“Brote mortal”: dolor por la mujer degollada en Los Hornos

María Rosa Haedo tenía 68 años. Anteanoche, la encontraron en su casa de 54 entre 141 y 142 con un corte en el cuello. En el lugar también estaba su hijo, bañado en sangre. Padecería problemas psiquiátricos. Lo internaron

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El dolor en el barrio donde vivía María Rosa Haedo es enorme. La mujer, que tenía 68 años y hacía varias décadas atendía en kiosco en su casa de Los Hornos, sobre la calle 54 entre 141 y 142, fue encontrada muerta con un profundo corte en el cuello. En el mismo lugar, inconsciente, estaba su hijo con manchas de sangre en toda la ropa. Se sospecha que habría ingerido varias pastillas en un presunto brote psicótico. El mismo que supuestamente lo impulsó a cometer el asesinato. El joven padecía aparentes problemas psiquiátricos que, según contaron allegados a la familia, se agudizaron con la pandemia de coronavirus.

Al acusado del homicidio, identificado por fuentes oficiales como Gonzalo Leandro Passero (32), lo tuvieron que hospitalizar en Melchor Romero para su asistencia y evaluación mental.

Fue su hermana, sargento de la comisaría cuarta de Florencio Varela, la que descubrió la dramática escena.

Al parecer, como no podía contactarse con su madre, pese a los insistentes llamados al teléfono celular, decidió ir personalmente a la vivienda.

Según contaron testigos de la situación, lo que vio en ese momento no se lo olvidará jamás en su vida.

Los voceros describieron que Haedo “estaba recostada sobre su cama, fallecida”. También dijeron que “en otra habitación se hallaba el hijo, bajo los efectos de psicofármacos, con signos vitales, pero sin reacción”.

Respecto del estado del cuerpo, la comerciante presentaba una herida cortante en el cuello. Y explicaron que, al pie de la cama, una cuchilla con manchas de sangre no pasaba desapercibida.

En la investigación del hecho, tomó parte la fiscal en turno de La Plata, Ana María Medina.

Demás está decir que, en función de la imputación que recaería sobre Passero, un homicidio calificado agravado por el vínculo, entraría a tallar, en función de sus antecedentes médicos, que incluyen internaciones previas, los llamados eximentes de responsabilidad penal.

Por ejemplo cualquier anomalía o alteración psíquica, que impida comprender la ilicitud de una conducta.

También cualquier alteración en la percepción de la realidad.

En ese contexto, una persona que comete un delito no puede ser penado como manda la norma, pero sí colocado a resguardo para el caso de que se compruebe una peligrosidad para sí o para terceros.

Por eso serán fundamentales todas las pruebas clínicas, psiquiátricas y psicológicas que seguramente ordenará la Justicia en relación a Passero y, de cuyo resultado, dependerá su situación procesal.

En el barrio, hubo una gran conmoción por lo ocurrido, ya que María Rosa era muy conocida y querida por todos.

En las redes sociales, las manifestaciones de dolor fueron muchas y sentidas y no faltaron los comentarios respecto de la problemática de la salud mental, muy en boga en nuestro país a partir de diversos episodios con resultados trágicos.

“Era una luchadora. Siempre se hizo cargo de sus hijos y los crío sola. Estamos realmente conmovidos de que haya terminado así. Es una verdadera desgracia”, opinó una vecina que era cliente suya de toda la vida.

Secuelas del virus
La pandemia de Covid-19 disparó varias patologías, entre ellas las mentales. Según distintos estudios, la enfermedad puede causar problemas psicológicos como trastornos de ansiedad, depresión e insomnio. También encefalopatías graves con delirios y cuadros de psicosis.

 

 

 

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