Logran desviar la caída de un rayo lanzando un láser al cielo
Edición Impresa | 18 de Enero de 2023 | 02:07

Un equipo científico internacional anunció haber logrado por primera reconducir un rayo utilizando un láser, un experimento que podría convertirse en alternativa al tradicional pararrayos que se utiliza actualmente.
Los rayos atmosféricos golpean el suelo terrestre entre 40 y 120 veces por segundo causando cada año la muerte de unas 4.000 personas y pérdidas económicas por valor de miles de millones de dólares alrededor del mundo.
Frente a esta amenaza, la principal protección hasta ahora ha sido el viejo y efectivo pararrayos, una simple barra metálica acabada en punta e inventada en 1749 por el científico estadounidense Benjamin Franklin.
Tras años de ensayar alternativas, un equipo formado por expertos de seis instituciones distintas, consiguió probar la efectividad de lanzar incesantemente al cielo un impulso en forma de láser para “guiar” los rayos hasta un punto seguro, en lugar de atraerlos simplemente como hace la barra de metal.
“Queríamos ofrecer la primera demostración de que un láser puede influir en los rayos, y que lo más fácil es guiarlos”, explicó Aurélien Houard, físico del Laboratorio de Óptica Aplicada de la Escuela Politécnica de París.
Houard es el autor principal de un proyecto que desarrolló durante dos décadas junto a Jean-Pierre Wolf, del grupo de Física Aplicada de la universidad de Ginebra, y otros colaboradores.
Emisión inducida
El rayo es una descarga de electricidad estática acumulada entre dos nubes durante una tormenta, o entre esas nubes y la Tierra, mientras que el láser es una emisión inducida de radiación para generar un halo de luz.
Al emitir el láser hacia el cielo, el equipo de Houard y Wolf logró crear un plasma (aire cargado de iones y electrones) que es parcialmente conductivo y que “se convierte así en un camino preferencial para el rayo”, explicó el investigador.
Ya en 2004 su equipo había intentado probar esta solución en Nueva México, pero su prueba experimental falló por errores en el láser, y porque era difícil calcular dónde iba a caer el rayo. Casi veinte años más tarde, en la cima de la montaña Santis, a 2.500 metros de altitud, en el noreste de Suiza, hallaron sin embargo la solución.
En ese lugar hay una torre de telecomunicaciones de 124 metros de altura que recibe en torno a cien rayos cada año. Los científicos construyeron un potente láser durante dos años dentro de un telescopio, que por sus características puede concentrar la intensidad del haz luminoso en unos pocos centímetros.
Su objetivo a largo plazo es provocar y conducir esa chispa eléctrica, de gran potencia, a fin de proteger así instalaciones estratégicas como los aeropuertos.
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