El rey Juan Carlos usaba la “Caja B” para rejuvenecerse
Edición Impresa | 10 de Mayo de 2023 | 02:16

Es conocido que el emérito rey Juan Carlos de Borbón siempre ha sido muy coqueto. Toda su vida se ha preocupado por cuidarse y parecer más joven de lo que era (hoy tiene 85 años).
El libro “King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I” de José María Olmos y David Fernández, revela que el monarca español usó durante años su “caja B”, la gran fortuna que amasó y ocultó a la sociedad pública y a la Agencia Tributaria, para someterse a continuos tratamientos antiage.
El lugar elegido era la lujosa Clínica Planas de Barcelona. Fundada en 1971, durante años fue un punto de peregrinación de importantes clientes que podían permitirse pagar una rinoplastia, retocarse los glúteos o sacarse la papada. Juan Carlos I fue durante décadas uno de sus mejores pacientes.
El rey llegó a asistir hasta dos veces por mes a esta clínica para someterse a distintas intervenciones estéticas que iban desde la eliminación de manchas en la piel a inyecciones de bótox y ácido hialurónico, pasando por liftings y drenajes linfáticos mediante presoterapia para estimular su sistema circulatorio y eliminar líquidos, grasas y toxinas.
Juan Carlos I también salía del centro médico Planas con indicaciones nutricionales: dietas ricas en aminoácidos, minerales y suplementos alimenticios, y se realizaba chequeos periódicos para comprobar el efecto que esas nuevas comidas habían tenido en su organismo. El rey no se sometía a grandes cambios físicos, sino a pequeñas variaciones que resultaban casi indetectables en sus apariciones públicas, pero que eran suficientes para mejorar su aspecto sin dar una imagen frívola ni abrir peligrosos debates sobre el origen de los fondos con los que pagaba esas intervenciones.
El soberano convirtió la Clínica Planas en su centro de referencia. Iba allí con tanta frecuencia que terminó convirtiendo a uno de sus especialistas, Manuel Sánchez, responsable del Departamento de Nutrición y Antiaging, en su médico personal. En 2017, Sánchez dejó el centro médico y montó su propia clínica, DeSánchez, aunque siguió siendo el médico de confianza del rey. Juan Carlos está tan ligado a Sánchez que el profesional ha viajado varias veces a Abu Dabi para seguir monitoreando su salud durante su permanencia en el emirato.
Como adelanta el libro ‘King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I’ (editorial Libros del K.O.), el médico Manuel Sánchez se ha convertido en una de las personas más próximas al monarca. Demasiado cercana. Tanto, que actualmente el Juzgado de Instrucción número 29 de Barcelona investiga una ampliación de capital de 1,3 millones de euros del nuevo centro médico que ha abierto Sánchez.
La justicia está intentando esclarecer si esta ampliación de capital, presuntamente ficticia, sirvió realmente para regular pagos procedentes de tratamientos disfrutados por clientes de “alto poder adquisitivo”. El médico del rey y su mujer están imputados en la causa. El dinero procedía de otro de los grandes amigos de Juan Carlos I y uno de sus testaferros, el exbanquero mexicano Allen Sanginés-Krause.
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