Las flores, que acompañan al ser humano desde siempre
Edición Impresa | 22 de Octubre de 2023 | 06:24

Por MARCELO ORTALE
No debe haber mercado más condicionado por lo delicado de su producción y lo complejo de su distribución -que también maneje un producto tan efímero y acaso superfluo, es decir supuestamente alejado de las necesidades básicas de la población- como el mercado mundial de las flores. Sin embargo, año tras año, se mueven cada vez más miles de millones de dólares y euros en torno a la compraventa de flores.
Países Bajos, el principal productor y exportador, podría testimoniar que durante la Segunda Guerra Mundial hubo tanta pobreza que las personas recurrían a los bulbos de tulipanes –la gran flor nacional de los holandeses- para cocerlos y después comerlos. Las flores quedaron para después de la liberación.
Pero también la producción de flores se vio fuertemente resentida entre 2020 y 2022, cuando la pandemia de Covid hizo que se suspendieran muchos vuelos y ningún país exportador pudo llegar con sus toneladas de flores a los países compradores. Recién ahora pudieron recuperar mercados, tanto Países Bajos como Colombia y Ecuador, que lideran el mercado mundial.
La aceptación y popularidad de los ramos de flores en el mundo es creciente. Para mostrar amor por su pareja, por sus padres, por cualquier ser querido vivo o fallecido, la gente de todo el planeta compra flores. Se estimó que en la actualidad, sólo en el área de la exportación de ramos florales se alcanzaron cifras superiores a los 12 mil millones de dólares, en lo que resulta ser un incremento de seis puntos con respecto a 2017.
Atrajeron por aroma y apariencia. También fueron alimento y remedios medicinales
Hoy Países bajos exporta el 60 por ciento de las flores que se producen en todo el planeta. En la tierra holandesa hay más de 10 mil hectáreas plantadas de coloridos tulipanes. Ver esas superficies floridas, de horizonte a horizonte, pone la piel de gallina. Y centenares de aviones abastecen desde Amsterdam a países de los cinco continentes. Se trata de aviones “isotérmicos” que en sus bodegas conservan la temperatura fresca de las flores hasta entregarlas en destino.
En mucha menor medida, claro está, La Plata cuenta con un cinturón de cultivos florales que superó en producción, en los últimos año, a Escobar que lideraba en nuestro país. En la década del 90 el sector platense estuvo a punto de concretar un acuerdo para vender ramos de flores al Mercado de Milán, uno de los más importantes de Europa, aunque esa iniciativa no alcanzó a prosperar.
LA OTRA CARA
Las flores acompañaron al ser humano desde siempre. No sólo atrajeron por su apariencia y aroma, también fueron alimento y además tuvieron atributos medicinales, que persisten hasta hoy. Las flores fueron objeto de adoración por diversas culturas.
Ellas protagonizaron mitos y leyendas maravillosas, ya sea de Grecia y Roma como de otras civilizaciones orientales y occidentales. Vale aquí mencionar el mito de los “lotófagos”, -así se hicieron llamar quienes vivieron en una isla griega- cuyo principal alimento era la flor de loto.
La ingerían no sólo para saciar su hambre, sino por sus propiedades somníferas y por su dulzura. Los “lotófagos” fueron tripulantes de la flota de Ulises, que quería llevarlos de regreso a su tierra, Itaca, pero que comenzaron a comer la “flor del olvido” y habían perdido sus recuerdos y también sus propósitos. Comieron de ese fruto y el regreso a sus hogares les pareció algo extraño, inalcanzable. El mito enseña que el olvido es parte de nuestra vida cotidiana.
El poeta checo Rainer María Rilke / Wikipedia
La flor de loto les hacía perder la memoria y así olvidaban a la patria y al amor que habían dejado en ella. Dos mil años después, un escritor moderno, Aldous Huxley, reprodujo este mito en “Un mundo feliz”, en el que las personas ingieren una pastilla llamada “soma”, que los hipnotiza y aparta de toda angustia y de todo deseo existencial.
También fueron los griegos los que sostuvieron que la flor del girasol estaba enamorada del dios Helios, que era la personificación divina del sol. A su vez, los gladiadores romanos eran premiados cuando triunfaba con un gladiolo, que se les entregaba en sus turbios vestuarios.
La flor de loto les hacía perder la memoria: olvidaban a la patria y al amor que habían dejado
El famoso tulipán tiene también su historia humana. El príncipe turco Farhad estaba enamorado de una doncella de la Corte, Shirim, que decía que su amado estaba muerto. Farhad subió a su caballo y galopó velozmente hacia ella, pero en su carrera cayó a un profundo precipicio. Y de sus heridas brotó con forma de flor la sangre roja, convertida para siempre en tulipán que es la flor del amor imperecedero.
