El “9” de Qatar

Es cierto que la saga “El 9 de Qatar” podría ser un cuento de Fontanarrosa. Pero es real. Y acaso explica parte de la discusión sobre Boca. Sobre las elecciones que, finalmente, no se concretarán este domingo y, posiblemente, tampoco ya en 2023, si se mantiene la decisión judicial de suspenderlas por irregularidades en el padrón de socios habilitados para votar.

Primero fue Juan Román Riquelme, actual vicepresidente de Boca, quien reveló un pedido de hace dos años de Mauricio Macri para que el club incorporara a Almoez Ali, goleador de 27 años nacido en Sudán y criado en Qatar, acaso uno de los mejores jugadores asiáticos en aquel momento, aunque ya había tenido pasos inexpresivos por clubes muy modestos de Europa (Austria, Bélgica y España).

Macri le dijo a Román que entendía que Almoez tal vez no era un 9 para Boca, pero que igualmente era bueno sumarlo para retener a Qatar Airways como patrocinador en la camiseta del club.

Andrés Ibarra, el candidato opositor junto con Macri para estas nuevas elecciones, calificó al día siguiente de “mentira total” el relato de Riquelme sobre Almoez. Pero el propio Macri confirmó la gestión 24 horas después y dio inclusive más detalles el viernes último en Fox.

Macri recordó también que ya en 2003, cuando él era presidente de Boca, el entonces DT Carlos Bianchi cometió un error, según él, porque no incluyó en el plantel al delantero japonés Nahoiro Takahara para la final Intercontinental contra Real Madrid, que se jugaba justamente en Japón. Takahara fue un precedente del 9 de Qatar. Boca sí lo incorporó en aquel momento porque Macri entonces era presidente.

Según distintas referencias, el Almoez de 2019 (no es el de ahora, que bajó su nivel) habría sido un fichaje algo mejor que el de Takahara en 2003.

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Pero Riquelme le dijo que no a Macri. Y allí se exponen, de algún modo, las dos visiones en pugna sobre cómo conducir a un club de fútbol en 2023.

Porque Macri no solo habría fichado a Almoez. También tiene como bandera de su postulación el proyecto de construir una nueva Bombonera y usar el viejo estadio para partidos menores.

Riquelme dice que su propio proyecto de Bombonera sí pretende ampliación, pero de ninguna manera la mudanza del estadio, porque sería quitarle “el alma” a Boca.

El ex crack afirma entonces que, si Macri volviera, Boca terminaría convertido en una Sociedad Anónima. Aunque pueda sonar exagerado y falto de pruebas (al menos para el caso de Boca), es cierto que el modelo de Clubes SA entusiasma a Macri y también a su delfín, el presidente electo Javier Milei.

Macri otra vez en Boca sería una punta de lanza ideal para eso, porque el ex presidente también apunta contra la AFA de Chiqui Tapia.

No pretendo aquí debatir sobre cuál modelo puede ser mejor que otro para nuestro fútbol, si el de Clubes SA o el histórico de clubes en manos de sus socios.

Pero sí apuntar que suena preocupante el abuso del poder político que hemos visto en estos días. Fallos a medida por parte del Poder Judicial.

Opiniones que pueden sonar de presión por parte del propio presidente electo. Y un Macri que tiene pantalla generosa para hablar casi sin réplica alguna.

Suena extraño para un futuro gobierno que se presenta como “democrático, institucional y republicano”, palabras que suenan huecas cuando los hechos dicen luego lo contrario.

Las elecciones en Boca quedaron en suspenso, con dos modelos de club muy disímiles