Álvaro Cortés

Un enorme pesar causó, sobre todo en la comunidad de City Bell, la muerte del pediatra Álvaro Cortés, destacado por la dedicada atención de chicos de distintas generaciones y que practicó, fundamentalmente, desde su consultorio en la localidad platense. Ejerció la profesión con las características, ya de otras épocas, de “médico de pueblo”. Tenía 79 años.

Hijo del camarista Segismundo Cortés y María del Carmen Morel, había nacido en esta ciudad el 17 de febrero de 1943. Tuvo un hermano menor, Segismundo. La educación primaria la cumplió en la Escuela Anexa, y gran parte de la secundaria la cursó en el Colegio Nacional, pero se recibió de bachiller en el Colegio San Luis.

Su relación con la medicina arrancó en la facultad de la Universidad de El Salvador, en donde se graduó en 1967. Tras recibirse, comenzó su labor en La Plata: trabajó atendiendo a pequeños pacientes en el Hospital de Niños “Sor María Ludovica”, en distintas unidades sanitarias municipales, y en los consultorios externos de Ipensa.

También desarrolló durante un tiempo la docencia, pues fue ayudante diplomado en la cátedra de Pediatría de la UNLP.

En 1975 decidió dejar algunos de esos compromisos y dedicarse a la atención particular en consultorio propio. Para entonces ya se había casado con María Victoria Martínez Christian, había tenido su primer hijo y hacía dos años que el matrimonio vivía en una emblemática casona del camino Centenario, enfrente de la Estación de Trenes de City Bell. Ahí instaló su lugar de trabajo y comenzó a adquirir reconocimiento entre los matrimonios jóvenes, a quienes “Alvarito” (como lo llamaba una gran cantidad de vecinos) les despertaba la mayor de las confianzas y la seguridad de que frente a cualquier emergencia él respondía de inmediato. En 2008 se cambió a la calle 13a entre 466 y 467, donde también conjugó su rutina doméstica con el consultorio hasta 2018, cuando resolvió retirarse.

Fue un amante de la náutica, que practicó desde muy joven con su padre y su hermano.

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Tuvo seis hijos: Álvaro, Dolores, Pilar, Sebastián, Manuel y Juan. Con los años se convirtió en abuelo: tuvo 10 nietos y tres bisnietos.

Además de subrayar entre sus rasgos el buen carácter, la sensibilidad y una humildad que no parecía condecir con la grandeza de su persona, en su entorno destacaron el amor que sintió por María Victoria, su compañera por más de 60 años.