Fallas en el servicio de agua domiciliaria y en las redes cloacales de la Ciudad
Edición Impresa | 15 de Septiembre de 2022 | 03:18

Vecinos reflejaron, una vez más, el problema que plantean las pérdidas de agua en las redes de suministro domiciliario o en las cloacales de nuestra ciudad, al punto de que son muchas las veredas y también las calles que se ven casi totalmente anegadas, de cordón a cordón, como ocurre por ejemplo en la cuadra de 50 entre 29 y 30, es decir nada menos que la que corre junto al fondo del Hospital Italiano. En este caso, al problema propio de una pérdida debe sumarse la posible presencia de un foco infeccioso a metros de centenares de personas internadas.
En el caso de las redes de agua corriente, las quejas de los vecinos coinciden siempre en señalar que, como contraste paradójico, sufren verdaderas penurias por la falta de presión de agua en sus viviendas, mientras ven cómo el líquido corre junto a los cordones y se pierde en las bocas de tormenta esquineras. Eso, cuando los desagües no están obstruidos y entonces se forman anegamientos.
Por cierto que el enojo vecinal no termina allí ya que ello ocurre en un contexto marcado por las cada vez más costosas tarifas del servicio, que los usuarios se ven obligados a pagar, mientras carecen de suministro y advierten las múltiples averías que exhiben las cañerías que corren bajo la vía pública y que se traducen en filtraciones sobre las veredas y calles.
En cuanto a los desbordes cloacales, la nota publicada ayer en este diario dio cuenta de uno que ocurre en pleno centro, en la cuadra de 51 entre 7 y 8, y de otro en 115 entre 46 y 47, en donde los frentistas aluden a la presencia de esas aguas infecciosas y reclaman que se reparen de manera urgente tales averías.
Si bien ambas redes –la de suministro de agua y la cloacal- corren de manera independiente, la llamada “viveza criolla” se ocupó en muchos casos de fusionarlas. Se sabe que no faltan propiedades que -para evitar el que desagüe de las aguas pluviales de los techos pase por debajo de sus domicilios hasta llegar al cordón- “contrabandean” en las cámaras domiciliarias esas aguas pluviales y las envían a las redes cloacales.
Desde luego que, cuando se producen lluvias medianamente intensas, esos volúmenes de agua, literalmente, hacen estallar las cañerías de esas redes cloacales, que desbordan entonces hacia las calles. De este problema no se conoce que existan fiscalizaciones de organismos del Estado.
Existe asimismo otra grave problema, referido en este caso las pérdidas en las redes de agua domiciliaria. Ocurre que las fallas se ven agravadas porque las reparaciones que corresponderían no se realizan de inmediato. Por lo general demoran mucho tiempo, con el consiguiente desaprovechamiento de un elemento cada vez más preciado para el normal desenvolvimiento de las actividades ciudadanas. Y las inversiones, en el futuro, serán mucho más onerosas que los arreglos hechos a tiempo.
Está claro que se está hablando de un suministro esencial, como es el del agua corriente, del cual depende la calidad de vida de la población que lo recibe. De allí que no sólo resulte negativo cualquier tipo de derroche evitable en ese tipo de suministro, sino que aparece como imperioso que la empresa prestataria cumpla con la obligación de brindar un servicio confiable y continuado. Al mismo tiempo, existe el gravísimo problema sanitario de una red cloacal con permanentes pérdidas. Está claro, entonces, que los entes de contralor y las autoridades provinciales también deben ejercer la fiscalización necesaria para que ello no ocurra.
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