Las ramblas como playa de estacionamiento

Estacionar en las ramblas, espacios públicos donde está explícitamente prohibido dejar los vehículos, se está haciendo una costumbre en la Ciudad.

El último domingo, con un clima más “amigable” que el de la semana anterior, la tarde de sol invitó a los vecinos a disfrutar de los espacios verdes. Entre otros, el Parque Saavedra se colmó de gente.

Llamó mucho la atención, en ese contexto, que muchas de las personas que pasaron en el parque de 12 y 64 la tarde del domingo fueron en auto hasta el lugar, y en vez de estacionarlo en forma regular, en cualquiera de las cuadras que lo bordean, lo dejaron, por largas horas, sobre las ramblas verdes de la calle 14 de 66 a 68.

El tránsito en La Plata suele ser caótico y con infracciones de todo tipo, pero en los últimos meses se disparó la tendencia a ocupar con vehículos los espacios públicos con prohibición histórica para estacionar.

Así, y en el contexto de estas vacaciones de invierno en que las familias aprovechan el receso escolar y de algunos empleos y salen a pasear, son numerosas las escenas de mal estacionamiento que se ven en la Ciudad.

Días atrás, este diario dio cuenta del abuso de algunos automovilistas que casi cortan la circulación vehicular en medio de la calzada de 54 entre 6 y 7, pues dejaron sus autos justo en el paso de una cuadra de alto tránsito de coches, micros y motos.

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Es ya un hábito, en los meses de actividad escolar, el estacionamiento indebido en las inmediaciones de los establecimientos educativos durante las horas de entrada y salida a clases. El movimiento de alumnos que genera el Colegio Estrada -58 entre 13 y 14- se acompaña desde hace un tiempo con una gran cantidad de vehículos que ocupan las dos cuadras de rambla de 13 de 57 a 59.

Tampoco cede ni en un ápice la costumbre de dejar los vecinos su auto sobre la vereda de su domicilio. Hasta un tiempo atrás esa modalidad de “estacionar” se limitaba a los horarios nocturnos, pues quienes no disponen de cocheras utilizan el espacio público de circulación de peatones para que los vehículos de su propiedad “duerman” más seguros cerca de la puerta de entrada de la vivienda.

Ese hábito ya se observa en cualquier barrio y también a plena hora del día, sin que sea controlado por los inspectores del tránsito.