La ola rosa de Barbie le pone color a las vacaciones en la Ciudad

Desde salir vestidas en la gama que caracteriza al personaje, hasta ambientar las vidrieras en un sector de los comercios

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La Barbie, una de las muñecas más populares de los últimos sesenta años, llegó humanizada a las pantallas del cine y, aunque pueda creerse que la marca está asociada a una estética y valores que hoy se deconstruyen, es innegable que generó una “ola rosa” en las colas de los cines y hasta en las vidrieras de la Ciudad.

El furor por la Barbie se refleja en los números, desde el 20 de julio hasta ayer fue vista en la Argentina por más de un millón de espectadores -ver página 19-.

Marcelo Harari, dueño junto a sus hermanos de Cinema La Plata, reconoce que la película tuvo una performance inicial “notable”, incluso antes de las vacaciones de invierno en las salas se recibieron muchos llamados para preguntar acerca de la película.

“Entre los espectadores también hay gente mayor y matrimonios que reciben muy bien el mensaje integrador. Apartado del símbolo de lo elitista que una vez tuvo, esta Barbie se saca los tacos y simboliza una persona con problemas reales como tenemos todos en la tierra”, resume el empresario.

Con relación a la marea rosa que se forma en las filas del cine, algo nunca visto, Harari lo toma como parte de esos altos y bajos que tiene la industria.

”Spiderman tuvo un diciembre histórico y esto del fenómeno Barbie es algo que se da a nivel universal y en todos los segmentos sociales. Fundamentalmente los primeros días se vio muchísimo, se masificó de una manera notable”, asegura, al tiempo que celebra que esa u otras expresiones reflejan que las ciudades son vividas y ámbito de integración social.

Pero la “invasión” rosa excede las salas de cine y también tiñó las vidrieras de jugueterías y de los comercios de ropa.

Natalia Raciti, al frente de la Cámara Comercial del Centro y responsable de una casa de ropa ubicada en calle 9 entre 49 y 50, asegura que cuando arrancó el tema de la película ya se notó una efervescencia particular entre las chicas. “Se impuso un dress code - código de vestimenta -, entre las que iban al cine y antes de la salida ya se armaban un look”, explica la comerciante.

Ese salir con algo rosa superó la barrera de la niñez y la adolescencia y no fueron pocas las madres, tías, madrinas o abuelas que también acompañaron con una prenda rosa o un accesorio con ese color.

La vida en rosa

”Yo decidí poner la vidriera rosa con un vestido largo y una chaqueta de lentejuelas, un jean con un sweater rosa y un vestido de satin del mismo color”, agrega la comerciante.

Como Natalia es diseñadora también aceptó el desafío de confeccionar una pollera pantalón color rosa chicle, ante el pedido de una adolescente que quiso ir a ver la película a tono con la nueva tendencia.

”Es muy lindo ver a las nenas y a las madres salir en modo rosa, además el comentario es que esta Barbie es feminista”, apunta. En ese comercio como en otros, tomaron el rosa como un desafío para interactuar con quienes pasean por los distintos centros comerciales.

 

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