Manuela Martelli: "Fui parte de una generación muy silenciosa"

La actriz debuta como directora con "1976", estrenada el jueves, un relato de la dictadura chilena desde la intimidad de una mujer

Manuela Martelli se convirtió a principios de siglo en uno de los rostros más reconocibles de principios de siglo del cine chileno, gracias a películas como “B-Happy” o “Machuca”. Ahora, con “1976”, su primera película como directora que se estrenó el jueves, se coloca detrás de la cámara.

“Siempre me interesó la dirección. Creo que la actuación me interesó también por eso: en general me interesaba el cine, más que simplemente la actuación”, cuenta en diálogo con EL DIA la actriz y directora, que para su primer largometraje decidió contar una historia atravesada por lo personal: “Siempre quise entender la historia de mi abuela: la historia está inspirada en ella”.

“No la conocí, pero siempre me generó curiosidad, como pasa en las historias familiares que uno va escuchando, y va armando un rompecabezas desordenado”, cuenta Martelli. Su abuela, cuenta, era “una mujer que había cumplido con los mandatos de la época, pero después decidió entrar en la escuela de arte: ese quiebre me interesaba, me sentía heredera de ese arrebato de mi abuela, de haber cruzado esa línea, de haberse atrevido a traspasar esa forma más convencional de vivir”.

Pero había vivido sus últimos años sumida en la depresión, “por vislumbrar un mundo del que ya no era parte”, y también “por el contexto político”: Chile, en 1974, se sumió en una oscura dictadura. Su abuela moriría en 1976.

“Me interesaba”, dice la realizadora, “esa relación entre el mundo doméstico, íntimo, de una persona, y cómo el contexto político atraviesa esas paredes de la vida doméstica, de la intimidad”.

Pero “1976” no es, sin embargo, un proyecto biográfico. La historia de su abuela “fue el despegue de la idea”, para relatar a otra mujer, Carmen, una mujer de vida acomodada quien viaja a la playa para supervisar la remodelación de su casa. Su marido, sus hijos y sus nietos van y vienen en las vacaciones de invierno. Entonces, el sacerdote de su familia le pide que cuide a un joven que está alojando en secreto: el joven es un militante, y así  Carmen empieza a adentrarse en territorios inexplorados, lejos de la vida tranquila a la que está acostumbrada.

Martelli explica que a partir de la historia de su abuela, decidió comenzar a investigar, a dialogar con otras mujeres que vivieron esos años atravesadas por los conflictos políticos y los mandatos sociales de la época. “Y empezaron a aparecer todos estos relatos”, dice: historias que nunca habían sido contadas, historias al margen de la historia oficial. 

“Hay vacíos en la historia”, lanza Martelli. “Y fui parte de una generación muy silenciosa. Se habló de que éramos una generación apolítica. En el estallido social (que tuvo lugar en Chile entre 2019 y 2020) se me hizo evidente el miedo que tenía mi generación, al ver lo temeraria que era la generación nueva: ahí entendí todo lo que nosotros no nos habíamos atrevido a hacer. Creo que no teníamos desinterés, sino que habíamos heredado el horror de nuestros padres. Hacer esta película es entonces una acción política dentro de las capacidades de nuestra generación”.

Es una de tantas elecciones que la directora explica surgieron de forma inexorable: hacer una película para poder decir lo no dicho, era tan inevitable para ella como hacer una película con una protagonista mujer. “No fue un intento deliberado de hacer una película de género”, dice. “Partí de la idea de hacer una revisión histórica a partir de los ojos de un personaje anónimo en el interior de una casa, a través del espacio doméstico. No había una búsqueda discursiva: quería simplemente meterme en esas otras historias no contadas”.

Entre la historia de su abuela, las historias de otras mujeres, “y siendo yo mujer”, entonces, que la protagonista de un relato al margen de los relatos oficiales fuera mujer “fue orgánico”.

Lo que no implica que la cuestión de género no esté tematizada: “En el momento que una decide tener una protagonista mujer en los 70, la brecha de género toma cuerpo: vamos a hablar de una mujer que no ha podido desarrollarse como quería, que tiene que cumplir con una serie de parámetros para ser definida como mujer. Y de lo difícil que era romper con eso”. Por eso, “el personaje no encuentra espacio: podría haber sido tantas cosas pero no encuentra el espacio para desarrollarlas”.

“La película no nació por un interés de género, pero me fue llevando en un proceso de investigación con mujeres de esa época. Mujeres que no habían tenido un rol protagónico en la historia, personas que se habían vinculado con el mundo político pero desde los márgenes”, sigue Martelli.

“1976” va en busca, entonces, de “esa memoria viva, esos relatos que no aparecen ni en la prensa ni en los libros, una memoria que no figuraba, que no había sido un objeto histórico”.

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Manuela Martelli

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