El “Guernica”, el horror del bombardeo en un lienzo

La obra más emblemática de Picasso no es solo una pintura, sino una denuncia política y una declaración anti bélica

Edición Impresa

El 26 de abril de 1937 a las 16.20 comenzó uno de los bombardeos más impactantes de la historia contra la población civil. Durante más de tres horas aviones italianos y alemanes sobrevolaron la ciudad vasca de Guernica dejando a su paso un tendal de muertos, el 85% de los edificios destruidos e incendios que se prolongaron durante tres días hasta que pudieron ser extintos.

La atrocidad de este hecho fue retratada por Pablo Picasso, en el “Guernica” su emblemática pintura que más allá de una obra de arte fue una proclama política.

Tan solo unos días después del ataque, el 1 de mayo el artista malagueño comenzó a bocetar lo que se transformaría en una de las obras más relevante del siglo XX. Para el 4 de junio la pintura de 3,49 metros de altura por 7,77 metros de ancho ya estaba terminada y en julio fue expuesto por primera vez en el pabellón español de la Exposición Internacional de París.

Además de las extensas dimensiones, la particularidad de este cuadro radica en que Picasso supo plasmar la brutalidad del ataque sin la necesidad de pintar las bombas, misiles o aviones, solo se limitó a retratar el dolor de la población.

Una mujer que pierde a su hijo, otra que intenta escapar y una que se prende fuego, son las protagonistas elegidas por el artista para reflejar lo que fue el bombardeo. En sus gestos se puede percibir el sufrimiento de la sociedad civil. Aunque no se quedó solo en las personas, en la obra también hubo lugar para los animales: una paloma, un toro y un caballo bajo la luz de una lámpara completan la tétrica escena.

Si es que podía caber algún tipo de duda sobre su posicionamiento, Picasso respaldó lo expuesto en su pintura en dichos posteriores cuando aclaró que “con el Guernica, expreso con claridad mi odio hacia la casta militar que ha hecho naufragar España en un océano de dolor y de muerte”.

El retorno a su tierra

Luego de ser expuesto en Francia, el Guernica comenzó una gira por museos de las ciudades de Oslo, Copenhague, Estocolmo y Gotemburgo. Luego permaneció un tiempo en Inglaterra y en abril de 1939 fue trasladado al Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, lugar que se transformaría en su hogar durante décadas.

Fue el propio Picasso el que dispuso que su creación sea resguardada en Estados Unidos, pero con una condición: debía volver a tierras españolas cuando el régimen de Franco hubiera finalizado. Pero ya entrada la década del 70 el Guernica continuaba exhibido en el MoMA por lo que pintor envió una carta a las autoridades del museo para recuperarlo.

“Desde hace muchos años igualmente he hecho donación de este cuadro, los estudios y los dibujos a su museo. Paralelamente, ustedes han aceptado enviar el cuadro, los estudios y dibujos a los representantes cualificados del Gobierno español cuando se hayan restablecido las libertades públicas en España. Ustedes saben que siempre ha sido deseo mío ver que esta obra y sus anexos volvieran al pueblo español”, decía la misiva fechada el 14 de noviembre de 1970, tres años después Picasso moriría sin cumplir su voluntad de exponer su cuadro en su país natal.

Con el correr de los años, la repatriación del Guernica se volvería un tema de Estado en España. En octubre de 1977 , tras ser aprobada por el Senado, el Gobierno realizó una solicitud formal de devolución al MoMA. Pero desde el museo estadounidense dilataron la entrega todo lo que pudieron.

Ante esto desde España se pusieron firmes, el Guernica debía estar en su tierra antes de octubre de 1981, año en el que se celebraría el centenario del nacimiento del artista.

De esa manera una comitiva española, encabezada por el ministro de Cultura, Iñigo Cavero, y el director general de Bellas Artes, Javier Tusell, viajaron a Estados Unidos en búsqueda de una de las piezas cumbres del arte español.

Fue así que en septiembre de 1981 montaron un operativo dentro del museo, en el que los especialistas tardaron siete horas en descolgar, enrollar y meter al Guernica en una caja de madera. Luego, bajo una total discreción fue trasladado en un vuelo comercial a España, sin ningún tipo de seguro ya que ninguna compañía se atrevió a cubrirlo debido al alto valor económico y simbólico del lienzo.

Así, el 10 de septiembre a las 8.27 de la mañana aterrizó en Madrid una de las obras más importantes de la historia.

El 25 de octubre, a cien años del nacimiento de Picasso, fue exhibido por primera vez en el museo del Prado y en 1992 fue trasladado al Museo Reina Sofía, lugar en el que permanece hasta la actualidad.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE