VIDEO. Una cuestión de salud física y mental: por qué hay que moverse después de los cincuenta

La profesora Guillermina Negro explicó los beneficios que tienen los adultos mayores a la hora de realizar actividad física 

La actividad física es indispensable para el desarrollo diario de las personas a lo largo de sus vidas. Además, con el correr de los años, en los adultos el ejercicio es una de las principales recomendaciones a la hora de tener una aptitud física, pero también sirve como una gran ayuda para la salud mental.  

La ejercitación y reactivación de los diferentes músculos del cuerpo, como también la de librar y desconcentrar la mente, son unas -sino las más importantes- de las razones a la hora de realizar actividad física. En este caso, en el Club Circunvalación, se llevan a cabo prácticas muy especiales que son dirigidas a las personas mayores de cincuenta años. Allí hacen baile, gimnasia y pasan un grato momento junto a su profesora, Guillermina Negro.  

Los días lunes, miércoles y viernes brinda clases por la mañana, mientras que los martes y jueves dicta las clases en horas de la tarde. Tras el final de la pandemia, las clases se comenzaron a dar en el club ubicado en Villa Elvira -precisamente en calle 7 entre 77 y 78- y atraen a un enorme grupo semana tras semana. Con una trayectoria de casi veinte años conduciendo clases, Guillermina Negro explicó: "A partir de los cincuenta es cuando más necesario es empezar a moverse, porque es donde empieza la etapa jubilatoria. La vida te lleva a moverte menos, entonces es donde hay que hacer más hincapié en comenzar alguna disciplina o actividad física".

De esa forma, ante un ritmo de vida más sedentario por cerrar una etapa cargada de actividades, es el momento indicado en el cual la profesora recomienda la iniciación de una práctica. Además, señaló que la gimnasia es importante para la prevención de diferentes patologías que pueden aparecer en la adultez, como por ejemplo el hipertiroidismo, osteoporosis, artritis y artrosis, entre otras. 

"Aparecen tipos de personas que tuvieron mucho trabajo de oficina y lo primero que una encuentra es una mala postura, problemas en la columna o problemas de circulación porque ha estado mucho tiempo sentado", ejemplificó Guillermina. A su vez, también justificó: "Lo que nosotros hacemos es activar la circulación y hasta prevenir el tema de las várices, más allá de que las várices es un tema hereditario. Con el ejercicio, favorecemos la circulación sanguínea y, ante una patología instalada, detenemos el deterioro y el avance progresivo".

Las clases de gimnasia duran una hora y se realizan trabajos de pie y también en una silla para que todos puedan tolerar la actividad y no terminen con mucha fatiga. No se utilizan elementos de sobrecarga ni pesas, solo se trabaja con el peso del cuerpo y aquellos que las condiciones se lo permiten pueden hacerlo también sobre colchonetas. Allí, la profesora Guillermina explicó: "Yo no me dedico al adulto deportista o al que toda su vida ha hecho algún deporte, alguna actividad física y hoy puede exigirse más porque tiene una base de condición física muy importante. Yo trabajo con el adulto común, que ha sido docente, trabajador de oficina o que ha estado en fábrica y que casi no ha tenido tiempo para dedicarse a su cuerpo".

La exigencia en cada encuentro va desde lo más simple a lo más complejo. En ese momento, se examinan los potenciales de los diferentes alumnos y se tienen en cuenta las diferentes patologías que tienen, para trabajar en grupo y acompañándolos de manera individual. Es decir, a la hora de realizar los ejercicios, se tienen en cuenta las dificultades de cada uno y se los exime de diferentes actividades que se vean impedidos o signifiquen un gran esfuerzo. "Lo que yo siempre le digo al alumno cuando va a ingresar, 'acá todos hacemos de todo, dentro de las posibilidades y limitaciones que tiene cada uno'. La clase de gimnasia está programada y pensada para que todos, en su gran mayoría, puedan hacer todo. No me gusta el hecho de que si uno transmite un ejercicio quede gente sin poder hacerlo", agregó la profesora.

Además de las clases de gimnasia, Guillermina brinda clases de baile, que requieren otro tipo de entrenamiento. "Requieren un trabajo aeróbico constante, pero las coreografías planteadas son muy accesibles al adulto", destacó. Alumnos y alumnas de sesenta a ochenta años pueden realizarlas y disfrutarlas, ya que la consigna está basada en permanecer en movimiento y que se mantengan entretenidos con los distintos pases de baile. "No hay nada mejor para conquistarte al alumno que te diga que esté disfrutando de lo que está haciendo. El baile sabemos todos que es muy divertido y la música te genera una endorfina diferente a lo que te puede generar lo que es la clase típica de gimnasia", expresó la profesora. 

Así, reafirmó: "Lo que hay que generar en el alumno son esas ganas de venir. Que digan 'Vengo porque me gusta el grupo' o 'vengo porque me encanta la música', no importa si no es el paso, porque esto no es una escuela de baile. Esto es venimos a movernos y lo dibujamos de baile". A su vez, argumentó: "Es una manera de seguir haciendo actividad física a través del baile, porque esto no es una escuela de baile, es decir, es una expresión corporal. Cada uno va a moverse dentro de lo que ellos pueden".

"En mis años de trayectoria, me quedo con los hermosos grupos de amigos que se han formado y se siguen formando", destacó Guillermina. En ese sentido, la profesora ratificó que es una edad en la que los alumnos pierden a sus seres queridos y, para evitar la soledad y la depresión, sus clases sirven como un punto de encuentro en el que se pueden generar nuevas amistades. En ese marco, justificó: "Cuando el alumno está faltando, nos preguntamos por qué está faltando, Qué está sucediendo. Hacemos un seguimiento de la persona, pero no desde mí, a veces también los mismos alumnos. Ya faltó un día, faltó dos, qué está pasando. Listo, me encargo yo o se encarga a alguno que está más cercano". 

Además, mencionó que las fiestas que ella organiza tienen como fin la socialización, para que los alumnos se conozcan y sepan por lo que están pasando. "A veces en los espacios de gimnasia o de baile, no tenemos tiempo para charla. Entonces, las fiestas o las reuniones una vez al mes, son para compartir otra cosa que no sea la simple actividad física y eso es hermoso". 

Por último, Guillermina Negro explicó que lo más lindo que le brindan sus clases son "el disfrute cotidiano", y siguió: "Robarles una sonrisa, hacer un chiste y que el alumno también te devuelva una broma, venir con alegría, la energía que hay en el grupo, un poco generada por una y también por los alumnos". Y culminó: "En los años que llevo en esto he conocido gente maravillosa, gente que te llega al corazón y no se va más. Tengo dos alumnas que hace diecisiete años están conmigo, desde el año 2006, son como mi mamá y mi abuela. El alumno es familia y yo para ellos también". 

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