Largas esperas y colectivos llenos: viajar por la Ciudad en micro, una odisea

Tomarse un colectivo a la madrugada desde hace años que en la Ciudad es una tarea que lleva tiempo. La frecuencia casi nula durante la franja nocturna generó que muchos de los usuarios desistieran de la idea de movilizarse en micro por las noches y ya a partir de las 23 horas ni siquiera intentan tomar uno.

Tal como se pudo constatar a partir de testimonios de vecinos de distintos puntos de la Región la problemática no distingue líneas ni zonas, todos son afectados por igual por este flagelo que los lleva a planear la vuelta a casa con suma rigurosidad.

“El Este es terrible”, sostuvo sin vueltas Adriana vecina de Villa Elvira que en diálogo con este diario detalló que “los tres ramales que van por avenida 13 cortan cerca de las 22 horas, después solo quedan los que van por 7. Yo vivo en 610 y 14, las noches que se me hace tarde tengo que bajar en 7 y caminar sola todas esas cuadras hasta casa, con las cosas que pasan a esa hora es un peligro”.

La baja de frecuencia en el servicio nocturno es algo que ya se asume casi con resignación. “A la noche olvídate, perdiste uno y tenés que esperar mínimo media hora hasta que pase otro y estoy hablando de lo que ocurre cerca de las 22 ya después de las 0 hora es peor”, expresó al respecto Susana. Pero además de esto, la usuaria también destacó que el problema se extiende hacia otros horarios: “El sábado a las 14 estuve más de media hora esperando el 307 en la esquina de 15 y 51. Pasó uno solo y estaba tan lleno que ni paró, al rato vino uno y casi que no frena porque venía igual de lleno, subimos igual y así todos amontonados viajamos hasta Los Hornos”.

Esperas interminables y falta de conexiones

Las largas esperas que muchas veces pasan la media hora hace que los usuarios desistan y ni siquiera intenten viajar en colectivo. “Odio esperar, pierdo mucho tiempo. Muchas veces si son tramos cortos prefiero caminar porque si a la espera le sumas el tránsito de las horas pico llego más rápido por mis propios medios”, aseguró Martín, quien remarcó que si bien en el centro se cuenta con la ventaja de que pasen varias líneas, la caos del tránsito hace que sea algo realmente “tedioso”.

Pero además de esto, otros vecinos hicieron hincapié en la falta de conexiones que hacen que para ir a lugares puntuales tengan que caminar varias cuadras antes o después de tomarse el colectivo. “Muchas veces tenés que hacer la mitad del trayecto caminando o tomarte dos micros, y con lo que cuesta el boleto hoy en día generalmente me inclino por la primera opción” manifestó Antonela estudiante de la Facultad de Humanidades quien remarcó que “por ejemplo para ir a cursar me tengo que tomar dos micros y tardo una eternidad esperándolos”.

De este modo un servicio que debería ayudar a los vecinos a transitar su día a día, se vuelve muchas veces un verdadero dolor de cabeza. Las opciones son pocas, se adecúan a los tiempos de las empresas o caminan y ante este panorama no tienen más remedio que esbozar algún insulto al aire, sentarse en un banco y esperar con paciencia al colectivo que los lleve de vuelta a casa.

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