La polio, otra enfermedad con muy bajos niveles de vacunación en el país

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Una cuarta parte de los niños de nuestro país no son vacunados contra la poliomielitis, en una situación que genera un riesgo potencial de su reintroducción en la Argentina y que puede tener consecuencias graves para la salud de la población infantil, según alertaron en las últimas horas especialistas a poco de celebrarse el día mundial para su prevención.

Como se sabe, la poliomielitis, o polio, es una enfermedad viral que se caracteriza por ser potencialmente mortal o altamente discapacitante. Su virus, que puede transmitirse a partir de la eliminación por materia fecal e ingresa por vía digestiva, afecta al sistema nervioso central, específicamente a la médula espinal, generando en ocasiones una parálisis severa.

El problema de los deficitarios niveles de vacunación aparece como generalizado a varias enfermedades ya que la baja en los niveles de vacunación concierne a muchas de ellas, no sólo a la polio. Es una realidad, preocupante por cierto, que el porcentaje de niños vacunados contra diferentes enfermedades descendió en forma ostensible en la Argentina.

Es el caso de la cobertura contra la tuberculosis, la polio, la difteria, el tétano, el sarampión, la rubéola y la hepatitis, entre otras, de acuerdo con los datos oficiales de la secretaría de Salud de la Nación.

En el caso de la vacuna quíntuple, que protege contra la difteria, el tétano, la tos convulsa, la hepatitis B y hib y que se debería dar a los seis meses, la cobertura en la tercera dosis bajó en forma ostensible, según los últimos datos disponibles.

Informes médicos en el país advierten que la caída en los niveles de vacunación es preocupante, dado que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es tener a más del 95 por ciento de la población de una comunidad cubierta.

En cambio, los niveles promedio de la Argentina en muchos casos están apenas por encima del 80 por ciento, pero hay provincias en las que algunas vacunas sólo llegan al 50 por ciento de cobertura, como es el caso de la vacuna para la tuberculosis (BCG) que en algunas provincias tienes tiene una muy baja cobertura.

En el caso de la polio, especialistas en infectología reseñaron que en nuestro país se produjo un importante brote de ese mal en los años 1956 y 1957, en el que se registraron alrededor de 6.500 casos, con unos 700 muertos: luego hubo otros dos brotes menores en 1971 y 1983. “Gracias a la vacunación contra la poliomielitis, que se inició precisamente sobre el final de la epidemia de 1957, no se registraron casos en Argentina desde 1984”, señaló uno de los especialistas.

Se consignó que el año pasado el ministerio de Salud nacional lanzó una campaña para fortalecer la vacunación contra el sarampión, la rubéola, paperas, y poliomielitis para niñas y niños de uno a cuatro años.

Pese a ello, el cuadro es preocupante y exhibe un deterioro incompatible con las conquistas que supone cualquier plan de vacunación. Más allá de aspectos que pueden generar diversas interpretaciones, lo cierto es que se está frente a una realidad sanitaria sumamente preocupante, en cuanto a la evolución negativa de los planes de vacunación en los últimos años.

Es preciso que las autoridades y la sociedad toda tomen conciencia, en forma perentoria, de la necesidad de cumplir a raja tabla con los programas de vacunación y, junto a ello, intensifiquen las campañas de esclarecimiento en la población, para inducirla a cumplir en forma puntual con los programas de inmunización que son imprescindibles, en especial para la infancia.

 

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