Situaciones alarmantes para la fauna marina
Edición Impresa | 4 de Agosto de 2022 | 04:40

Las imágenes de lobos marinos con redes o zunchos en sus cuellos o de tortugas que mueren por la ingesta de bolsas se vuelven cada vez más comunes pero además, de manera imperceptible, los microplásticos se van acumulando en órganos de distintas especies.
En un estudio en corvinas en el estuario de Bahía Blanca, los investigadores encontraron microplásticos en los 20 ejemplares analizados y un total de 241 partículas.
“En promedio hallamos 14 piezas de plástico en el tracto digestivo de las corvinas, que son peces pequeños”, explicó el investigador Andrés Arias del Instituto Argentino de Oceanografía (IADO-Conicet) y del Departamento de Química en la Universidad Nacional del Sur.
El estudio afirmó que “el promedio de partículas por pez fue más alto que el informado en estudios marinos globales anteriores”.
Además, señaló que “se encontró una correlación positiva entre el número de microplásticos por pez y el índice hepatosomático, lo que sugiere un probable estrés en su estado de salud”, ya que ese indicador se utiliza para medir las reservas de energía del animal.
Por otro lado, “los organismos filtradores como bivalvos, moluscos y almejas se alimentan de los microorganismos que están en el agua y en ese filtrado se quedan con un montón de micropartículas sintéticas que no pueden degradar y que quedan en su organismo”.
Los resultados de otro análisis de nueve pingüinos magallánicos juveniles del Atlántico argentino sur que murieron entre febrero y marzo de 2019 y 2020 mostraron la presencia de microplásticos en todas las muestras con un promedio de 51 partículas por individuo, durante su recuperación en la Estación de Rescate de Fauna Marina Guillermo “Indio” Fidalgo.
La investigación estuvo liderada por la bióloga marina del IADO, Tatiana Recabarren y también participó Arias.
“Distintos estudios han evidenciado que la exposición a ciertas concentraciones de microplásticos tiene un efecto físico en la capacidad de absorción de alimentos ya que algunas especies han disminuido su performance energética”, mencionó el investigador adjunto en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de la Universidad Nacional de Mar del Plata-Conicet, Mauricio Díaz Jaramillo.
El doctor en Ciencias Ambientales llamó la atención sobre la necesidad de contar con más trabajos porque estas partículas podrían funcionar también como un “caballo de Troya” de otros contaminantes que “vienen de la fabricación misma del plástico fragmentado o por absorción”.
Díaz Jaramillo estudia la presencia de contaminantes a nivel de los sedimentos costeros y de zonas de importancia para la conservación o el monitoreo, como, los afluentes de las plantas de tratamiento.
En su última investigación destinada a observar patrones de distribución de microplásticos en estuarios de Buenos Aires, encontró una gran cantidad de partículas de pintura en los estratos de entre 10 y 30 centímetros de los sedimentos de distintas áreas del estuario de Bahía Blanca.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE