Se fueron a vivir al campo y luchan por salvar la pulpería de 106 años
Edición Impresa | 11 de Noviembre de 2023 | 03:59

A 72 kilómetros de La Plata, Sabina De Arrascada y Martín Sives, un joven matrimonio con tres hijas, intenta mantener en pie una centenaria pulpería de Vergara, paraje que se encuentra en Magdalena. En los alrededores campestres viven apenas 15 personas, pero intentan rescatar el histórico espacio a través del turismo rural.
Desde La Plata se puede ir al paraje por la ruta 36. Al llegar a la zona de Vieytes hay que tomar la ruta 20 en dirección a Chascomús y transitar un buen rato hasta tomar el camino rural que lleva directo al punto. Un viaje similar se puede encarar por la ruta 2 y salir de esa autovía en el cruce con la 20 antes de tocar Chascomús.
El proyecto de Sabrina y Martín nació a principios de 2021 cuando decidieron alquilar el viejo almacén, la vivienda contigua y mudarse a Vergara. “El primer año nos fue muy bien, muchos venían por la novedad de ver la reapertura de este antiguo almacén”, resume Sabina.
En los alrededores de Vergara viven solo 15 personas. Las familias jóvenes emigran
Pero la idea de convertir el lugar en una especie de comercio de ramos generales pronto se fue desdibujando por la poca población cercana y porque las jóvenes familias que se mudan a esa zona cuando los hijos están en edad de comenzar la secundaria, emigran a pueblos con mejores oportunidades y servicios. “Al almacén no viene nadie. Sólo algunos pasan de vez en cuando a tomar una copa o los fines de semana hay gente que hace reservas para venir a comer”, explica la mujer.
Allí, se hacen asados con la particularidad de que no se sirven porciones sino en bandejas colmadas; empanadas; milanesas con papas fritas y sánguches. Lo que más valoran los comensales es el entorno rural, la tranquilidad del campo, apenas interrumpido por el canto de los pájaros, algún ladrido o el que produce el viento en la arboleda que circunda la vieja estación.
“En 1914 José Vergara cedió las tierras para que se construyera la estación y la escuela y en 1916 levantó el almacén para abastecer a los trabajadores ferroviarios”, indica Sabina.
En el viejo Almacén de Ramos Generales, que también funcionó como pensión, aún se ven los restos de una cancha de pelota paleta.
La estación, que se encuentra a 50 metros del almacén, es tipo casilla de madera y perteneció en sus orígenes a la compañía inglesa Ferrocarril del Sud (FCS). Hasta 1931 esa parada fue punta de riel del ramal que partía desde La Plata y que tenía intenciones de conectar con Lezama, lo que se logró en 1931. En 1948 quedó bajo la órbita del Ferrocarril Roca, con la nacionalización del sistema ferroviario argentino. En 1979 se clausuraron los servicios de cargas y de pasajeros y en 1994 se levantaron las vías.
Una familia llevó sus sueños a vergara, un paraje con historia / G. Calvelo
“Esta es una zona lechera, entonces el tren venía a la mañana y cargaba los tarros con leche que se acopiaban en este almacén para llevarlos a La Plata. Al otro día los traía vacíos”, afirma la mujer.
Las únicas excepciones se producían los miércoles y domingos cuando el tren realizaba dos servicios, uno por la mañana y otro por la tarde.
Cien años después, el trabajo rural sigue estando vinculado a la ganadería, pero la población se redujo drásticamente, algo que le quita chances a quienes quieren intentar proyectos como el de reflotar el viejo almacén Vergara.
En el almacén de ramos generales también se venden antigüedades y herramientas
“Arrancamos pagando $25 mil y cada seis meses nos incrementaban algo, pero ahora pagamos $82 mil y nos anticiparon que el año que viene se va a $120 mil”, asegura Sabina quien apuesta a revertir el panorama para que su familia siga viviendo allí.
Para la familia sería muy duro mudarse de ese lugar porque allí cuentan con una quinta y una pequeña granja en la que hay gallinas, conejos, cabras y un chivo manso que es muy amigable con los forasteros.
Además, dos de sus tres hijas de 5 y 7 años van a la pintoresca Escuela Primaria Rural N° 26 a la que solo concurren 5 alumnos. La directora también es la maestra de grado y hay otros dos docentes, uno de plástica y otro de educación física.
Además del viejo almacén, están los caminos de tierra bordeados por una variada y cerrada arboleda. Quien se anime a saltar el alambrado también descubrirá los restos de la estación o se sorprenderá con los tres puentes que cruzan el río Samborombón.
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