En el Centro detectan un nivel de ruido capaz de generar daños múltiples

Como parte de los trabajos prácticos, un grupo de estudiantes de 2do año de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad Católica de La Plata (UCALP), salió a la calle a medir el nivel de decibeles que se percibe en el ambiente de distintos puntos clave de la Ciudad. Lo que encontraron confirma un diagnóstico que inquieta a especialistas.

En rigor, se mensuró el “ruido”, como se define a esos sonidos que superan por mucho la escala de lo que es saludablemente audible. Y es que en algunos lugares los alumnos detectaron hasta 92 db, cuando lo aceptable según la Organización Mundial de la Salud, durante el día (la evaluación se realizó en una mañana) es hasta 65 db.

Se midió, puntualmente, el impacto sonoro del tránsito. Los y las estudiantes comenzaron con la experiencia en 44 entre 9 y 10 y fueron avanzando con dos decibelímetros por la avenida hasta llegar a Plaza Italia.

En ese recorrido detectaron 78 db (44 entre 9 y 10), 81 db (44 y Plaza Italia), 84 db (parada de micro), 90 db (circulación de micros), 76 db (esquina de diagonal 74 y 8), 90 db (aceleraciones de vehículos), y 92 db (paso de ambulancia).

Explicó la profesora del curso de la UCALP, la fonoaudióloga Silvia Bermúdez, que los altos niveles de ruido ambiente no sólo ponen en peligro audición normal de las personas sino que traen también otras consecuencias, como aceleración del estrés y de la neurosis, e incluso cambios en el carácter.

“Ya se puede hablar de socioacusia, que es la hipoacusia inducida por el sonido del ambiente urbano. Una vez que el aparato auditivo se daña, es irreversible. Pero no es el único problema que puede generar: hay un efecto extra auditivo que produce irritabilidad, pérdida de la memoria, falta de atención, se trastoca el sueño, y se daña el aparato digestivo, porque se vive en un mundo lleno de ruido”.

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CONCIENTIZACIÓN

Mientras que efectuaban las mediciones, se aprovechó para hacer campaña de concientización sobre los graves efectos de los elevados sonidos ambientales.

El escenario puede llevar a socioacusia o a hipoacusia inducida por el sonido urbano

El equipo de estudiantes realizó el recorrido portando carteles con lemas como “Stop al ruido” y “Play al silencio”. La movida atrajo atención entre transeúntes y automovilistas.

“Dentro del ambiente urbano, los ruidos más elevados los hacen los micros y las aceleraciones de los vehículos”, concluyó Bermúdez, que viene observando una aparición temprana de dificultades auditivas que hasta hace un tiempo eran fenómenos más ligados a la vejez.

“Estamos viendo muchos casos de personas con presbiacusia, que empieza teóricamente a los 65 o 75 años y tiene que ver con un envejecimiento natural, ahora ocurren a los 45 o 50 años y eso es por el fenómeno socioacusia: empieza a haber una niebla vocal, tinnitus o acúfenos.

Como se dijo, la OMS establece como límite para vivir en un ambiente saludable un máximo de 65 decibeles durante las horas del día, lo que se reduce a 45 decibeles en la noche.

Sin embargo, según señaló Bermúdez, en La Plata, “cuando pasa un micro o una moto con el sonido del caño de escape, se supera los 88 decibeles”.

Uno de los problemas que acarrea el ruido en continuado en los diferentes espacios céntricos es que el acostumbramiento del sistema auditivo a decibeles altos es adictivo.