El refugio en los bienes durables, una opción ante la crisis económica
Edición Impresa | 31 de Julio de 2022 | 05:26

Verónica Dalto
Ante la acelerada devaluación del peso y la persistente inflación, las personas que están en condiciones de hacerlo buscan adquirir bienes duraderos como electrodomésticos, autos, materiales para la construcción y cierta tecnología, como alternativas a la tradicional compra de dólares, que cada vez está más restringida.
La moneda ha profundizado su debilidad ante la aceleración de la inflación, que ya estaba en un 64 por ciento anual a junio pasado, y la expectativa de un salto del tipo de cambio oficial, no solo por la escasez de reservas y la falta de financiamiento del déficit fiscal, sino por la incertidumbre en la resolución de los desequilibrios macroeconómicos debido a las diferencias políticas al interior del oficialismo.
“Este es un problema típico de la Argentina de mucho tiempo, propio de la alta inflación de Argentina”, explicó el director de C&T Asesores Económicos, Camilo Tiscornia, ya que desde 1945 Argentina se viene separando del resto del mundo en la dinámica de precios.
“Eso va provocando una serie de comportamientos que no están en países que no tuvieron esa alta inflación”, explicó Tiscornia.
El refugio habitual de la mayoría de las personas es la compra de dólares para atesoramiento, pero también se vuelcan a adelantar la compra de bienes durables antes de que suban de precio.
“La gente, en la medida que siga teniendo este nivel de incertidumbre, va a seguir comprando bienes durables para protegerse de la inflación, sobre todo cuando no tiene acceso a la información financiera o a instrumentos financieros para cubrirse de la inflación”, explicó Matías Wilson, economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio.
Según indicó Wilson, los argentinos recurren a electrodomésticos, automóviles y algo de tecnología -porque tiene una vida útil más corta- y señaló que “es común” el adelantamiento de costos acopiando materiales para la construcción, en tanto agregó el gasto de pesos en turismo, que también vive un boom en Argentina.
“La gente quiere sacarse los pesos de encima”, explicó Wilson.
MERCADERÍA
La contracara del consumidor es el comerciante o fabricante que compra mercadería o retiene su producción.
“Agotaría todas las instancias para no vender ningún tipo de mercadería, incluido dólares, primero tomaría financiamiento ya que las tasas son negativas contra la inflación”, recomendó esta semana un informe del economista Salvador Distéfano.
En esa instancia están los productores agropecuarios, que retienen en los campos la cosecha para exportación -la consultora Equilibra estima que restan comecializarse unos US$10.300 millones-, ante la expectativa de un el tipo de cambio más favorable.
No conviene vender recibiendo pesos porque se pierde poder adquisitivo: la tasa de interés que remunera los depósitos a plazo fijo es inferior a la expectativa de inflación, en tanto los instrumentos bursátiles “son más riesgosos, no es lo que haría una persona más conservadora, que no es tan sofisticada”, explicó Tiscornia.
El “dólar soja”
El Banco Central, sediento de reservas, lanzó esta semana un mecanismo transitorio, con el que espera que los productores liquiden unos 2.500 millones de dólares, al permitirles adquirir divisas en la plaza oficial minorista por el 30 por ciento de lo obtenido por la venta de granos y convertir el resto en un depósito con una retribución atada a la evolución del tipo de cambio oficial.
TURBULENCIAS
El Gobierno tiene vigente un programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar la deuda por unos 44.000 millones de dólares, pero en el último mes recrudeció el deterioro de las variables financieras.
Para Tiscornia, “se empieza a ver que el déficit fiscal no va a bajar” y “aumenta la expectativa de que ese déficit fiscal va a provocar más inflación porque el Gobierno no tiene muchas alternativas para financiarlo. Va a tener que recurrir a la emisión monetaria y eso implica más inflación”.
Este mes, además, se disparó el tipo de cambio paralelo -37 por ciento en el mercado negro o dólar blue y hasta 34 por ciento en lo tipos de cambio financieros- por la renuncia del anterior ministro de Economía, Martín Guzmán.
Su reemplazante Silvina Batakis -que también debió dejar su cargo y se pondrá al frente del Banco Nación-, en su diálogo con el FMI, no tocó las metas de 2,5 por ciento del PIB de déficit primario para este año, una asistencia monetaria al Tesoro del 1 por ciento del PIB y un incremento de las reservas internacionales netas de 5.800 millones de dólares y, ante inversores, dijo que contaba con respaldo político de todas las filas del oficialismo para equilibrar las cuentas públicas. Pero todo esto se derrumbó cuando regresó al país y el ministerio de Economía pasó a manos de Sergio Massa, que además concentrará los ministerios de Producción y Agricultura, Ganadería y Pesca.
“Habría que ir a anuncios muy concretos de que el déficit fiscal empieza a bajar ya y esto es lo que es difícil de hacer políticamente”, dijo Tiscornia.
“El Gobierno no termina de convencerse de que lo tiene que hacer porque es costoso políticamente. Estamos en esta especie de limbo de mucha incertidumbre y eso provoca volatilidad financiera”, concluyó Tiscornia. (EFE)
La tasa de interés que remunera un plazo fijo es inferior a la expectativa de inflación
“La gente, ante la incertidumbre, va a seguir comprando bienes durables”
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