IA: los costos, una nube negra

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Alex Pigman

La explosión de la inteligencia artificial (IA) generativa ha tomado al mundo por asalto, pero hay una pregunta que rara vez se plantea: ¿Quién puede costearla?

OpenAI gastó alrededor de 540 millones de dólares el año pasado mientras desarrollaba ChatGPT y afirma que necesita 100.000 millones de dólares para cumplir sus ambiciones, según el medio especializado The Information. “Vamos a ser la empresa emergente más intensiva en capital (con mayor gasto de dinero) de la historia de Silicon Valley”, declaró recientemente Sam Altman, fundador de OpenAI, en una mesa redonda.

Y cuando se pregunta a Microsoft -que invirtió miles de millones de dólares en OpenAI- cuánto costará su aventura con la IA, la empresa responde asegurando que no pierde de vista su cuenta de resultados.

Construir algo siquiera parecido a lo que OpenAI, Microsoft o Google ofrecen requeriría una inversión desorbitante en chips de última generación y la contratación de investigadores galardonados.

Infraestructura

“La gente no se da cuenta de que para hacer una cantidad significativa de cosas de IA, como ChatGPT, se necesitan enormes cantidades de potencia de procesamiento. Y entrenar esos modelos puede costar decenas de millones de dólares”, dijo Jack Gold, analista independiente.

“¿Cuántas empresas pueden permitirse comprar 10.000 sistemas Nvidia H100 que cuestan decenas de miles de dólares cada uno?”, se preguntó Gold.

La respuesta es que prácticamente nadie, y en tecnología, si no se puede construir la infraestructura, se alquila, y eso es lo que las empresas ya hacen de forma masiva subcontratando a Microsoft, Google y AWS de Amazon.

Y con la llegada de la IA generativa, este sector de la informática en la nube y de los gigantes tecnológicos crece, al tiempo que deja a los mismos actores en una posición dominante, advierten los expertos.

Los costos impredecibles de la informática en la nube son “un problema muy subestimado para muchas empresas”, estimó Stefan Sigg, jefe de Producto en Software AG, que desarrolla software para empresas. Los compara con las facturas de la electricidad y afirma que las empresas que no lo sepan se llevarán “una gran sorpresa”.

Más si dejan que sus ingenieros acumulen gastos en la acelerada carrera por crear tecnología, incluida la Inteligencia Artificial, advierte.

 

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