrsula Perona, especializada en trastornos complejos: niños ‘de alta demanda’ y crianza consciente.
Según Perona, ser altamente sensible no puede describirse como un trastorno ni una enfermedad, pero se trata de una situación que marca el día a día de la persona que lo experimenta, especialmente los más pequeños, a los que esta experta, madre de tres hijos, denomina NAS (siglas de ‘Niños Altamente Sensibles’).
El NAS no presenta timidez ni una exageración de sus reacciones, sino que nace con una tendencia a ser más consciente de todo lo que lo rodea, explica esta especialista dedica al análisis de esta temática, que “puede llegar a afectar a un 20 por ciento de la población”, según calcula.
Estas niñas y niños disponen de una profunda capacidad de reflexión interior, piensan mucho antes de actuar o tomar decisiones, son empáticos, creativos, inteligentes e intuitivos y además de permanecer atentos son muy cuidadosos en su proceder.
Aunque en principio el perfil NAS es altamente positivo, puede ocasionar determinadas disfunciones, ya que al analizar un gran número de estímulos con tanto lujo de detalle, el niño puede a veces experimentar un cierto estado de agobio que le induce a retraerse, a mostrar cierta timidez y sensibilidad o incluso a deprimirse.
De hecho, “los niños altamente sensibles son vulnerables frente a la depresión”, según esta experta.
GRAN FINEZA SENSORIAL
Por eso es importante que los padres y madres dispongan de las herramientas necesarias para poder gestionar con éxito esta tendencia de sus hijos y conozcan qué necesita el menor NAS para su desarrollo integral, respetando siempre su personalidad y su naturaleza sin tratar de cambiarle ni moldearle, señala.
Los NAS se caracterizan por presentar una gran fineza sensorial, percibiendo con gran sutileza y en detalle tanto los estímulos del entorno (luces, sonidos, tejidos, costuras de la ropa) como los estímulos de su propio cuerpo y sus estados internos, señala.
También tienen facilidad para sobreestimularse, a raíz de la sobrecarga mental y emocional que les produce percibir y analizar todo y ser tan conscientes de todo, sin perder detalle de nada, lo cual puede traducirse en excitación, nerviosismo, mala conducta y un estado de alerta o hipervigilancia continuos.
Ponerse en el lugar del otro
Asimismo, los niños altamente sensibles tienen una gran capacidad de ponerse en el lugar de otras personas y compartir sus sentimientos (empatía), experimentan las emociones con intensidad, y tienen un mayor nivel de conciencia e introspección.
El cuarto rasgo que caracteriza a los NAS es su elevado nivel de análisis y su procesamiento profundo de la información, ya que piensan mucho y luego actúan, mostrando un exceso de análisis y de anticipación a los acontecimientos, y una tendencia a la ‘rumiación de los pensamientos’, por lo que puede costarles tomar decisiones.
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