“La 56” de La Loma, otra escuela que se convirtió en blanco del delito

Las escuelas de la Región se encuentran atravesando una difícil situación a raíz de la inseguridad.

Como si se tratara de una guerra a muerte, los ladrones no dan tregua a los establecimientos para poder al menos reponerse y aunque “ya no quede nada más por robar” arremeten sin contemplaciones una y otra vez contra los edificios llevándose lo poco que queda y provocando serios destrozos cuyo costo de reparación supera con creces el valor de los botines de los que suelen apoderarse.

En este marco, un establecimiento educativo de La Loma fue desvalijado en las últimas horas por al menos tres sujetos que, según se sospecha, ingresaron al lugar tras romper una de las puertas de emergencia del edificio. Se trata de la Escuela Primaria Nº 56.

Según indicaron fuentes policiales a este diario, los delincuentes que perpetraron el atraco se llevaron un botín compuesto por varias notebooks que, en principio, formarían parte del plan Conectar Igualdad.

A estas graves pérdidas se deben sumar los destrozos que provocaron en las aberturas para poder ingresar al recinto que se encuentra ubicado en diagonal 73, entre 35 y 27.

La situación fue descubierta por uno de los directivos que acudió al establecimiento durante la tarde de ayer tras recibir un llamado de un vecino que le comunicó que había visto a tres sujetos merodeando en el predio.

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Al arribar, lo primero que se encontró fue que una puerta de emergencia se encontraba abierta y su cerradura dañada.

Aquel indicio fue más que suficiente para llegar a la conclusión de que el edificio había sufrido un robo.

Fue así que el directivo realizó un rápido registro del edificio a fin de evaluar daños y detectar faltantes.

En varias aulas encontró desorden pero en el área de computación se encontró con serios destrozos.

Fue en ese marco que detectó que faltaban las computadoras con las que venían trabajando los alumnos.

Se informó que al menos dos de los tres delincuentes pudieron ser capturados y en su poder se incautó evidencia que los compromete en la causa.

Los golpes contra establecimientos educativos se han convertido en una constante en la Región a punto tal que en varias escuelas han llegado a generar planes de contingencias para evitar seguir convirtiéndose en blancos de asaltos.

En este marco, se ha vuelto común que los directivos, docentes e incluso el personal de maestranza tengan que llevarse los insumos a sus casas como medida preventiva.

“Roban lo que sea. Desde notebooks y televisores hasta utensilios, artículos de bazar y comida”

Así, computadoras, instrumentos musicales, herramientas (en el caso de las escuelas técnicas), materiales y hasta los utensilios son trasladados diariamente desde las casas de los responsables hacia el establecimiento y viceversa.

“Roban lo que sea” es la frase que más se repite entre los docentes cuyas escuelas se convierten en víctimas de la delincuencia.

Si bien las notebooks, los televisores y los equipos de audio son los objetos predilectos de los ladrones a la hora de armar un botín, nada les impide apoderarse de una botella de lavandina si no queda otro elemento más por llevarse.

Utensilios, artículos de bazar e inclusive la comida, todo sirve para saciar la sed de robo con la que irrumpen.

Justamente, la prueba más reciente del robo de “lo que sea” tuvo lugar hace tan solo una semana en un establecimiento de Berisso.

Se trata de la Escuela Primaria Nº 18, ubicada en 38 entre 175 y 176, cuya comunidad educativa sufrió un duro golpe el pasado martes cuando se disponían a iniciar la semana después del feriado por el 17 de agosto.

Sin medir las consecuencias de sus acciones, un grupo de ladrones dejó sin comer a todo el alumnado al robarse 3 ollas de grandes dimensiones y una bolsa de pollos.

Según fuentes del Consejo Escolar de La Plata, más de la mitad de los edificios educativos de la Ciudad no cuentan con alarmas o sistemas de prevención contra robos.

Las rejas o los candados que se han podido colocar a la fecha, en una búsqueda desesperada por ponerle un freno al embate del delito, no alcanza.

Al igual que sucede con los golpes ejecutados en los clubes de barrio, los más perjudicados con estos atracos terminan siendo los más chicos.

Poco parece importarles a los hampones el daño que le causan a los infantes en su desarrollo.

En cambio, arremeten con saña y voracidad contra las escuelas para apoderarse de cuanto puedan.

En muchas ocasiones terminan siendo más costosos los daños que provocan que los objetos de valor que se llevan.