Cada flor representa un símbolo humano y acaso la más rica de todos en significados ha sido la rosa. La humana rosa del mundo. La flor arquetípica, sobre la que el Nobel español Juan Ramón Jiménez escribió este verso: “No la toques ya más, que así es la rosa”.
Por una rosa murió uno de los mayores poetas del siglo pasado, Rainer María Rilke (1875-1926). De origen checo, poeta y novelista, es considerado uno de los autores más importantes en alemán y una figura sobresaliente de la literatura universal. Sus obras más conocidas son las Elegías de Duino y los Sonetos a Orfeo. En prosa se destacan las Cartas a un joven poeta y Los cuadernos de Malte Laurids Brigge.
En el último año de su vida Rilke había enfermado de leucemia y un día de diciembre salió a cortar rosas, para regalárselas a su amiga. la modelo egipcia Nimet Eloi Bey, cuando se pinchó con una espina de la planta.
Esa herida resultaría mortal. Su brazo se hinchó y Rilque además padecía de leucemia, de modo que la infección derivó en una septicemia que acabó en poco tiempo con su vida.
Si, las flores también fueron trágicas para otros grandes escritores. Uno de estos fue Marcel Proust (1871-1922) que, debido a su asma infantil nunca curado, padeció luego durante toda su vida alergia al polen, a las flores y a la vida natural.
Vivió encerrado en su habitación y recostado en cama escribió su inmortal novela En busca del tiempo perdido. En ocasiones alguna persona desapercibida entraba a su pieza con flores y Proust convulsionaba. Sus viajes obligatorios a consultas médicas en hospitales se realizaban rodeándolo de todas las prevenciones posibles.
NOMBRES DE MUJER Y VARÓN
No existe objeto creado que no haya estado tan cerca de la humanidad como las flores, siempre silenciosas y bellas. El hecho es que no hay sobre la tierra ninguna especie animal, ningún tipo de árbol o de ejemplar vegetal, ningún mineral o cosa creada que se haya relacionado tanto –como las flores- con los nombres que portan mujeres y varones.
La lista femenina de nombres “florales” puede integrarse con Amapola; Amaranta (nombre usado por Gabriel García Márquez, aplicado a una de sus personajes de Cien años de soledad); Anahí (flor de origen guaraní), Azahara; Azucena; Begonia; Cintia (cactjus pequeño con una gran flor amarilla); Flor; Flora; Florentina; Hortensia; Jazmín o Yasmín; Laura; Margarita, uno de los nombres más clásicos; Melisa (que viene del nombre de una planta de efectos relajantes); Rosa / Rosalía / Rosaura / Rosalba, (de la flor rosa, con más de cien especies en todo el mundo); Susana (de origen árabe, similar a la flor de lirio y a la azucena); Verónica y Violeta, entre otros
Pero también hay nombres de flores que son utilizados para bautizar a los varones. En esa lista, mucho menos numerosa que en el caso de las mujeres pueden mencionarse los de Florencio; Jacinto ; Basilio; Crisanto y Narciso, entre otros.
No existe objeto creado que no haya estado tan cerca de la humanidad como las flores
El sueco Carlos Linneo (1707-1778), científico, naturalista, botánico y zoólogo fue el que le puso nombre a todas las flores. Así como suena, el clasificó a los seres de la naturaleza. En su biografía se dice: “El desarrolló un sistema de nomenclatura binomial (1735) que se convertiría en clásico, basado en la utilización de un primer término, con su letra inicial escrita en mayúscula, indicativa del género y una segunda parte, correspondiente al nombre específico de la especie descrita, escrita en letra minúscula. Por otro lado, agrupó los géneros en familias, las familias en clases, las clases en tipos (fila) y los tipos en reinos. Se le considera como uno de los padres de la ecología”.
Poco se habla de este hombre, uno de los científicos más completos de la historia. El filósofo francés Juan Jacobo Rousseau mandó decirle: “Con la excepción de Shakespeare y Spinoza, no conozco a nadie, entre los que ya no viven, que me haya influido más intensamente”. Entre otros cumplidos que se le dijeron, fue llamado “Príncipe de botánicos” y “El segundo Adán”. No le faltaron flores metafóricas al sabio que les dio un nombre.
Campos de tulipanes en Zuidschermer, Holanda Septentrional, Países Bajos / Franzconde, Wikipedia
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