“El exorcista”: medio siglo de la revolución del terror

Hace 50 años se estrenaba la película que cambió para siempre el género y que provocó pánico y escándalo en iguales medidas

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Para varias generaciones, fue su primer encuentro con el miedo en la pantalla: “El exorcista” no se vio en televisión durante mucho tiempo, y todavía hoy, en tiempos de absoluta desensibilización respecto a las imágenes de violencia y terror, sigue causando escozor. Pero no tanto como aquel día, el día siguiente de la Navidad de 1973, cuando los cines se llenaron de gente que sufría ataques de pánico, otros abandonaban las salas aterrados y unos cuantos más vomitaban y se desmayaban por el estreno de la legendaria película de William Friedkin, que revolucionó el cine de terror.

Hoy cumple 50 años la historia de Reagan MacNeil (Linda Blair), una niña de 12 años que vivió un violento exorcismo comandado por el padre Damien Karras (Jason Miller). Una película que emergía de una época de transición cultural y social cuyo impacto en el cine se veía reflejado con la simpatía del público a personajes e historias más oscuras.

El final de la guerra de Vietnam, el movimiento hippie y su lado B, la proliferación de las drogas o el escándalo del Watergate marcaron la década de 1970 en Estados Unidos, una época en la que también surgieron obras como “Serpico” (Sidney Lumet), “El Padrino” (Francis Ford Cooppola), “Taxi Driver” (Martin Scorsese) y “Star Wars” (George Lucas): una generación de cineastas jóvenes que cambiaría para siempre a la industria.

Friedkin era parte de esa camada: formó parte de la oleada del Nuevo Hollywood de los años 70 y su experiencia como director de documentales de televisión le dio una visión vanguardista plasmada en su quehacer artistíco. Ya había dirigido “Contacto en Francia”, ganadora de 5 Oscar, cuando le llegó el proyecto de “El exorcista”.

Friedkin aseguraba que había tenido contacto directo con jerarquías de la Iglesia Católica para que le asesoraran en la veracidad de las escenas, pero tiempo después aseguraría que no fue hasta que llevó a cabo el documental “The Devil and Father Amorth” (2017) que presenció un verdadero exorcismo.

Sea como sea, las icónicas escenas del giro de 360 grados de la cabeza de Reagan, la masturbación con el crucifijo, el vómito verde o las contorsiones de la niña bajando las escaleras han quedado plasmadas en el imaginario colectivo y mantienen vivo su legado de terror.

“El exorcista” transgredió en la manera de tratar aspectos como el terror, la religión y la infancia, y lo hizo en un contexto tan cotidiano y ordinario como el de las dificultades que una madre soltera (Ellen Burstyn) tenía para criar a su hija.

Las explícitas escenas de la posesión a la pequeña niña inocente que se transfiguraba profanando símbolos católicos y usaba un lenguaje soez escandalizaron a algunos miembros de la Iglesia, quienes la calificaron de blasfema, mientras la Academia de Hollywood nominó la película a diez Premios Oscar, de los cuales se llevó dos.

Además, los acontecimientos supuestamente paranormales que sucedieron durante el rodaje de la cinta, como un incendio de la decoración de la casa de Reagan y la muerte de miembros del equipo o allegados a los protagonistas, han alimentando la leyenda del filme hasta estos días.

 

El exorcista

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