Brutal entradera a un productor portugués

Magdalena se convirtió en las últimas horas en el epicentro de una feroz entradera que, además de las pérdidas materiales, dejó al matrimonio dueño de la finca en un profundo estado de shock producto de las agresiones perpetradas por los ladrones.

Según fuentes oficiales, además del robo de pertenencias y destrozos en el inmueble, el dueño de casa fue sometido a una feroz golpiza. Luego, los delincuentes huyeron con un monto cercano a los 30 mil pesos, una camioneta y varios objetos de valor.

Pero antes de apoderarse de este botín, los asaltantes ejecutaron un despiadado ataque contra el propietario del inmueble, un hombre de 62 años de nacionalidad portuguesa. Pese a que él se llevó la peor parte, su esposa no la sacó barata.

Además de ser sometida a toda una serie de torturas psicológicas, la mujer fue atada de pies y manos con una ferocidad, que terminó sufriendo varias laceraciones en sus extremidades.

Según pudo averiguar este diario, el hecho tuvo lugar alrededor de las 21, cuando la víctima y su pareja de 64 años se encontraban llegando a su casa ubicada en Ruta 36, kilómetro 78, en la localidad de Bartolomé Bavio, partido de Magdalena, después de una extenuante jornada laboral.

Tanto el cansancio acumulado durante todo el día como la oscuridad se confabularon para que el hombre no alcanzara a advertir el vendaval de violencia que los aguardaba en la puerta de su hogar.

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Lo concreto es que, tras descender de su rodado marca Volkswagen modelo Amarok doble cabina de color blanca, se dirigió a la puerta de su casa.

Justo cuando estaba por poner la llave tanto él como la mujer fueron abordados por tres impiadosos delincuentes, que se encontraban agazapados en el antejardín.

Ni tiempo le dieron para que al menos pudiera enfrentarlos. Retornar a su auto para escapar o ingresar a su casa hubiesen sido algunos de los caminos que podría haber tomado este matrimonio de no haber sido por la brutal trompada que le dieron apenas lo abordaron.

Según contó a la Policía, tras la agresión, inclusive tuvo el impulso de gritar para pedir ayuda pero, pese a estar aturdido, casi de forma instantánea le vino a la mente que el vecino más cercano se encuentra a cinco kilómetros.

Observando que la víctima no abandonaba sus intenciones de “zafar”, los delincuentes elevaron el nivel de violencia para mantener a raya a su víctima y le aplicaron un culatazo.

Tras forzarlo a abrir la puerta de su domicilio, uno de los individuos comenzó a interrogar al propietario, mientras el restante registraba la casa.

Para obtener la ubicación de los ahorros de la víctima, los ladrones desplegaron todo un arsenal de torturas contra el hombre al que agredieron en varias oportunidades con el objetivo de “ablandarlo”.

Finalmente lograron su cometido y el dueño de casa entregó las llaves de su camioneta y descubrió para ellos el lugar en el que guardaba su dinero. Solo así pudo ponerle fin a la feroz golpiza.