En defensa propia: el último recurso ante la falta de seguridad

La realidad de inseguridad que existe La Plata es tan notoria, que no se puede enmascarar con frases de circunstancia. Esas que solo sirven para salir del paso, sin reconocer lo que a diario viven los vecinos y comerciantes de la Ciudad, muchos de los cuales, ante la ausencia total de la Policía en las calles, han tenido que arriesgar sus vidas para hacerle frente al delito.

En las últimas horas, hubo dos ejemplos concretos de esa grave situación, cuando ciudadanos de a pie resistieron a golpes un ataque armado. Un caso ocurrió en un polirrubros de Ringuelet y el otro en un almacén de San Carlos.

Se trata de momentos verdaderamente límite, el último recurso para evitar perder lo que tanto esfuerzo y sacrificio costó tener, pero sin medir consecuencias, ya que esas reacciones pueden costar muy caro.

Antecedentes hay de sobra, con gente asesinada, baleada o apuñalada, y por eso, en este preocupante contexto, no son pocos los que dicen percibir otra tragedia en ciernes.

Miedo, intranquilidad, bronca, indignación y hastío, son las sensaciones que se expresan y predominan en cada rincón del partido, pero no son las únicas.

“No hay patrullajes”, “el barrio es una boca de lobo” o “zona liberada”, describen los platenses ante EL DIA en cada llamado, en cada nota. Sienten que la falta de prevención genera espacios, que son siempre ganados por los delincuentes.

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En la mayoría de los casos, salen victoriosos. En otros no, porque se llevan algún recuerdo a la casa o al calabozo.

Como se dijo, pasó ayer en un polirrubros de 7 y 511, en Ringuelet, donde un ladrón ingresó a robar.

Se informó que el sujeto sacó una pistola para alzarse con la plata de la recaudación, pero antes de que pudiera acelerar su moto para escapar, recibió varias trompadas de parte del dueño del local, que intentó sin éxito detenerlo.

Una cámara de la cuadra captó el instante en que el ladrón llegó al negocio y no se sacó el casco para entrar. Después, a la salida, el mismo equipo tomó la secuencia en que se sube a su rodado y recibe la golpiza previo a la fuga. Fue un día de furia en la Ciudad, como la película que protagonizó el actor norteamericano, Michael Douglas, en 1993.

“Es la séptima vez que le roban este año a ese pobre hombre. Está podrido. La inseguridad en el barrio es terrible, indignante. No sabemos más qué hacer. Hicimos reuniones con autoridades de la Policía, de la Justicia, pero no se hace nada. Lo único que se hace es labrar un acta”, manifestaron desde el barrio.

En San Carlos, por su parte, se vivió algo parecido en un almacén de las calles 40 y 135, donde la dueña, Antonella, estaba junto a su bebé de un año y el marido, de nombre Julián.

Según contó, ella vio por una cámara del comercio el instante exacto en que un ladrón, que ya había estado en el local mirando todo para conocer la escena, cargaba un arma para iniciar el ataque.

Muchos toman la alarmante falta de patrullajes como preludio de una tragedia segura

Fue de una bestial patada que abrió la puerta, que se acciona con un timbre, para quedar cara a cara con la mujer y la criatura, a quienes le apuntó a la cabeza.

Sin esperarlo, detrás suyo ingresó el suegro de la víctima y, por el fondo del almacén apareció el marido, quienes literalmente lo sacaron a trompadas a la calle.

Allí, ya con el apoyo de varios vecinos, le dieron una brutal paliza, mientras aguardaban la llegada de la Policía, que se lo llevó preso.

El delincuente suplicó clemencia, lloró, pero el linchamiento nunca paró. Tanto, que quedó con el rostro desfigurado.

Antonella, al contar la pesadilla que vivió, aseguró que “la zona es una boca de lobo. A las siete de la tarde no anda nadie por miedo. Acá están robando todo el tiempo”.

“Justo enfrente tenemos un monte, que es como una vía de escape. Se meten ahí y chau. No los encontrás más”, agregó.

Ahora, claro está, tienen miedo, ante la desconfianza que les genera la Justicia. No saben si el asaltante entró y salió y puede volver en busca de venganza.

“No hay patrullajes. Por eso estamos solos e indefensos”, cerró Julián.

Furia contra un delincuente, al que lincharon en San Carlos / Web