Berisso: qué se sabe de la horrenda muerte en un criadero de chanchos

Horror. Conmoción. Dolor. En un criadero de chanchos de Berisso, situado en el kilómetro 14 de la ruta 11, se registró un episodio trágico. De esas muertes que provocan espanto. Fue tras la caída de un empleado en una batea con agua hirviendo.

Las causas del accidente por ahora son motivo de investigación. Está todo por determinarse.

El hecho, de acuerdo al reporte oficial, ocurrió el martes pasado, pero tuvo el peor desenlace en la jornada de ayer, cuando desde el hospital San Martín avisaron del deceso del operario, que tenía 52 años.

Se indicó que, producto del contacto de la víctima con el líquido caliente, sufrió quemaduras en el noventa por ciento de la superficie corporal.

En ese estado, pese al desesperado traslado al centro asistencial, su posibilidad de sobrevida era nula.

Ahora, con las actuaciones del caso, que se caratularon como “averiguación de causales de muerte”, la UFI 6 de La Plata, a cargo del fiscal Juan Menucci, intentará determinar si hubo responsabilidades penales por el evento.

El resto de las acciones a las que pudiera dar lugar el caso, correrán por otra vía.

Las fuentes consultadas expresaron que la investigación procurará determinar -o descartar- si hubo participación de terceros en el incidente.

De ser así, podrían ser pasibles de una imputación. Caso contrario, si se trató de un suceso fortuito (un resbalón o una caída) o una acción directa del damnificado, de su propia incumbencia, la causa indefectiblemente marchará al archivo. Insistimos, al margen de otros posibles reclamos laborales o civiles.

Como se sabe, la ciencia tiene determinado las cinco peores formas de morir. Y la que se registró en el criadero de chanchos, es una de ellas.

La primera es una muerte por hambre. Después una muerte en un ascensor que cae; una muerte por quemaduras; una muerte al meter la cabeza en un acelerador de partículas y una muerte por privación de sueño.

TÉCNICAS DE LA INDUSTRIA

Como se sabe, en la industria porcina, una vez que se mata al animal, se lo pasa por una batea con agua hirviendo para facilitar la extracción de su pelo y piel.

En esos preparativos o, en esa actividad, se presume estaba el hombre en el predio de ruta 11 cuando se produjo su caída en la pileta.

El traslado al hospital San Martín fue realizado por un familiar en un contexto dramático.

Es que no había tiempo de esperar el arribo de una ambulancia. Era una emergencia y se debía actuar en la inmediatez.

Lamentablemente, todos los esfuerzos de esa persona, como del personal médico, no sirvió para salvarlo.

De ahí la sensación de angustia y desazón ante el final que tuvo esta terrible historia.